Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

domingo, 27 de septiembre de 2015

15 de agosto de 2015. EL CASTILLO DE LOARRE


Después de mi "espectacular" subida al Turó de l'Home me sentía totalmente capacitado para subir cualquier cosa... ¡jajajajajaja!
Va, dejémoslo en que me sentía con suficiente atrevimiento como para intentar subir algún puerto importante de esos que hay esparcidos por la geografía española, y que llevaba ya semanas mirando en la web de APM. 

Las ideas de cara a las vacaciones eran variadas y desafiantes en extremo. Y es que si piensas en hacer muchas cosas grandes, al final acabas haciendo algunas cosas pequeñas, que ya me estaba bien.

Así que después de la semana de pruebas anterior, y la para mí ya mítica subida al Turó de l'Home, me acabé de animar y cogí los bártulos y me fui a pasar tres días a Loarre, Huesca, con la idea de hacer una ruta por carretera que había descargado del Wikiloc, y que como punto fuerte tenía la ascensión al Pico del Águila.

Por lo que había estado viendo en internet tenía que ser una ruta guapísima, y durilla también (que el hecho de haber subido al Turó de l'Home no me ha convertido de la noche a la mañana en "Brunico Delgado", ni mucho menos...). Pero la verdad es que me sentía preparado para hacerla.

El jueves a última hora de la tarde llegaba al Camping Castillo de Loarre, situado a media subida desde Loarre hasta su castillo, y nada más alojarme cogí el coche (por si no llevaba ya bastantes kilómetros) y me fui a dar una vuelta por los alrededores, con la idea de visualizar una ruta alternativa que también me había bajado del "wikiwiki", y que a la postre acabaría por ser la ruta que pude hacer.

Y es que la subida al Pico del Águila es totalmente imposible en bici de carretera (bueno, imposible no, que hay gente muy burra) porque el asfalto está completamente destrozado.

Pero esto lo explicaré en la siguiente entrada, que el tema da para unos cuantos párrafos...

Así que descartada la ruta de la subida al Pico del Águila, me decanté por hacer la ruta alternativa, que tenía su encanto también.

Se trataba de bajar desde el camping hasta Loarre y seguir la carretera que lleva a Ayerbe. Salir de Ayerbe en dirección a Santa Eulalia de Gállego, y subir hasta lo que en los mapas se puede ver como Puerto de Sierra Mayor (aunque en la carretera no vi ningún cartel que lo atestiguara). Allí daría media vuelta y reharía el trayecto, para acabar la ruta subiendo hasta el Castillo de Loarre, en lo que sería un buen colofón debido a las duras rampas que ya había podido recorrer con el coche.

La ruta, y la zona en la que me estuve moviendo aquellos días.



Así que el sábado a mediodía, después de haber almorzado un buen bocadillo de tortilla con queso, y de ver que las nubes de la mañana habían casi desaparecido, me vestí para la ocasión y me subí a la "Espe" dispuesto a darlo todo y disfrutar en grande de la ruta.

Salida del camping ya en bajada, pasar de largo Loarre, salvar un par de repechillos, seguir bajando, calentando lo mejor posible las piernas, cruzar Ayerbe, llanear un poquillo, seguir bajando, llanear otro poco, bajar un poquito más... y después de 16 kilómetros y medio de bajada casi continua llego a un puente sobre el río Gállego que sería el punto de inflexión de la primera parte de la ruta.

El puente sobre el río Gállego

Y el río Gállego



Hasta aquí habían sido 16,5km de bajada, con 470m de descenso que a la vuelta serían de ascenso, claro está. Y sin contar el añadido de los dos últimos kilómetros de subida al castillo... pero eso sería un rato después, ya tendría tiempo de "disfrutar" de eso.

Tocaba ahora abordar la primera ascensión del día, hasta el Puerto de Sierra Mayor, que no sabía realmente dónde quedaba, pero que esperaba reconocer cuando viera el cartel indicativo.

Si hasta aquí la carretera había sido en su mayor parte de largas rectas, alguna de ellas realmente larga, iba a convertirse ahora, una vez pasado el pueblo de Santa Eulalia de Gállego, en la típica carretera de montaña, que por lo menos a mí, me encanta recorrer con la bici.

A punto de cruzar Santa Eulalia de Gállego



Sin tener unos porcentajes para nada espectaculares, la carretera de subida al supuesto puerto se hace bastante llevadera y te deja coger el ritmo más adecuado a tus posibilidades. Aún así, no quiero dejarme llevar por el entusiasmo y guardo fuerzas para el camino de vuelta, que sin duda iba a ser más duro.

Empezaba lo bueno

El entorno acompañaba el buen rollo que llevaba

La pendiente solía rondar ese porcentaje



De todas maneras en algún tramo la pendiente sí llega a las dos cifras, aunque es por pocos metros, y se salva bien.

Tras casi 14 kilómetros de ascensión continua desde que cruzara por el puente sobre el Río Gállego, y después de ver que la carretera parecía no subir más, y que el gps también parecía marcar ya el punto más alto de esa carretera, doy por concluida la ascensión y me paro a comer algo y echar unas fotos.

A un lado de la carretera...

... y al otro, desde lo que parecía ser el Puerto de Sierra Mayor.



Hombre, tampoco ha estado mal la subidita, con sus 14km y 500m de ascenso, que he tardado 1h 10min en recorrer. De momento me está gustando mucho la ruta.

Después de una breve charla con una pareja que se había parado allí a admirar las vistas, me dispongo a afrontar ya lo peor y lo mejor de la jornada. Disfrutar de los 14km de bajada hasta el río Gállego, y luego aguantar los siguientes 14km de subida hasta llegar a Loarre, para entonces sí, seguro, sufrir en los últimos cuatro kilómetros de la subida hasta el castillo, que sabía yo de buena tinta que iban a ser tan duros como bonitos de hacer. Y es que a eso iba yo allí, a sufrir subiendo...

Y así fue. La bajada desde el supuesto puerto hasta el río, "gozosa", dejándome llevar por la carretera, y disfrutando de sus curvas y sus paisajes arbolados. Y tras pasar Santa Eulalia de Gállego y cruzar el río, empiezo con muchas ganas la segunda y última ascensión de la ruta.

En esas andaba yo cuando un inoportuno pinchazo me hizo parar y perder el buen ritmo que llevaba. Eso sí, el buen rollo no consiguió quitármelo, y tras unas fotos de cachondeo que le envié a la familia, y cambiar la cámara en un tiempo récord de por lo menos media hora, ¡jajajajaja!, continué mi camino hacia Ayerbe, siguiente pueblo en el recorrido de vuelta.

Vaya, con lo bien que iba.

Espero no tardar tanto en arreglar el pinchazo...

¿Pinchazo?



Pasado Ayerbe la cosa se empezaba a poner algo seria, ya que viene una recta de no recuerdo cuántos kilómetros, pero por lo menos 3 ó 4, en subida ligera, del 3 ó 4%, ó 5 ó 6, y que entre el viento que hacía (de cara, claro) y el hecho de ver el final de la recta tan y tan lejos, se me hizo bastante difícil de superar. Creo que fue el momento más jodido de la ruta, pues ahí me comí un poco la olla pensando en si iba a ser capaz de subir hasta el castillo.

Pero bueno, al final se acabó la recta, y enseguida llegué a Loarre. Y pareció que con el sólo hecho de tener ya tan cerca la tremenda subida al castillo me cambió el chip y me animé de tal manera que empecé a subir totalmente convencido de ser capaz de llegar hasta arriba.

La última recta, con Loarre al fondo, y el castillo en el centro de la foto.

Un poco más cerca



La verdad es que la subidita al castillo de Loarre se las trae. Ya nada más empezar se pone la cosa seria, llegando la pendiente al 12 ó 14% en los primeros metros. Por suerte luego baja paulativamente hasta llegar yo creo que incluso a menos del 6%, aunque no por muchos metros.

Ya en plena subida al castillo, cogiendo aire en el único tramo relajado.

Atrás quedaba el pueblo de Loarre



Esto sirve para respirar un poco y coger fuerzas para lo que nos queda, pues nada más pasado el camping, que está justo a mitad de subida, las pendientes pasan a ser ya siempre del 10, 12, 14%, y creo que en algún momento llegó a superarse esa última cifra. Aunque ha pasado ya más de un mes, y no lo recuerdo bien, y a lo mejor sólo es una sensación que me ha quedado de recuerdo...

Lo que sí recuerdo perfectamente es que las rampas se fueron poniendo cada vez más duras, y en algunos momentos llegué a pensar que tendría que echar el pie a tierra, pues ya sentado no tenía fuerza suficiente para dar pedales, y de pie tuve que aguantar bastante más rato del que en un primer momento pensé que sería capaz de aguantar.

Aquí la pendiente ya era importante

Mi cara habla por sí sóla



Por supuesto que aquello no es el Angliru, ni muchísimo menos, pero para mi nivel cicloturista (más turista que ciclo, jajajaja) puedo asegurar que fue realmente duro subir los dos últimos kilómetros.

Pero lo conseguí, y al fin llegué a la entrada al parking, que es lo que marca el final real de la ascensión. Yo creo que si hubiera tenido sólo unos cientos de metros más de subida, me paro, que iba ya muy, muy cascado de piernas.

Ahí está, majestuoso.

Tan petao estaba que ni sonreír podía...



Aún así, con todo lo hecho polvo que puedes llegar al final de una subida, es curioso cómo la tremenda satisfacción y euforia que te provoca el haberlo conseguido puede hacer que en cuestión de segundos se te pase todo el cansancio y ya ni te acuerdes de si te duelen o no las piernas.

Por supuesto bajé hasta la entrada al castillo, que tenía que inmortalizar mi gesta. E incluso me dejaron pasar las murallas para hacerme unas fotitos desde dentro del recinto. De todas maneras, al día siguiente sí me pasaría dos o tres horas visitando el castillo. Por cierto, espectacular.

Desde fuera de las murallas...

... y desde dentro.

Ahí está.



Y bueno, volviendo a la ruta, si la primera ascensión había sido de 13,5km y 500m acumulados, la segunda, y más dura, había sido de 18km y 650m acumulados, que no está nada mal.

Finalmente, 65km y 1250m de ascenso, en 3h 45min de pedaleo



Resumiendo ya, que me enrollo de mala manera, pasé un día de bici estupendo, disfrutando muchísimo de la ruta alternativa que llevaba preparada, sintiéndome bastante bien físicamente, haciendo una subida "de calentamiento" muy guapa, otra de "pre-sufrimiento" no tan guapa, y consiguiendo completar la dura subida al castillo de Loarre, en la que sufrí bastante pero disfruté mucho más. Y es que sarna con gusto no pica... pero mortifica.


Para completar la información, la ruta en Wikiloc...


miércoles, 2 de septiembre de 2015

11 de agosto 2015. EL TURÓ DE L'HOME. CUATRO AÑOS DESPUÉS, Y CON UNOS POCOS DIENTES MÁS.


Pues sí, con unos pocos dientes más, pero no en la boca sino en la bici...

Envalentonado con el cambio de desarrollos en la Espe, y después de bastante tiempo de darle vueltas a esa posibilidad, al final me atreví, y cuatro años después de haber hecho exactamente la misma ruta con la bici de montaña hice por fin la tan esperada para mí subida al Turó de l'Home en bici de carretera.

Un reto largos años pretendido, y nunca intentado por la dura certeza de no estar en condiciones de realizarlo.

Ahora, después de haber estado la semana anterior haciendo algunas subidas de cierta entidad, me he visto en condiciones (más por la ayuda mecánica de unos desarrollos más cortos que por mi buen estado físico) de afrontar por fin esa ruta tan guapa y tan dura tanto tiempo postergada.

En agosto del 2011 hice cuatro salidas seguidas al Turó de l'Home, a cual más guapa, todas saliendo desde Montseny, el pueblo, y en todas subiendo hasta el Turó. Un par combinando asfalto y tierra, otra casi toda por montaña, y la última totalmente por carretera.

Esa última, que es la que iba a repetir ahora con la flaca, consistía en salir de Montseny, subir hasta La Costa de Montseny, bajar a Mosqueroles, subir por Campins hacia Santa Fe del Montseny, subir al Turó de l'Home, y ya bajar hasta Montseny directamente por La Costa.

Aquello no te lo acabas



Una ruta que ya sabía que iba a ser guapísima, y muy dura también. Al menos para mí, y para mi nivel ciclístico y estado de forma actual.

La vez anterior, en un estado de forma mucho, pero mucho mejor que el actual, la hice "sin mayores problemas" ayudado por los cortos desarrollos de la Lapierre de montaña. Y ya en aquellos días vi bien claro que hacer esas subidas con una bici de carretera tenía que ser realmente duro.

Desde entonces el Turó de l'Home ha sido para mí una referencia constante a la hora valorar tanto mi estado de forma como los desarrollos de mi bici de carretera.

Por ejemplo, cuando compré la primera Espe que tuve, que me duró una sóla salida, y que cambié por la actual porque aquella, a pesar de llevar triple plato, llevaba unos desarrollos con muy malas combinaciones, recuerdo que le dije a Carlos"si cuando salgo de casa ya llevo todo el desarrollo puesto, ¿qué voy a hacer el día que me dé por intentar subir al Turó de l'Home o subidas de ese estilo?".

En fin, que ahora que le había puesto el cassette de 11x32 y había subido ya un par de pendientes importantes, había llegado el momento de afrontar de una vez por todas esa ruta que tantas ganas tenía de hacer con bici de carretera.

Con el desfase de horarios que llevo en vacaciones, y por esa filosofía que tengo, que creo que es mejor salir tarde pero convencido y bien mentalizado, que salir pronto y sin tenerlas todas contigo, el día elegido para hacer la ruta acabé saliendo de casa a las dos de la tarde rumbo a Montseny.
Eso sí, con muchísimas ganas, y convencido de que, sí o sí, iba a ser capaz de subir hasta la cima del Turó.

Pocos minutos después de las cuatro de la tarde, sin importarme lo más mínimo empezar la ruta a una hora tan tardía, daba las primeras pedaladas con un entusiasmo y una ilusión propios de otras épocas más gloriosas.

Salida de Montseny bajando algo así como un kilómetro, y ya nos desviamos a la izquierda para coger la carreterilla que, durante unos tres kilómetros de subida constante, siempre rondando el 10%, nos ha de llevar a la urbanización La Costa de Montseny.

Muy contento aún a sabiendas de lo que me esperaba

La carreterilla, para disfrutar

Mi destino, tan cerca y tan lejos...



Al llegar a La Costa de Montseny dudo y sigo subiendo, pensando que quizá será mejor hacer el recorrido a la inversa de como lo hice en 2011, para así llegar a la base del Turó en menos kilómetros y con más posibilidades de ser capaz de subirlo.

Sin embargo, además de que he ido con la intención de hacer la aproximación al Turó por el lado largo y no es cuestión de rajarme nada más empezar, pienso que también será mejor hacer la última subida cuando el sol no pegue con tanta fuerza. Así que doy media vuelta y empiezo a bajar en dirección a Mosqueroles.

Siete kilómetros de chula bajada después (me parece que en la marcha "Subida al Turó de l'Home" éste es el recorrido que hacen de subida desde Sant Celoni), y ya pasado Mosqueroles, me desvío hacia Campins, donde he de superar un par de calles de fuertes pendientes por culpa de unas obras en la carretera.

Vendrán ahora veinte kilómetros ininterrumpidos de subida (¡cómo me mola!) en dirección a Santa Fe del Montseny, por una carretera con una pendiente del 5-6% casi siempre constante, que me permitirá coger un ritmo más o menos relajado que me lleve "sin mayores problemas" hasta la base del Turó de l'Home, donde ya sí tendré que dar todo lo que me quede en las piernas.

Los metros de ascenso se empiezan a acumular

Aún  podía permitirme hacer un poco el tonto

Por suerte aquellas nubes acabaron por desaparecer

Tramos muy guapos durante toda la subida

Unas sombras que se agradecen

Por encima ya de los 1000 metros

Zonas espectaculares

¿El Montnegre?

Creo que sí

Chorrocientas fotos que hice...

Aproximándome ya a Santa Fe...

... por este tramo realmente bonito


Está tan tapado que el móvil no hace bien las fotos

Y justo antes de llegar a Santa Fe, el desvío hacia el Turó

Se me empieza a notar el cansancio acumulado

Después de pasar un duro tramo que llegó al 16%

Parecía que no, pero al fin aparece el Coll de Santa Helena...

... parada obligada para avituallarme, y vaciar líquidos corporales antes de afrontar la dura última subida

Los números eran ya importantes



Bueno, eran casi las siete de la tarde, hacía un día espléndido, estaba "algo" cansado, y sabía que los pocos kilómetros que me faltaban iban a ser realmente duros. Seguramente tardaría una hora o así en hacer la subida al Turó, y no tenía claro cómo me iba a encontrar la carretera ni si sería capaz de subir sin tener que pararme a descansar en algún momento. Lo único que tenía claro era las muchas ganas que tenía de conseguir llegar a la cima y poder decir que por fin había subido al Turó de l'Home en bici de carretera.

Había elegido bien el sentido del recorrido. A esas horas el sol ya no pegaba tan fuerte



Nada más empezar la subida, el asfalto realmente destrozado, con muchos agujeros, y pedrolos como puños de gordos que hacían muy difícil encontrar una trazada buena. La pendiente desde el primer momento se planta ya en torno al 8-10%, con momentos puntuales del 12%.

A esas alturas de la ruta no iba ya muy sobrado como para aguantar esas condiciones por mucho tiempo, pero sabía que vendrían tramos más llevaderos.

No es éste el tramo con peor asfalto de la subida, había otros en un estado lamentable

Realmente me quedaba un buen trozo todavía



Andaba yo pensando que si la pendiente se mantenía en torno al 8-10% y los tramos de asfalto roto dejaban de hacer acto de presencia, quizás podría llegar arriba sin mayores complicaciones.
Pero claro, esto el es Turó de l´Home, y cuando crees que peor no puede ser...

Veengaaaa, un tramito del 14% para recordarte que para estos retos no basta con poner un piñón más grande, hay que estar mínimamente en condiciones de afrontarlos.

Bueno la verdad es que así estaba yo, en las condiciones mínimas exigidas. Pues nada, a apretar bien los pedales, a hacer un par de eses, ver en el gps que vas a menos de 5 km/h, y a ponerte de pie sólo unos pocos segundos porque ni fuerza para eso tienes ya...

La verdad es que en este tramo lo pasé un poquito mal

Al menos aquí el asfalto estaba en buenas condiciones

En cambio yo ya no estaba muy fino...

Por suerte ahora ya sí que quedaba menos

Última curva de derechas y la agradable visión de las antenas

Estaba hecho polvo, ¡pero muy, muy, muy contento!

¡Reto conseguido!

Pero claro, que el asfalto acabe en las antenas no me iba a impedir subir a lo más alto...

Si hay que hacer bicitreking, pues se hace...

Me costó lo suyo, pero lo conseguí

Por fotos que no sea



Pues ya estaba hecho. Un último avituallamiento, el envío de foto y ubicación a unos cuantos, para dar fe de que sí, allí estaba yo, y ya dispuesto a volver a Montseny, que empezaba a ser tarde y tampoco era plan que me oscureciera.

La bajada, no tan rápida como podría ser, porque tan destrozado está el asfalto que has de ir con mil ojos, y frenando constantemente, para no pegar un llantazo ni sufrir una caída que hubieran estropeado una tarde tan fantástica.

Casi una hora tardé en subir, y sólo un cuarto en bajar, que ya es bastante.
Y en otros 25 minutos más, casi todo de bajada, me plantaba en Montseny, cinco horas después de haber salido, y con 56 kilómetros y casi 1800 metros de ascenso acumulado en mis piernas.
No estaba nada mal, la verdad.

Casi 25km seguidos de subida, los últimos seis realmente duros



Una vez guardada la bici en el coche, y con ropa seca, decidí quedarme en el pueblo y darme un merecidísimo homenaje gastronómico, que por supuesto me lo había ganado, y además de verdad.

Una ruta tan sencilla como chula, con paisajes y carreteras dignos de admirar y recorrer, y con unas características de kilometraje y ascensión que hacen las delicias de los que como yo disfrutan subiendo. Aunque vayas hecho polvo...


Para verla con más detalle, la ruta en el "wikiwiki"...