Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

miércoles, 20 de junio de 2012

ALEJADO DE LAS TECLAS


Tres meses ya sin escribir ni una palabra en el blog. No es que no haya hecho ninguna salida en bici, que pocas he hecho, sino que casi sin proponérmelo le fui cogiendo el gustillo a no perder tiempo en el ordenador escribiendo crónicas sobre si había hecho esto o lo otro.

Ya llevaba tiempo perreando bastante a la hora de tener que plasmar en el blog mis impresiones sobre las salidillas que iba haciendo. Y es simplemente la sensación de perder tiempo delante del ordenador la que me ha ido quitando las ganas de escribir.

Vale que tampoco hace falta escribir un libro cada vez que coges la bici, pero cada uno es como es, y a mí me gusta explayarme un poco, qué le voy a hacer. Y llega un día en el que tardas más de la cuenta en hacer la crónica, y se te junta con la siguiente, pero como no andas muy animado se te junta con otra más, y al final acabas por pasar de todo y no escribir nada.

Y no veas la tranquilidad que me ha traído el pasar un poco del blog. Más tiempo para dormir, más tiempo para descansar, más tiempo para hacer otras cosas. Sobre todo, el tema de las pocas horas de sueño es lo que más ha influído a la hora de dejar de lado el blog.

Porque ya no es sólo escribir la crónica, con todo lo que eso comporta (datos, fotos, redactado…), sino el seguir otros blogs, escribir y responder comentarios… En fin que últimamente he pasado un poco del ordenador y de todo lo que gira a su alrededor.

Sin embargo, como esto del blog no deja de ser un “diario personal”, pues te quedan siempre las ganas de ponerte algún día y hacer ni que sea un pequeño resumen de las cosas que has ido haciendo, y que quede así constancia para el día en que te dé por rememorar tus vivencias sobre la bici.

Ni siquiera recuerdo ya qué salidas he ido haciendo, suerte que en el gps queda todo grabado...



JUEVES 29 DE MARZO. EL PI TALLAT

La verdad es que no recuerdo porqué, pero supongo que si salí un jueves a las dos de la tarde fue porque tendría fiesta en el trabajo.

El caso es que me dio por intentar hacer un tramo de una ruta que hace ya muchos meses se me metió en la cabeza, y que ya no sé si algún día la acabaré de preparar. Y digo intentar porque las subidas que me iba a encontrar, el desarrollo “con un piñón menos” que llevo ahora, y el pésimo estado de forma que tenía no aconsejaban aventurarse mucho. Pero la verdad es que tenía muchas ganas, así que me dije que por qué no iba a ser capaz…

Casualmente he encontrado un trozo de la que tenía que haber sido la crónica de aquel día, y que quedó archivada en la carpeta del olvido…

"En realidad no tenía pensado ir al Pi Tallat, pero ya que pasaba por allí…

Llevaba ya días pensando en una ruta que consistiría en enlazar dos o tres tramos ya conocidos pero que nunca había hecho de una tirada, y además investigar un trozo nuevo. Ganas tenía, pero como últimamente no ando muy sobrado, pues pensaba que quizás sería demasiado y no me acababa de lanzar.

La idea de la ruta es subir de Corbera a La Creu Aregall, bajar a El Taiò, y entonces seguir en dirección Martorell, bordeando por la Serra del Ataix, para aparecer en el polígono industrial del Congost por un camino que tenía visto de internet.

Desde el polígono seguir hasta la urbanización Can Sunyer del Palau, para entonces empezar una dura subida, dejando a un lado Sant Andreu de la Barca, con la vista puesta en la carretera que enlaza esta población con Corbera.

Una vez llegara a la carretera, decidiría si seguía por ella hasta Corbera o si me atrevía con la subida hacia Can Xandri, y desde allí a Corbera pasando por Bon Repós. La alternativa de la carretera no era menos dura, pero sí más corta.

Finalmente, el jueves, a unas horas “tardías” me decidí y salí a ver qué tal se me daba.

Como no era pronto precisamente, y también por guardar fuerzas, subí a La Creu Aregall por carretera. Aunque no tienes descanso en el pedaleo, sí que fuerzas menos las piernas que por el Camí Ral, que tiene varios tramos de esos de vaciarte las reservas de glucógeno antes de tiempo."

No voy a seguir la crónica, sólo la pongo por la gracia que me ha hecho encontrarla. Además, no tengo ganas de andar recordando ahora las sensaciones de aquel día.

Pero claro alguna cosa tendré que comentar, como por ejemplo que me gustó mucho descubrir el tramo que enlaza la Serra del Ataix con la urbanización de Can Sunyer del Palau a través del polígono de El Congost. Hay una bajada de esas que parece decirte “a ver si te atreves a subirme”…

O que una vez acabé la tremenda subida que empieza en la urbanización y vi en el mapa del gps que el famoso Pi Tallat estaba cerca no pude resistirme y me dirigí hacia allí, previo paso por una corta pero durísima cuesta del 30 y pico por ciento que inexplicablemente fui capaz de hacer subido en la bici. Cuando llegué arriba, a 190 y tantas pulsaciones por minuto, las piernas casi me temblaban, y tuve que parar unos instantes a recuperar el resuello.


Lo que ya no volví a recuperar fueron las fuerzas en las piernas, que quedaron destrozadas ya para lo que quedaba de ruta.

"Tallat" estaba... y yo, petao


Ya envalentonado, al llegar a la carretera que une Sant Andreu con Corbera, seguí por montaña para hacer la subida de 1km que lleva hacia Can Xandri, y de allí hasta Corbera pasando por El Bon Repós.

Una salida muy guapa, que me hizo ver que esa era una ruta muy aconsejable para hacer entre semana, metiéndole caña en plan entrenamiento, pues en menos de tres horas estaba claro que la podía hacer. Y es una ruta con un buen desnivel acumulado para los kilómetros que tiene. Y divertida, con buenos paisajes, subidas de gran pendiente, largas bajadas, y algún que otro sendero.

3 horas y cuarto para hacer 37 kilómetros con 1200 metros de ascenso acumulado. No estuvo nada mal.

Hay unas buenas subidas



DOMINGO 1 DE ABRIL. VARIACIÓN DEL PI TALLAT

Tres días después me duraba aún la euforia de la ruta del jueves, y me dispuse a repetirla, con la intención de bajar considerablemente el tiempo.

La primera variación fue salir aún más tarde que el jueves. Esta vez salí a las cuatro y media de la tarde. Lo que siempre digo, nunca es tarde si la dicha es buena…

Segunda variación: esta vez me paré muy poco, no hice más que un par de fotos, y la zona del polígono de El Congost, al ya haberla investigado el otro día, la hice en un momento.

Tercera variación de la ruta: esta vez no me atreví a subir hasta el Pi Tallat, ¡jajajajajaja, qué cagón!

Cuarta variación: entre Can Xandri y el Coll de Roques Roges me dio por investigar esos caminos en zig-zag que hay por allí. Resultado, que incluso mirando el gps, cuando me quise dar cuenta estaba bajando por un camino chunguillo que me llevaba en dirección opuesta a la que yo quería. Bueeeeno, me tocó hacer un poco más de desnivel del que había previsto, y rascarme las piernas con unas zarzas que denotaban que por allí no solía pasar nadie.

Sorpresas siempre hay cuando investigas


Bueno, ahora ya lo sé, subiendo de Can Xandri lo suyo es ir directo por el camino típico.


Total, que bajé de las tres horas, y llegué muy satisfecho a casa.
33 kilómetros, 2horas 54 minutos, 1150 metros de ascenso acumulado.

Casi, casi, lo mismo


Eso sí, me quedé con las ganas de haber hecho toda la ruta del tirón, sin bucles raros, para ver cuánto tardaba. Bueno, habrá otras ocasiones.



SÁBADO 21 DE ABRIL. ACOMPAÑANDO A LOS COLEGAS

Parece ser que estuve 20 días sin coger la bici. La verdad es que no me acuerdo, y tampoco me suena que fuera así, pero el gps no miente, y si no hay datos de esos días es que no salí con la bici.

El caso es que ese sábado me dejé liar por los colegas Ramón, Joni, Xavi y Carlos, que estaban preparándose para participar en la Maratón de Los Monegros y habían decidido hacer una ruta de esas largas de cara a tener las piernas a punto.

Yo quedé con ellos en la base del Puig d’Agulles, ya que vendrían desde Gelida, y se iban hacia El Garraf. Me costó lo suyo subir la cuesta del Safari para llegar hasta allí, y luego el Puig d’Agulles (sin llegar a la bola, ¡eh!), pero es lo que tocaba.

Fuimos juntos hasta Olesa de Bonesvalls y desde allí hicimos una serie de senderos por la zona de Can Mitjans que el señor Carlos se encargó de presentarnos. Una vez los acabamos y llegamos a la pista que une Olesa con Can Grau yo decidí que ya tenía bastante y me di la vuelta.

Lo peor, al principio


“Con la tontería” me salieron 47 kilómetros en 3 horas y cuarto, con 1000 metros de ascensión. Aunque el día fue medio soleado y no hizo frío, yo aún salí con la chaqueta de invierno, con una camisetilla debajo, y el culotte corto, eso sí. Y no me sobró la chaqueta en ningún momento. Que a mí me gusta mucho el calorcito…

Curiosamente, no hice ninguna foto.



SÁBADO 28 DE ABRIL. AL PI TALLAT, EN COMPAÑÍA

Me llamó mi amigo Ilde, otrora compañero de fatigas ciclistas, hoy en día sólo en contadas ocasiones. Y claro, no iba a desperdiciar la oportunidad de vernos y compartir unos pocos kilómetros juntos. Le pareció bien hacer la ruta del Pi Tallat, y “p’allí” que nos fuimos.

A un ritmo que nos fue bien a los dos, con paradas más largas de lo necesario (es lo que toca en este tipo de quedadas), y de buen rollo y contándonos cuatro cosas para ponernos un poco al día, fuimos haciendo la ruta y disfrutando de que el nublado cielo nos respetó y se esperó a que estuviéramos ya en casa para dejar caer cuatro gotas.

No veas como subió la rampa del 30%. Yo no llegué ni a la mitad...


Aunque Ilde era ya conocedor de gran parte de la ruta pude tener el honor de enseñarle algún tramillo que no conocía, que siempre se siente uno bien cuando le enseña caminos nuevos a un amigo.

Parecido a las otras dos veces


Una buena ruta, en muy buena compañía, y que para mí fue un poco más larga por acompañarle hasta su casa.

Finalmente, 40 kilómetros en 3 horas y 45 minutos, con 1300 metros de ascenso acumulado. Pues no estaba yo tan mal como pensaba.



MARTES 1 DE MAYO. EN ORDAL

Día de fiesta, y yo que estaba lanzado. Hacía tiempo que no rodaba por mis caminos típicos, así que me decidí a ver qué tal estaban.

De casa hacia Corbera Alta, para bajar por los senderos que llevan a las rieras de Can Planes y Rafamans. Subida por Can Casildo y el Cau de la Guineu hasta las Penyes d’en Rovira, y bucle por los senderos del Turó de Cal Becó, divirtiéndome en un par de bajadas empinadas, y sufriendo en un par de subidas también empinadas.

Desde ahí, trialerilla hacia la N-340 para subir a El Lledoner pasando por los Boscos de la Pinetella, el Mas del Lledoner (más cuestas duras), y acabar llegando a la urbanización después de hacer algún senderillo extra.

Subida a la Creu d’Ordal, para luego bajar hasta el pueblo (Ordal) por el pedregoso y encharcado camino que baja bordeando la nacional.
Y desde el pueblo, Camí de Mas Granada para subir hasta medio camino a la cima del Puig d’Agulles (Coll de Portell), a donde, por supuesto, no se me ocurrió llegar. Estaba yo “pa’eso”…

Trialerilla de Can Armengol para llegar a L’Amunt y seguir hasta las rieras otra vez, y hacer los senderos del campo de fútbol viejo y salir en Corbera Baja. Luego ya subida por asfalto hasta casa.

Una ruta guapísima, por caminos que no por haber hecho infinidad de veces dejan de encantarme cada vez que vuelvo a pasar por ellos. Qué suerte vivir donde vivo.

Un perfil "fatigante"


Total, 39 kilómetros en 3 horas y media pasadas, con 1150 metros de desnivel acumulado. Bastante bien, la verdad.


Otra salida sin fotos.



JUEVES 3, SÁBADO 5 Y MARTES 8 DE MAYO. QUITÁNDOLE EL BARRILLO A LAS BAMBAS

Después de tantos días de bici, y de hacer calentamiento en la estática cuando hago musculación en casa, el cuerpo me pedía otro tipo de movimiento. Sin pensármelo mucho, salí tres días a correr, que hacía tiempo ya de la última vez.

Mucho más fácil que lo de la bici. Te pones las bambas y un par de cosas más, y a correr. Sin gps, sin cámara de fotos, en estas ocasiones quise salir simplemente a disfrutar del hecho de correr, sin el agobio de saber los kilómetros ni de dejar constancia fotográfica de lo hecho. Simplemente correr.

El primer día empecé por caminar bastante, y corretear un poco.
El segundo ya caminé menos y corrí más.
Y el tercero ya no caminé nada.

Sensaciones muy buenas. No de rendimiento físico sino de gozo personal por el hecho de salir a correr sólo por disfrutar. Unos días perfectos para eso. Fue una gozada hacerlo.

Además, dos de esos días salí a correr después de haber hecho una hora de musculación. Tremendo.



DOMINGO 13 DE MAYO. "REGRESO A LA COMPETICIÓN”. OPEN NATURA DE SANT LLORENÇ D’HORTONS

No sé por qué, pero después de haber hecho varias salidas convincentes con la bici estuve casi dos semanas sin cogerla. Supongo que el tiempo no acompañó, o quizás fueran las ganas. Llevo tres meses más “animado” con el tema de la musculación y no me ha importado no salir tanto en bici. De todas maneras, estática (o spinning, que la bici es de eso) he ido haciendo de tanto en tanto. Así que tampoco estoy nunca demasiados días sin pedalear.

El caso es que esas últimas salidas que había hecho, y que estoy ahora “cronificando”, estaban muy motivadas por la promesa que le había hecho a Xavi de participar en el Open Natura de Sant Llorenç d’Hortons, que se estrenaba este año en el calendario. Y es que Xavi estaba muy ilusionado en que varios de sus compañeros fuéramos a participar en esta marcha que se organizaba en su pueblo.

Y claro, aunque yo ya estaba retirado de la competición, no se trataba de no darle ese gustazo al bueno de Xavi. Así que volví a “competir”, ¡jajajajajaja!


Al final sólo pudimos ir tres de los compañeros: Ramón, Xavi y yo. Pero no por eso dejó de ser un buen encuentro. Ni qué decir tiene que ellos quedaron bastante por delante mío.

El retorno, ¡jajaja!


Una ruta que me gustó bastante más de lo que yo me esperaba, y que me tomé bastante en serio, ya que había que hacer un "buen papel"... Quiero decir que fui a un ritmo ciertamente más alto del que habría llevado caso de haber sido una salida normal. Quieras o no, en una marcha organizada siempre das más de lo normal.

El caso es que disfruté mucho, hice “buen uso” de los avituallamientos, y físicamente supe dosificarme a la perfección, ya que llegué a meta con avisos de calambres por fatiga muscular, de lo que deduzco que fui siempre al límite de lo que podría haber ido.

En definitiva, que pasamos un bonito día de “competición”.

El recorrido tenía unas cuantas rampas tremendas
42 kilómetros
2 horas 42 minutos
940 metros de ascenso acumulado



SÁBADO 19 DE MAYO. CORBERA – SANT SADURNÍ

Para ese sábado me dejé liar otra vez por Xavi y Ramón. Se trataba de enlazar el pueblo de Ordal con Sant Sadurní d’Anoia por unas pistas forestales que había descubierto Xavi semanas atrás. La verdad es que la idea me hacía gracia, pues tenía yo ganas de saber hacer ese recorrido sin tener que rodar por la N-340.

La primera parte de la ruta fue la más dura, pues desde Corbera subí hasta la Creu Aregall, donde me esperaban (sí, llegué un poco tarde...) los compañeros, (los muy brutos venían de haber subido desde El Taió por las rampas más duras) para después dirigirnos hacia la cima del Montcau, al que se llega después de hacer una serie de rampas pedregosas de esas que te quitan las ganas de dar pedales. Como era de esperar tuve que echar el pie al suelo y caminar unos metros...

Con Ramón siempre por delante mío, y Xavi siempre por delante nuestro, llegamos a la cima.

Momentos antes mi cara no se parecía a esa...


Desde allí se trataba ahora de bajar hasta Ordal, y luego hacer el tramo pistero hasta Sant Sadurní, que tuvimos que atravesar pues aún no tiene Xavi pulida la manera de rodear el pueblo. Luego más montaña hacia Sant Llorenç d’Hortons, en cuyas afueras me despedí de ellos y empecé el regreso, ya por carretera, hasta Corbera, disfrutando muchísimo de la subida a La Creu Aregall. Y eso que iba ya bastante tocado, pero es que me encanta esa subida.

53 kilómetros
3 horas 55 minutos
1425 metros de ascenso acumulado

Muy buena ruta, de esas que hay que conocer, y muy buena compañía. Bueno, cuando íbamos juntos, que casi siempre iban bastantes metros por delante mío, ¡jajajaja!
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Bueno, este es el resumen de lo acontecido hasta mediados de mayo. Al final ha salido una macro-entrada, pero es que tenía unas cuantas crónicas por hacer. Y como ya me he cansado de escribir (qué bien acostumbrado estaba), un par de salidas más que hice las pondré en otro momento, que si no voy a volver a cansarme del blog...


Bruno

domingo, 25 de marzo de 2012

OBLIGADO A SALIR


Ayer, salida de treinta kilómetros que me dejó las piernas como si hubiera hecho ochenta. Se trataba de acompañar a Carlos a su regreso de una ruta larga que había hecho por el Garraf junto a Xavi y Gerard, otro compañero de trabajo.

A las dos menos cuarto de la tarde me llama para decirme que están, él y Xavi, en Olesa de Bonesvalls, y que nos veíamos en la base del Puig d’Agulles en cuestión de una hora, que es lo que calculaba yo que tardarían en llegar allí.

El problema es que justo en el momento de la llamada yo me acababa de poner a limpiar la cadena de la bici... ¡jajajaja! Pues no me quedaba nada aún… acabar de poner la bici a punto (nunca he sido capaz de dejarla preparada después de hacer una salida), prepararme el isotónico y diversas vituallas, los complementos tecnológicos, vestirme…

Claro, tuve que sacrificar mi media horita de calentamiento en la “espinincicleta”, y eso no es lo que le va mejor a mis tendones precisamente.

Total, que incluso así salí de casa con retraso. Con retraso para llegar al Puig d’Agulles a la hora acordada. Por supuesto tuve que ir directamente por carretera, en dirección a La Creu Aregall. Eso implica salir de casa ya subiendo, y no dejar de subir hasta llegar a nuestro punto de encuentro. Sí, por asfalto se rueda más fácil, pero no puedes subir a platillo, que no deja de ser una carretera y tampoco se trata de ir parado.

Para mi sorpresa, tal y como salí de casa no me molestó el tendón, lo que me molestaba eran los abductores de la pierna derecha. No sé por qué, pero ahí estaban, recordándome que ellos también forman parte del pedaleo. Pensé que cuando entraran en calor me dejarían en paz, y por suerte así fue.

Según subía por la carretera mi mayor miedo era la megacuesta de subida hacia la urbanización Safari. No recuerdo cuándo fue la última vez que pasé por allí, pero seguro que hace por lo menos un año. Con sus rampas máximas del 24%, mi nuevo desarrollo, y la poca forma que tengo, lo iba a pasar un poco mal. Pero bueno, son sólo 700 metros, y si en otras épocas, cuando cogía la bici por primera vez en la “temporada”, me atrevía con ella, esta vez no iba a ser menos.

Al final Xavi y Carlos me esperaron a la entrada de la urbanización, ya que como ellos llegaron a la hora prevista tampoco se iban a quedar parados 15 ó 20 minutos en el Puig d’Agulles hasta que apareciera yo. Así que tuvieron el detalle de acercarse un poco.

Llegué arriba maldiciéndoles (en broma, por supuesto) por no haber “tenido el detalle” de bajar hasta la carretera y así no haberme hecho subir la cuesta del Safari, pero es que Xavi tenía compromisos y para volver a casa le iba mejor bajar hacia Gelida por el camino de la Font Freda que por la carretera. Tampoco se trataba de hacerle perder más tiempo.

Carlos me fotografió coronando el Safari, con la lengua fuera


Estuvimos unos minutillos comentando qué tal les había ido la ruta por el Garraf. Parece que Gerard, compañero de trabajo nuestro, y que está preparando la Pedals Non Stop (palabras mayores) y debe de ser una máquina dando pedales, les preparó una ruta muy divertida, con bastante sendero.

Ya nos despedimos de Xavi, deseándole buen regreso a casa. Por lo que me comentó Carlos, nuestro amigo Xavi está muy, muy fuerte. Los dos tienen previsto participar en la Maratón de Los Monegros, y la salida de ayer era una preparación para esa marcha. Carlos además tiene (o tenía) intenciones de participar en Los 10000 del Soplao, pero según me dijo ayer a lo mejor desiste pues se encontró muy mal de fuerzas y no ve claro llegar con la forma mínima para afrontar el reto con garantías de disfrutar de sus 165 kilómetros.

Otra foto gentileza de Carlos.
¿Pero dónde regalan esos cascos?


Para empezar su ruta, Carlos había ido en coche hasta el polígono industrial de Les Fallulles, al lado de Pallejà, y desde allí había ido en bici hasta Gelida, donde había quedado con Xavi, pasando por Corbera. Se trataba ahora de que para volver hasta su coche yo aprovechara para enseñarle un par de caminos de esos que he “descubierto” últimamente.

En concreto la idea era que le enseñara la manera de ir desde La Creu Aregall a Corbera pasando por la urbanización El Bon Repós; luego cómo ir desde Corbera hasta La Palma por el camino que va paralelo a la carretera, bordeando las peñas del Mirador; y por último, el camino que va desde el cementerio de La Palma hasta el río Llobregat, pasando por la cantera del Turó Roig y por el polígono de Les Fallulles.

Y más o menos eso fue lo que hicimos. Aunque no llegamos hasta el río, nos quedamos en el polígono. Eran las cinco de la tarde, y Carlos llevaba casi 12 horas levantado. Además, decía que estaba muy, muy cascado, que se había encontrado muy mal de fuerzas durante toda la jornada. Y seguro que era verdad, porque para que no quisiera hacer los sólo dos o tres kilómetros que nos faltaban para llegar hasta el río, tenía que encontrarse realmente agotado y con ganas de llegar ya a casa.

Aún a pesar de eso, durante los 20 kilómetros que hicimos juntos, en todas las subidas me dejó atrás con una facilidad pasmosa, casi sin proponérselo. Y es que si él está mal, yo estoy fatal, ¡jajajajajaja!

Me quedé allí con él mientras lavaba la bici y guardaba todo en el coche. Ya nos despedimos y yo inicié camino de vuelta hacia casa. El primer tramo, por montaña hasta La Palma de Cervelló, pasando por el cementerio. Y una vez allí cogí la carretera para subir a Corbera, que no me apetecía seguir haciendo caminos de piedras.

En 15 ó 20 minutos me plantaba en casa, con las piernas duras como piedras (bueno, no tanto…). Hacía muchas salidas que no llegaba a casa con los músculos tan fatigados. Y es que el haber empezado la ruta sin calentar y subiendo con prisas hacia La Creu Aregall, no me dejó preparar la musculatura para el esfuerzo que había de realizar.

Y la cuesta del Safari fue lo que me acabó de rematar. A partir de ahí ya me pasé el resto de la ruta con una sensación de fatiga en las piernas como si llevara hechos ochenta kilómetros en lugar de diez. Y aunque el tramo que hice con Carlos es básicamente de bajada, “dos o tres repechos” sí tiene, y la verdad es que me acabaron de cascar.

Luego la vuelta a Corbera no me costó tanto como pensaba, pero sí que es cierto que la hice con las piernas muy congestionadas, con esa sensación de que te van a “petar” en cualquier momento.

Con las prisas no me di cuenta y puse en marcha el gps cuando ya llevaba unos minutos de pedaleo


Con todo, pienso que tampoco rendí tan mal, y esta ruta quizás es la más dura de las que he hecho últimamente. 33 kilómetros en 2 horas 40 minutos, con 1000 metros de ascensión acumulada. No está mal. Lo que me mató fue salir sin calentar y tener que subir directamente hasta el Safari. Pero bueno, no va a ser todo suavidad siempre…


Bruno

lunes, 19 de marzo de 2012

DE LA CREU AREGALL Y EL BON REPÓS


Un par de salidas más, espaciadas en el tiempo, y con un denominador común: el paso por las urbanizaciones La Creu Aregall y El Bon Repós. Dos urbanizaciones más de tantas que hay alrededor de Corbera, y que, éstas en concreto, tienen totalmente colonizadas las montañas en las que se asientan.

Casi siempre que he subido a La Creu Aregall lo he hecho, o por carretera, o por el Camí Ral, camino que discurre paralelo a la carretera, y que acaba dando a una calle de la urbanización, con lo que los últimos minutos de la subida los has de hacer entre casas, y acompañado por los ladridos de los perros.

Hay otra manera de llegar a La Creu Aregall, y es subiendo desde una urbanización que está unida a ésta: El Bon Repós. Hasta hace poco tiempo nunca me había planteado seriamente la posibilidad de ir por ahí, y antes de hacerlo, primero quería recorrer ese camino en sentido inverso, o sea, de bajada.


MARTES 6 DE MARZO.
CORBERA - LA CREU AREGALL - EL BON REPÓS

Tres días después de la anterior salida me volví a ver con ganas de subir montañas en lugar de pedalear sin ruedas en casa. La motivación principal era dejar constancia del recorrido que une Corbera, La Creu Aregall, y El Bon Repós. Sería una salida corta, aprovechando un par de horas libres después de llegar de trabajar.

Un poco de calentamiento en casa, para empezar la ruta, como no, subiendo en dirección a Corbera Alta, desde donde me dirigiría hacia el Camí Ral, que sube hasta La Creu por montaña. Con tranquilidad, y sin forzar demasiado (aunque el nuevo desarrollo no me deja ir sobrado) fui haciendo ese camino tan variado.

Las Roques del Calaix, mejor no resbalar...

Es una parada ineludible del Camí Ral

Al llegar aquí siempre tengo que echar pie al suelo


Una vez en la urbanización toca callejear un rato hasta conseguir llegar a la cruz, La Creu de l’Aregall. Las últimas veces que había ido por allí me había encontrado con perros sueltos, así que esta vez no iba muy convencido, y sí con los ojos bien abiertos. Por suerte no hubo “encuentros”.

Buenas sensaciones pedaleando de pie esos últimos metros de asfalto antes de llegar a la cruz, desde donde había unas vistas espectaculares gracias al día tan despejado que hacía.

Bueno, no todas son espectaculares, jejeje...

Esto es lo que se ve desde allí arriba


La torre de vigía


Había que gastar el carrete...


Un rato después (quizás demasiado, pero no había prisa) continué la ruta, ahora en dirección al alto, para bajar unos metros por carretera en dirección a Gelida, y hacer entero un tramo de senderos muy guapo y divertido que hay en el Pla dels Voluntaris. Los primeros metros, de subida, para después hacer ya bajada continua hasta llegar a la pista que va en dirección a Can Xandri.

Un par de repechos después hay que desviarse hacia el Coll de Roques Roges, para bajar, después de hacer un par de cortos senderos, en dirección a “las eses del Turó del Beco”, en la Montanya de Baiona, bordeando la urbanización El Bon Repós, desde una de cuyas calles acabaría cogiendo la carreterilla que sube hasta Corbera.

La Creu vista desde el Coll de Roques Roges


La verdad es que fue una salida muy corta, que estuve tentado de alargar unos cuantos kilómetros más, pero teniendo en cuenta que quería llegar pronto a casa para no “estropear” la semana acostándome más tarde de lo que tenía planeado, preferí dar por acabada.

1 hora 15 minutos de pedaleo
15 kilómetros
480 metros de ascenso acumulado


Una ruta que, siendo muy corta, es muy entretenida por las diferentes zonas por las que discurre, pasando por repechos duros, zonas con vistas espectaculares, algunos senderos muy guapos, y un poco de pista y asfalto para acabar de completar un coctel muy curioso.

Por supuesto llegué a casa sobrado de fuerzas.

- - - - - para ver la ruta sin tanto rollo - - - - -



MIÉRCOLES 14 DE MARZO.
A LA ROCA FORADADA SUBIENDO POR BON REPÓS

Una semana tuvo que pasar para que volviera a coger la bici e hiciera la misma ruta pero en sentido inverso. Es decir, subir a La Creu Aregall pero empezando en El Bon Repós. O lo que es lo mismo, empezar la ruta con unos buenos rampotes.

Esa era la premisa, empezar la ruta teniendo que afrontar unas rampas del 18-20 y hasta 24% en los primeros compases de la subida. Aunque en realidad la ruta se empieza bajando hacia El Bon Repós por carretera, para enseguida tener que sufrir con esos porcentajes citados.

Un buen calentamiento en casa, imprescindible para poder mover “sin peligro” el piñón de 32 dientes que llevo ahora. Pues no va a ser duro este veranito…

Las pulsaciones altas, y el camino de subida algo técnico por culpa de regueros, alguna piedra suelta, y sobre todo, el porcentaje de la pendiente. Pero de eso se trataba, de conocer ese camino de subida, que de bajada ya lo había hecho dos o tres veces.

Una vez superadas “las eses del Beco”, tocaba ver qué tal se me daba en los dos senderitos que hay antes de llegar a la zona de las Roques Roges. La verdad es que no se me dio mal. A 180 y pico pulsaciones, dando bandazos con el manillar, y luchando por no poner echar el pie al suelo, conseguí superar esa zona tan difícil por culpa de la pendiente.

Bueno, una vez en la pista que sube hacia la carretera de La Creu-Gelida, la pista de tierra roja, ya iba a ser un poco más fácil, aunque sólo un poco, pues la tierra suelta que hay en ese camino, y las buenas rampas que tiene hacen durillo el superar alguno de los repechos que hay antes de llegar a la carretera.

Y si encima vas de liebre-guía de una furgoneta que vete-tú-a-saber-qué-coño-hacían-por-ahí, pues la cosa se complica un poco más. En fin, con algo más de esfuerzo del que habría sido necesario conseguí llegar a la carretera y encarar dirección al Alto de La Creu Aregall.

La única foto que pude hacer antes de que tuviera que tirar de la furgo


Ese último tramo de menos de un kilómetro desde la última curva hace tiempo que me gusta hacerlo de pie, y me esperaba sobrepasar las 190 pulsaciones, que es lo que me suele ocurrir casi siempre, pero esta vez me quedé en las 178, que ya son pulsaciones.

Aunque la idea era hacer la ruta de la semana anterior pero en sentido inverso, según fueron avanzando los kilómetros fui cambiando de opinión, pues para empezar, los senderos del Pla dels Voluntaris son casi imposible de hacerlos montado en la bici. La pendiente es demasiado grande para mí, ya lo intenté hace tiempo.

Además, quería investigar un camino que habían abierto el grupo de senderistas Els Moderats, y que va desde el principio del camino que baja a Can Cases, allí mismo en el alto, hasta el depósito de agua de La Creu, desde donde empieza un camino para ir a La Roca Foradada, en la Serra de Can Canals.

Así que me pareció una buena idea comprobar si ese senderillo sería ciclable, y de esa manera poder usarlo más adelante para conectar caminos. Y bueno, ciclable, ciclable, no es, hay que patear unas cuantas decenas de metros, e incluso es necesario echarse la bici al hombro para poder superar el desnivel inicial.

Tramo de pateo

Hacerlo de bajada tampoco me parece a mi alcance


Aparte de eso, y de la posibilidad de un pinchazo por la cantidad de ramitas troceadas que hay en el suelo, hay que bordear un par de casas con sus respectivos perros ladrándote como locos, uno de los cuales, si hubiera querido, podría haber saltado la valla de metro y poco de altura que le separaba de mis apetitosas piernas. De tal manera que creo que por ahí no voy a volver a pasar a no ser que vaya acompañado, o lo haga de bajada, que puede ser otra posibilidad.

Desde el depósito, camino tranquilo hasta la Roca Foradada, donde es casi obligado hacer unas cuantas fotos. Ese día, a pesar de ser soleado y estar bien despejado, se veía una nube de polución tremenda en toda el área de Barcelona.

Panorámica desde la Roca Foradada

Primera salida del año de corto

A lo lejos, la bola del Puig d'Agulles


Bueno, desde ahí se puede decir que hasta casa iba a ser todo bajada, y se me pasó por la cabeza alargar un poco la ruta bajando hacia El Safari. Pero preferí llegar con tiempo suficiente a casa para no tener que acabar acostándome tarde. Además, se estaba escondiendo ya el sol, y por la zona que iba a ir, sombría a esas horas, el culotte corto que llevaba se me iba a quedar precisamente eso, corto.

De vuelta a la urbanización, y bajada rápida por el Camí Ral hasta las afueras de Corbera. Desde allí, por alargar la ruta y hacerla más entretenida, me metería campo a través hasta la carretera, para luego hacer el sendero de piedras rojas que baja hacia Can Planes. Pasando por La Servera iría ya por asfalto a Corbera Baja, sólo por el hecho de “darme el placer” de subir hasta la Font del Rabadà (inicio y final de la ruta) haciendo la cuesta del campo de fútbol.

Más duro que el anterior
1 hora 34 minutos de pedaleo
18 kilómetros
600 metros de ascenso acumulado


Al final, un recorrido un poco más largo que el otro día, no hecho exactamente a la inversa que aquel, pero tremendamente entretenido en todos los aspectos. Una ruta difícil en su primera mitad, por sus duras rampas, pero también con algún sendero divertido, y buenas vistas de las montañas.

Esta vez llegué un poco más cascado a casa, más que nada porque intenté ir a un ritmo algo más elevado, y porque este recorrido tiene unas subidas de más dureza que si se hace en el otro sentido.

- - - - - por si se quiere visualizar la ruta - - - - -


Bruno

lunes, 12 de marzo de 2012

DE LA MONTAÑA AL RÍO


Dos semanas y media sin coger la bici, no porque estuviera desganado, sino porque entre la pereza que me provocaba el frío que hacía (sí, tampoco era para tanto), y la posibilidad de ejercitarme en casa (ya fuera pedaleando o levantando peso), no me importó no salir a dar pedales por ahí.

Y es que estando en turno de tardes en el trabajo tenía que levantarme muy pronto para poder aprovechar un poco el tiempo, y a esas horas el frío no me invitaba a salir a sufrir. Eso, y la necesidad de dormir un mínimo aceptable de horas para recuperar el cuerpo del cansancio generado durante el día. Y luego el fin de semana tampoco me acababa de animar. Total, por un par de semanas sin salir tampoco va a pasar nada. Y por qué no decirlo, las molestias tendinosas también me influyen a la hora de tener más o menos ganas de salir a darle caña a las piernas.

Además, también he estado echándole horas al “güiquiloc”, mirando de encontrar la manera de enlazar rutas, o intentando crear otras nuevas. A veces con la idea de ofrecer a los compañeros una buena ruta, a veces con la idea de disfrutar yo mismo de algún camino todavía no recorrido.

Hoy en día, entre los gps y los programas de creación de rutas, o simplemente consultando por internet mapas y vistas de satélite, se abre un abanico enorme de posibilidades a la hora de plantearte hacer una ruta, ya sea para bici o a pie, o de cualquier otra manera.

Una de las rutas que llevaba mucho tiempo dándome vueltas en la cabeza era la que me pudiera llevar desde Corbera hasta el río Llobregat (bajando en dirección Molins de Rei) evitando en la medida de lo posible el rodar por carretera.


Así que enlazando trocitos de ruta ya hechas, y añadiendo algún camino visionado en los mapas acabé por crear un recorrido que supuestamente me llevaría a conseguir mi objetivo.


MARTES 28 DE FEBRERO. CAMINO AL RÍO

Recién estrenado el turno de mañanas, con ganas renovadas de salir a recorrer caminos, y con las ideas muy claras sobre lo que quería hacer, me dispuse a descubrir esa manera de llegar al río sin hacer carretera.

Como no iba sobrado de tiempo, por aquello de querer acostarme pronto y no ir hecho polvo al día siguiente (es lo que pasa cuando te levantas a las 4 y 20 de la mañana), y por no ir tampoco sobrado de forma física, decidí bajar por carretera hasta el polígono industrial Les Fallulles y desde ahí afrontar ya el tramo de camino visionado en el “güiqui”.

Tenía preparados dos caminos posibles, con lo que miraría de hacer uno a la ida y el otro a la vuelta. El resultado fue totalmente satisfactorio, consiguiendo por fin encontrar la manera de llegar al río pudiendo pasar totalmente de la carretera. Que no es que me disguste demasiado, pero siempre es bueno tener la posibilidad de evitarla el día que no te apetezca rodar entre coches.

El camino en cuestión discurre por detrás de la cementera, recorriendo una pequeña montaña sin nombre en lo que en los mapas llaman Costa Pelada. Es una colina al lado de Pallejà que ha quedado encajonada entre la cementera y la variante de la autovía que sube hacia Cervelló.

La cementera desde el camino de la Costa Pelada


Un camino que llevo años viendo al volver del trabajo, y que en innumerables ocasiones me había pasado por la cabeza la idea de encontrar la manera de llegar hasta allí.

El camino acaba dando a una calle de Pallejà, desde la que ya sólo queda recorrer unos cuantos cientos de metros sin peligro aparente (se tiene que cruzar la antigua N-II, pero ahora ya con muy poquito tráfico y unas buenas rotondas), y entrar por uno de los varios puntos de acceso al río que hay en esta población, y que descubrí en enero el día que hice “Spinning ribereño”.

Bueno, como había hecho tan pocos kilómetros decidí seguir por el río hacia Martorell y así hacer un par de horas de pedaleo a ritmo.
No veas si hacía viento. Aún así pude mantener una cadencia de pedaleo y ritmo cardiaco más o menos constante.

Cruzando por el puente azul, a la altura de Castellbisbal


Llegando a Martorell quise subir la  “la tachuela”, como bautizó Carlos al Turó de les Forques en la época en que nos entrenábamos para el Soplao del 2010. No había vuelto a pasar por allí desde entonces, y leyendo una de sus últimas crónicas me entró el gusanillo de volver a subir esa “tachuela”.

El problema fue que no cogí el desvío y acabé apareciendo en el Pont del Diable, ¡jajajajajaja! Bueno, ya que estaba aproveché para sacar unas fotos y comer un poco.

En el Pont del Diable, en Martorell


En el camino de vuelta me costó un poco más mantener un ritmo decente. El viento, el esfuerzo anterior, el no querer forzar demasiado el tendón…

Al llegar a Pallejà, vuelta a subir por el camino recién descubierto, y una vez detrás de la cementera tocaba investigar la otra posibilidad que llevaba preparada en el gps. Es un camino que pasa por debajo de la variante de la autovía, y se convierte en una subida no muy larga pero con una buena pendiente que lleva hacia la cantera “Turó Roig”, supuestamente en restauración.

La cantera en "restauración"


Como no vi ningún cartel prohibiendo el paso, pero con precaución porque sabía que por ahí pasan camiones, seguí adelante para dejar atrás la cantera e iniciar bajada hasta el cementerio de La Palma, desde donde ya sabía llegar hasta la carretera que lleva a Corbera.

Como estaba empezando a oscurecer decidí subir por carretera (también llevaba preparado un recorrido por montaña) y llegar antes a casa. Y la verdad es que subí a un ritmo muy bueno, que no me esperaba después de la “paliza” que me había pegado por el río.

Contento al llegar a casa porque por fin había podido descubrir la manera de llegar hasta el río sin tener que hacer más que unos cientos de metros por asfalto. Ahora sólo faltaba volver a salir y enlazar todos los caminos que ya conocía.

2 horas 50 minutos de pedaleo
45 kilómetros
600 metros de ascenso acumulado


La jornada me sirvió para constatar otra cosa. Semanas atrás había llevado la bici a que me cambiaran platos y piñones, cadena, retenes de la horquilla, y le hicieran una revisión general. Luego aparte de eso también me cambiaron los discos de freno. Uno hacía falta, el otro no. Me quejé, me “arreglaron” un poco el precio, y la verdad, tampoco me importó demasiado.

Pero además, y de eso no me di cuenta hasta días después (fallo mío, por supuesto), me variaron el desarrollo del bloque de piñones (¿se le puede llamar así?). ¡A peor claro! A peor para mí, que soy de tirar más de cadencia que de desarrollo. Ahora el piñón más grande es un 32 en lugar de un 34 que traía de serie la bici. Sí, seguro que a más de uno le sobra con eso, pero a mí, de verdad que me faltan dientes. Con razón en la salida anterior notaba que iba muy mal de fuerza.

Total, que ahora es como si fuera con un piñón menos que antes, y eso yo, lo noto, y mucho. Antes de decidir cambiarlo probaré algunas veces más, pero creo que acabaré por ir a que me pongan otro piñón. Incluso de más dientes que el que llevaba antes, ¡jajajajajajaja!



SÁBADO 3 DE MARZO. AL RÍO POR MONTAÑA


Tocaba ya, ahora sí, intentar enlazar todos los caminos conocidos y bajar desde Corbera hasta el Llobregat tocando lo menos posible el asfalto. Hoy en día es imposible hacer una ruta así totalmente por caminos de tierra, pero casi.

Por la mañana “me fue imposible” salir, tenía que dormir y recuperar fuerzas después de una semana bastante ajetreada. Sólo me apetecía quedarme en la cama. Luego durante la mañana ya me fui mentalizando y, aunque a una hora un poco “rara” para ser un sábado, acabé saliendo de casa con muchas ganas de dar pedales.

Después de unos primeros metros ineludibles por asfalto, ya me metí en el camino que discurre bajo las paredes de roca que quedan en paralelo con la carretera que baja a La Palma. Un camino con dos o tres repechos, pero que como es lógico, acaba siendo de bajada.

Antes de llegar a La Palma hay que cruzar la carretera en dirección al merendero de Can Vía, para seguir el curso de la riera Rafamans en dirección a la salida del pueblo. Una vez allí, hacia el cementerio, y luego a subir un poquito para hacer el camino de la cantera del Turó Roig en sentido inverso (mucho más fácil, pues es de bajada) al que lo hice el martes.

Una vez por detrás de la cementera, a atravesar la colina de la Costa Pelada, y llegada a Pallejà, donde ya me metería en el camino del río. En total unos 11 kilómetros en unos 40 minutos. En las subidas, “sufriendo” con los nuevos desarrollos, y en las bajadas, dejándome llevar, guardando fuerzas para más adelante.

Ya en el río, y por no hacer sólo la bajada hasta allí y vuelta a casa, volví a pensar en subir “la tachuela”, así que seguí adelante en dirección a Martorell, calcando el recorrido hecho días atrás.

En esta ocasión no me equivoqué y cogí el camino adecuado para subir al Turó de les Forques, a plato pequeño, por supuesto. Y siendo ese el punto medio de la ruta paré a hacer unas fotos y avituallarme un poco.

Dos caminos muy diferentes

En el punto geodésico del Turó de les Forques

Vista de la ribera del Llobregat


La vuelta a Pallejà, igual que el martes: con menos alegría y fuerza en el pedaleo, y con ese típico viento de la zona fastidiando. Tocaba guardar energía para afrontar la última parte del recorrido.

Ya en Pallejà, me dirijo otra vez a pasar por la Costa Pelada, y una vez en la cementera, en lugar de subir por la cantera me meto por el caminillo que lleva al polígono de Les Fallulles, para así volver a La Palma por “el otro lado”, por el camino del Pla de Sant Joan. Mucho más fácil de hacer este tramo, pues te ahorras la subida por la cantera, que tampoco es que mate, pero también se trataba de dejar constancia de esa otra posibilidad.

Una vez llegado al cementerio de La Palma, punto de unión de estos dos caminos, sigo hacia el pueblo y cruzo la carretera para volver a seguir el curso de la riera en dirección a Can Vía, previo paso (al igual que a la ida) por la Font del Marge.

Y ya en las inmediaciones de Can Vía, en lugar de subir hacia la carretera y coger el camino de las peñas, seguí adelante por la riera, haciendo el camino que llega hasta la entrada de Corbera, siguiendo en paralelo, y por abajo, a la carretera. Este camino es muchísimo menos cansado que el de las peñas, que tiene unos rampotes tremendos en su primer tramo.

La verdad es que el recorrido que hice creo que es el más fácil de las combinaciones posibles que hay. A la ida por el camino de las peñas, y por la cantera; y a la vuelta por el Pla de Sant Joan, y por la riera Rafamans.

Hay algunas rocas curiosas en el camino de la riera


Habría hecho mejores fotos del camino, pero se me hacía tarde


El camino de la riera acaba siendo de subida para llegar a la carretera, justo antes de la entrada a Corbera. Aquí, y para no meterse por asfalto, se puede cruzar al otro lado y subir una rampa de unos cien metros que enlaza con el camino de las peñas, para seguir en dirección a Corbera Alta.

Más adelante, y después de tener que hacer unos pocos segundos por la carretera, se puede uno desviar hacia una zona residencial que te permite evitar esas curvas tan peligrosas que hay llegando a la rotonda de Can Xorra (donde desemboca la carretera que viene de Sant Andreu de la Barca). Es un camino privado, creo, pero que no debería de haber problemas por hacerlo, siempre teniendo el máximo respeto por el entorno.

En fin, una ruta muy guapa, sobre todo por el hecho de conseguir enlazar Corbera y Martorell haciendo montaña y río, y evitando casi totalmente el rodar por carretera.

Tal y como me pasó el martes, aunque no llegué muy cascado, sí que noté bastante el esfuerzo realizado, que sin ser nada del otro mundo, me dejó las piernas “a gusto”. Que no está uno para esos trotes, ¡jajajajaja!

45 kilómetros
740 metros de ascenso
3 horas de pedaleo


Realmente merece la pena conocer estos caminos, y como sé que más de uno lo agradecerá, ahí va el enlace para visualizar y descargarse la ruta en el “güiquiloc”.


http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2552119


Bueno, ya he conseguido realizar esta ruta que tanto tiempo ha estado dando vueltas en mi cabeza. Ahora habrá que intentar "hacer otros enlaces"...


Bruno


domingo, 12 de febrero de 2012

DESATADO


Lo que tenía que haber sido una simple salida para “cardiovasculear” un poco, y de paso alejar los fantasmas del frío, acabó siendo una ruta no apta para cardiacos, haciendo todos los senderos y trialeras que me fue posible.

Senderos de subida, de subida de pulsaciones. De esos en los que en cuestión de segundos pasas de estar tan fresco a estar intentando que el corazón no se te salga por la boca. Claro está, que donde ni la forma física ni la técnica llega, siempre queda la posibilidad de echar pie a tierra y dar un par de pasos que te solucionen la papeleta.

Recuperando las pulsaciones después de hacer un tramo de dura subida por un sendero


Eso sí, por un par de veces el amor propio pudo más y tuve que dar la vuelta para intentar superar esos pequeños obstáculos en forma de piedras mal puestas justo antes de un pequeño desnivel de subida.

Ayer el día era fantástico. Soleado y con un ligero viento. Frío hacía, pero no demasiado. Bueno, ya me preocupo yo de salir a horas en las que ya no haga tanto, ¡jajajaja!
Pero frío está haciendo, porque aún se ven algunos charcos helados.


Atención al grosor del hielo


Disfrutando mucho de los cortos pero variados senderos que hay por la zona del Fondo del Cau de la Guineu, fui haciendo la ruta según se me iba ocurriendo. Ahora paso por aquí, ahora me meto por allá, no di tregua a las piernas ni a los brazos, ni a las suspensiones y frenos de la bici.

Después de la puesta a punto que le hicieron la semana pasada era el momento de constatar que el dinero había sido bien gastado. Y la verdad es que la bici cumplió con creces su cometido. Ninguna pega al respecto.

Los que han salido alguna vez conmigo en bici saben que llevo pedales semiautomáticos, de esos que por un lado son como unos pedales normales y corrientes, y te permiten ir "desenganchado" en el momento en que te apetezca. 

Gracias a eso me meto por sitios por donde no me metería si tuviera que ir obligatoriamente enganchado. Perro viejo no aprende trucos nuevos, y yo, de alguna manera tengo que demostrar mi globería.

Ya hace un par de salidas que voy "desencalado" casi todo el tiempo, más que nada porque tengo la sensación de que así el tendón maldito me molesta menos. (La conclusión es obvia). Sólo calo los pedales para hacer alguna subida por asfalto, sobretodo si la quiero hacer de pie. 

Ayer seguí con esa tónica, y desde el primer momento fui suelto. Tan suelto iba que al final lo que iba era “desatado”.

desatado, da.  (Del part. de desatar).
1. adj. Que procede sin freno y desordenadamente.

Bueno, tampoco tanto…

desatar.
7. prnl. Perder el encogimiento, temor o extrañeza.
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Más bien un poco eso.

Entre que últimamente me noto más seguro gracias al 2.2 que llevo delante; que aunque poca, algo de técnica he cogido desde que me compre esta bici hace ya casi tres años; y que ayer me notaba con cierto atrevimiento, lo cierto es que hice tres o cuatro bajadas de esas en las que si te lo piensas mucho no te metes.

En alguna sí que me lo pensé lo suficiente como para llegar a la conclusión de que era mejor poner el pie en el suelo y bajar unos metros andando. En una de esas ocasiones me llegué a pegar una culada, pues era tan resbaladiza la cuesta debido a la pendiente y piedrecillas que tenía, que incluso andando me la pegué. Caída tonta sin consecuencias.

Visité algún paraje que hacía tiempo no atendía como es debido, y estuve verificando la posible “ciclalidad” de alguno de sus tramos. Que no salgo con esa intención, pero luego entrado en materia siempre voy pensando en posibles rutas por las que deleitar a algún compañero en el futuro.

Lástima que este camino acaba en una larga torrentera imposible de ciclar

La Font de l'Era

Este bonito lugar fue el punto de avituallamiento de la ruta


Tuve algunos encuentros por la montaña. El primero, muy agradable, fue con una pareja de amigos, familia al completo, que estaban inculcándoles buenos valores y hábitos a sus ya no tan pequeños hijos (cómo pasa el tiempo). ¿No podrían ser todos los perros como el que tienen ellos? Tranquilo y por nada del mundo agresivo. Pero claro, tampoco todos los dueños son así…

El segundo encuentro fue con un par de cazadores, arma enfundada en mano, a los que me sorprendió desagradablemente ver. Lo siento, pero no me gustan.

Al cabo de un rato, tremendo, enorme jabalí, corriendo unos cuantos metros por delante mío, seguramente escapando del asedio de los cazadores anteriores. Ojalá lo consiguiera. Es muy raro encontrarse con un jabalí por ese camino y a esas horas, pero claro, le habían obligado.

El último encuentro fue con los restos dejados por algún cerdo, que de eso también hay.

¿Realmente se quedan "tan panchos" después de hacer algo así?


Resumiendo la jornada, una salida muy guapa, casi toda por senderos y trialeras, ciclando zonas que antes sólo había recorrido a pie, haciendo otras en sentido inverso al que suelo hacer, y regresando a casa muy satisfecho con mi rendimiento, tanto físico como técnico. Eso sí, teniendo muy claro cuáles son mis límites.


Arriba de todo, "mis límites", el resto, ¡desatado!


De vuelta a casa el hambre apretaba ya. Y no es que hiciera muchas horas ni me hubiera alimentado mal, sino que como toda la ruta fue un compendio de pequeños grandes esfuerzos, las energías se agotan más rápidamente. En cualquier caso, la duración del recorrido fue la justa y necesaria para disfrutar y no cascarme demasiado.

19 kilómetros. 2 horas y cuarto de pedaleo. 700 metros de ascenso acumulado. Suficiente


Me llevé la cámara de vídeo, que hacía tiempo que no la usaba. Pero esto de tener que ponerme ahora a editar y publicar vídeos, como que me da mucho palo. Bastante tengo con estarme una hora y pico viendo cómo han quedado.


Bruno