Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

miércoles, 30 de marzo de 2011

SENDECICLANDO


¡Vaya paliza me pegué el domingo!... 31 kilómetros.
¿Qué paaasa, no dicen que hay aumentar sólo un 10% de una semana a otra? Pues yo he aumentado casi un 75%, y dentro de la misma semana. ¡Jajajajajá!

El sábado me desperté con la tranquilidad que te da el estar totalmente convencido de no coger la bici, y además, no me importaba, que en otras ocasiones me quedo con remordimientos. Esta vez no, así que seguí durmiendo. Ya saldría “en otro momento”, que me apetecía aprovechar el sábado para otros quehaceres.
Tanta bici, tanta bici...

El domingo, ya tarde, cuando ya había dejado de llover y empezaba a arreglarse el día, y después de estar un rato peleándome con el vídeo y por fin conseguir grabar la retransmisión en diferido de la F1, decidí que era ese momento.

La temperatura parecía muy buena. Estaba saliendo el sol, y casi no quedaban nubes. Y además, los caminos tendrían ese punto justo de humedad que los haría agradables de ciclar, ya que había llovido poco. Por no hablar de que la montaña en general estaría más bonita de lo normal.

Con un arroz con leche en el estómago, y un par de trozos de chocolate con leche y almendras (no me gusta el dulce, no), me preparé y salí dispuesto a darme una vuelta por la montaña.

Tenía tres opciones pensadas. Una era repetir la misma ruta que había hecho el martes y el jueves, intentando bajar tiempo. Otra, hacerla dos veces (o “una y media”) intentando mantener una media algo “elevada”. Y la tercera, dedicarme a investigar algún camino al que le “tenía ganas”.

Cuando no llevaba más que 20 minutos subido en la bici, un pellizco tonto con una piedra del camino me hizo parar a cambiar la cámara de la rueda trasera. Entre que no tenía prisa, que el neumático estaba algo embarrado y me entraba tierra dentro (y claro, yo venga a sacarla, pues no soy yo pulido), y que normalmente ya soy lento cambiando una cámara, pues me tiré media hora allí parado.

Ya se me habían trastocado los planes. Otro se lo habría tomado peor (incluso yo), pero mira por donde me lo tomé con alegría. También hay que decir que los neumáticos tienen ya 1200 kilómetros, y es el primer pinchazo. Y eso que los he metido por sitios muy malos. Así que nada que reprocharles.

Ahora ya lo tenía claro, iba a hacer turismo de caminos. Pues nada, a investigar. Seguí con la ruta de toda la semana, ya que, casualmente, los caminos que quería hacer empezaban en diferentes puntos de su recorrido.

El primero era un sendero de subida a la cima de una colina que no encuentro nombrada en los mapas topográficos del Wikiloc. Como las ruinas de Cal Becó están en la base de esta colina, la llamaré el Turó de Cal Becó. El sendero es de esos que están “abandonados”, y tienes que pasar por encima de vegetación de todo tipo mirando de no meterte alguna rama de árbol en un ojo. Mira que si llego a pinchar otra vez... Pero no, no pinché. Buenos neumáticos. Todo será que el próximo día que salga pinche dos o tres veces seguidas...

Está claro que por ahí no sube mucha gente


Algunos metros los tuve que hacer andando, que no estoy yo como para subir por según qué sitios, y también porque algún tramillo estaba demasiado “vegetado”. Al final acabé llegando a la cima, en la que hay un depósito de agua, supongo que de la urbanización de Can Cases de Vallirana. Allí estuve un rato haciendo fotos y “chafardeando” un poco, a ver si había algún otro senderillo que investigar.

Las sillas serán para tomarse algo mientras contemplas la naturaleza...

A lo lejos, el Puig d'Agulles, visto desde el Turó de Cal Becó


De vuelta para abajo aún perdí otro ratillo intentando encontrar un sendero que me salía en el mapa del gps. Ni rastro. A veces en los mapas salen senderos que no existen, y a veces encuentro senderos que no salen en los mapas. Ya ves.

Finalizada la bajada del sendero, continúo con la ruta (el mismo trayecto de toda la semana) para ir ahora en busca de otro camino que quería investigar. Es un camino que ya había hecho hace tiempo, pero quería volver a hacerlo porque según los mapas era mucho más largo de lo que yo pensaba.

El tramo que yo conocía acaba en una pequeña explanada en la que están las ruinas de un antiguo horno de cal, que aunque ya lo conocía, aproveché para revisitar y videofotografiar extensamente.

En la explanada, intentando hacer una foto artística

La entrada del antiguo horno de cal

Desde el interior del horno. Está bastante bien conservado (que no cuidado). Sólo falta el techo


Después de un buen rato de visita tocaba “lo bueno”. Efectivamente, el camino seguía. Una tremenda rampa de tierra, con millones de piedras de todos los tamaños, casi imposible de subir (digo casi porque siempre hay algún bestia capaz de subir esas rampas), con picos del 28% según el gps, y que tuve que hacer casi enteramente a pie, empujando la bici y resbalándome con las innumerables piedras.

Corbera Alta y La Creu Aregall vistas desde la rampa


Al principio me dediqué a apartar algún pedrolo de la posible trayectoria de bajada, pero enseguida desistí porque estaba claro que si el camino se acababa y tenía que bajar por ahí, lo iba a hacer caminando. Si no, caída segura. ¡Qué malo era el camino!

Por ahí tenía que subir, y a lo mejor también bajar


Ya llegando arriba se arregló un poco la cosa y pasó a ser un sendero totalmente diferente a lo que acababa de subir. Después de un poco de llano se iniciaba ya una bajada, todavía por terreno en buenas condiciones.

Menos mal, ya me podía subir a la bici


Al poco me paro porque veo algo "sospechoso". Hay un senderillo a la derecha del camino que me lleva a un paraje cuando menos curioso. Se trataba de una especie de cueva, una gruta formada por dos entradas, y dentro de la cual logré ver que había unos tubos de hierro, e incluso una estantería metálica... ¿¿??

Me estuve un buen rato haciendo fotos de la zona, y grabando un vídeo, que hay que aprovechar las posibilidades de la cámara.

Mira que si se me cae la bici...


Ya dispuesto a continuar mi camino de bajada, aún tuve que esperar un momento a que pasara un motorista montañoso (están por todas partes...). Una vez pasó seguí adelante, ahora ya con el camino empezando a estar en peores condiciones, con bastante piedra suelta, aunque sin llegar a ser lo que me había encontrado subiendo por el otro lado.

El camino acaba llegando a una zona conocida, la que suelo llamar “la explanada de la N-340”, que hace unos meses me encontré recién arada, y que ahora está “vallada” con un cable que la rodea, y en la que parece que están saliendo brotes de no sé qué tipo de planta. En cualquier caso, contento por haber descubierto un camino que enlaza dos zonas bien conocidas.

Aún tenía ganas de más, así que me dirigí (por la ruta de la semana) a investigar un tercer camino que tenía visto de otras ocasiones, y que empieza en las inmediaciones de la masía de Can Cases. Una parte del camino ya lo conocía, pero me faltaba por investigar una bifurcación de éste. Así que hacia allí me fuí.

El camino, estrecho y pedregoso, como todos los de esa zona, acaba enlazando donde me imaginaba (que bien van los mapas topográficos del Wikiloc), en otro camino que he hecho más de una vez, y que viene de la Plana dels Bessons, bordeando las masías de Can Casildo y Can Cases. Decidí continuar en dirección contraria a como lo he recorrido en otras ocasiones. No veas como cambia la perspectiva.

Una breve parada para fotografiar la ermita de Sant Ponç. Por debajo de esas peñas discurre el Camí del Cau de la Guineu


Continué hasta que me encontré un senderillo que no tenía visto, y ya que era el día de los descubrimientos, me metí a ver a dónde iba.

Tuve que hacer por lo menos la mitad del sendero andando, que no era plan tener una caída por esa zona yendo yo sólo. Cualquiera me encuentra. Hice algunas fotos, sin importarme el tiempo que perdía, ya que la ocasión lo merecía. Allí en medio de un bonito rincón de la montaña, rodeado de vegetación, pasando por un senderillo estrecho que bordeaba unas peñas de esas que tantas hay por esta zona. ¿Porqué no me iba a parar a disfrutar del momento?

Un rincón cualquiera de la montaña, punto de unión de dos laderas

Un gran descubrimiento este sendero 

La última foto del día. Por ahí seguía el senderillo


El sendero acabó saliendo a otro camino que también conocía, y es que por esa zona conozco ya muchos caminos. La verdad es que me gustaría llegar a conocer todos los caminos y senderos que hay por allí.

La continuación de este otro camino llega hasta el principio del Fondo del Cau de la Guineu, y ya que estaba allí... pues a hacer otra vez la misma ruta que ya hice el martes y el jueves. Bueno, y que este día ya la había medio hecho una vez.

Poco más que contar, simplemente que intenté ir a un ritmo bastante más rápido del que había estado llevando toda la tarde, ya que llevaba pocos kilómetros hechos (duros, eso sí). Y es que también tengo que decir que hasta tres horas y media más tarde de haber salido de casa no conseguí igualar el tiempo que llevaba pedaleando con el tiempo que llevaba de paradas... Sin comentarios.

Llegué a casa un poco antes de las seis de la tarde, con el sol aún bastante alto. Es lo bueno de haber adelantado la hora. Contento por haber disfrutado mucho de la salida, que aunque fue corta, estuvo muy bien por haber descubierto caminos y senderos nuevos.

Físicamente mejor que los dos días anteriores, y aunque no era mi intención, acabé haciendo alguna cuesta de gran porcentaje. Pero es que por esa zona es lo que toca. El tendón del cuádriceps de la pierna izquierda me molestó bastante al principio, y luego me dejó un poco en paz. También es verdad que estaba más tiempo andando o parado que dando pedales.

Total, 31 kilómetros con 915 metros de ascensión (750m en los primeros 23km), en cuatro horas y media de salida, con ¡una hora y tres cuartos de paradas!

Nada espectacular, pero sí divertido


Pues no me lo pasé bien ni nada...


Bruno

jueves, 24 de marzo de 2011

MÁS DE LO MISMO


Pues eso, que hoy he salido y he hecho más de lo mismo. O sea, que he hecho la misma ruta (rutilla) que hice el martes. Eso sí, con un día mucho más soleado y caluroso.

Aunque he estado a punto de no salir y de quedarme en casa haciendo estática, ya que justo me estaba vistiendo he visto que en Teledeporte iban a dar un resumen de la etapa de ayer de la Volta, que dicho sea de paso, ya les vale a los responsables de que no la retransmitan en ninguna cadena de televisión. Pero he pensado que entre ver lo que habían hecho otros, y hacer yo algo, era mejor esto último, así que he apagado la tele y me he ido con la bici.

He salido casi a la misma hora, y al igual que tuve que hacer el martes, hoy también he tenido que pasar por el coche para recoger las gafas de sol, que me había olvidado de subirlas a casa al llegar de trabajar la noche antes (qué pasa... como no tengo otras, para conducir uso las de la bici, jajajajajajá).

El martes, a los pocos segundos de que el gps cogiera señal, el dato de la altura bajó 200 metros de golpe. Lo apagué y volví a encender, y poco después ya marcaba bien. Hoy, de buenas a primeras, ya marcaba 150 metros de menos, pero en esta ocasión no se ha llegado a corregir, con lo que he ido toda la ruta 150m por debajo de la altura normal.

Para que hubiera algo diferente al martes, al principio de la ruta he ido más alto de pulsaciones. Supongo que era porque había desayunado una taza de arroz con leche y aún lo notaba en la garganta... ¡Qué bien le queda a mi madre el arroz con leche! ¡¡¡¡¡¡Tremeeeeendo!!!!!!

Y bueno, por resumir ya la mini salida, diré que aunque al principio me parecía ir peor que el martes (más alto de pulsaciones, y más cansado), me daba la sensación de ir más rápido. Así que se me ha metido en la cabeza acabarla en menos tiempo, y he intentado ir siempre un poco más ligero que antes de ayer.

Cuando he llegado a casa y he descargado los datos del gps, he visto que sólo he conseguido bajar un minuto y medio. Y yo que pensaba que por lo menos habría rebajado cinco. En fin...

Pues nada, a ver si el sábado también me animo y hago una salida un poco más larga... Por lo menos 20 ó 25 kilómetros, jajajaajajajá!!!!


Bruno

martes, 22 de marzo de 2011

EN MARTES, NI TE CASES NI TE EMBARQUES


Así que yo he salido con la bici, que llevaba 20 días sin cogerla.

Introducción tonta donde las haya, pero que sirve para iniciar esta corta entrada sobre la salidilla que he hecho hoy con la bici.

Y es que después de tres semanas sin tocarla por culpa de una gripe inoportuna (¿alguna es oportuna?) estaba en ese estado apático que sobreviene después de tantos días de no hacer nada. Había que romper la dinámica de levantarse tarde y no hacer nada más que ir a trabajar, y qué mejor manera que poniéndose el despertador para salir a dar una vueltecilla en bici por la montaña.

Aunque me he levantado relativamente pronto, entre desayunar un poco y prepararme se me ha echado el tiempo encima. Bueno, en realidad el problema es tener que volver a casa sobre las diez y media para ir bien de tiempo y poder llegar a la hora al trabajo. Así que, o te levantas bien temprano, o te queda sólo un ratillo para dar pedales.

En cualquier caso, como llevaba tantos días sin salir, y además no iba a estar en condiciones de hacer mucho, con una horita y media ya tendría bastante. Total, se trataba sólo de salir a rodar un poco para ir entrando en materia de cara al fin de semana.

Salida de Corbera por el Fondo del Cau de la Guineu, para subir hasta la Penya d’en Rovira. Media vuelta rodeando el Turó de Cal Becó, y regreso a casa por el Fondo de Can Dispanya, L’Amunt, y subida de la Font Vella.

Foto de compromiso, llegando a la Penya d'en Rovira


En total, unos escasos 18 kilómetros en algo menos de una hora y cuarto, para un desnivel acumulado de unos 450 metros. Poca cosa, pero que de tan desentrenado estaba, ya me ha dejado satisfecho.

Suavesito... suavesito...


Las pulsaciones no muy altas (tampoco he forzado), algunas molestias (como todo quisqui), y una temperatura bastante buena para ir en bici. Había llovido algo por la noche, y llovió después de que llegara a casa. Perfecto.

El jueves otro poquito más (no sea que me atragante), y el sábado ya veremos...


Bruno

miércoles, 2 de marzo de 2011

MARTES POR LA RIBERA


Ayer martes me bajé al río a pescar, pero como yo no tengo caña tuve que pedalear...
Vaya parida de introducción, pero es que la entrada va a ser así, un poco cutre.

Ayer, siguiendo con mi plan de NO entrenamiento de cara a Los Monegros, según llegué de trabajar piqué algo de comida y me fui en bici hasta “Cuatro Caminos”, para rodar un par de horitas por el río. De bajada por carretera ya noté que el viento iba a ser un poco molesto.

Tomé un camino que discurre por la margen derecha del río, hasta ahora inédita para mí. El viento hacía que el ritmo no fuera muy rápido, y que tampoco estuviera yo muy a gusto. Llegué hasta Sant Andreu de la Barca, que fue hasta donde me dejó llegar un operario de unas obras que había por allí. Media vuelta, y a seguir rodando.
El viento, a su rollo.

Pasé de largo Cuatro Caminos y, rodando, rodando, llegué hasta El Prat, donde ya pensé que por tiempo, kilometraje, y dolor en el culo (aunque lo que realmente duele no es el culo, pero bueno, para que nos entendamos), era el momento de volver ya para casa.

Toda la ribera del Llobregat es de una "belleza" sin igual


El viento era coprotagonista de la ruta. El camino, superbacheado, auténtico “Vibro-Power” natural, era el otro. Y claro, de estrella invitada, el pequeño pero matón sillín "Duo-Power-Maldito el día en que lo compré”.

Cuando ya estaba hasta el gorro de los baches, el viento, y la dureza del sillín, me salí del camino a medio pasar Sant Vicenç dels Horts y ya me metí por asfalto, para no salirme de él hasta llegar a casa.
La subida a Corbera a un ritmo medio decente, intentando no pasarme de pulsaciones, pero a la vez no queriendo ir a paso de tortuga, que tampoco se trataba de eso.

Pude aguantar bastante bien el dolor isquiático (por aquello de los isquiones) a base de ir poniéndome de pie a ratos (pocos, que no iba sobrado), incluso alguna vez en llano. El viento había pasado a un segundo plano, ya que subiendo hacia Corbera casi no lo noté.

En definitiva, un martes por la ribera, cumpliendo los objetivos que me había propuesto: 3 horas de pedaleo, 58 kilómetros de recorrido. Y sólo 5 minutos parado. Satisfecho con la tardecita ventosa.

Sin pretenderlo, me salieron ¡450! metros de ascensión


Ahora ya hasta el sábado no me pienso volver a sentar en ese sillín. ¡Hombre ya¡


Bruno