Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

lunes, 30 de mayo de 2011

ARAÑAZOS


Cortita salida la que he hecho esta mañana, que básicamente me ha servido para reencontrarme con las ganas de pedalear que se habían mantenido escondidas durante unos días. Qué perro he estado esta semana. Sí, es fácil excusarse en que llegas cansado del trabajo y al día siguiente prefieres dormir un poco más y recuperarte. Y en que aún no me notaba totalmente recuperado del catarro de hace un par de semanas. Pero, qué perro he estado esta semana.

Como hace días que Juan (compañero de trabajo) y yo intentamos quedar para hacer una salidita, ya no podía alargar más estos días de relax, que se acartona uno muy fácilmente y luego es  muy difícil quitarse las telarañas. Así que hoy he sido capaz de levantarme mucho más pronto de lo que lo había hecho el fin de semana, y he salido a rodar un rato.

Una ruta típica de las que hago últimamente: corta pero intensa. Media hora de calentamiento previo en la estática, y después, una hora y media de pedaleo para recorrer la increíble distancia de veinte kilómetros y medio. Con algo más de 550 metros de ascensión acumulada. Algo es algo.

Senderitos pedregosos, senderitos más vegetados, algo de camino, y un poco de asfalto también. Las pulsaciones más altas de lo que debieran, pero al menos no me he notado tan mal como pensaba que me encontraría. Ahora que de fuerzas no iba sobrado.

Como curiosidad de la salida, constatar el hecho de que en un par de semanas de no pasar por algunos senderos la vegetación se ha adueñado de ellos de tal manera que en algunos momentos ni siquiera veía por dónde tenía que meter la rueda. Suerte que ya me los conocía de otras ocasiones. Y claro, en muchos puntos del recorrido he ido "limpiando" los senderos a base de llevarme por delante, con brazos y piernas, las zarzas y otros tipos de ramillas que los habían ido cerrando.

Lástima de la torre eléctrica


Total, que he llegado a casa con unos cuantos arañazos, que es lo que toca yendo de corto. Y al menos he vuelto a salir. Ahora ya estoy pensando en la próxima salida, seguramente el miércoles, y también seguramente, acompañado, que siempre da una motivación extra.


Bruno

martes, 24 de mayo de 2011

"DE LA CECA A LA MECA"


Hace un año y un par de días me subí a la bici a las 8 de la mañana y no me bajé hasta las 10 y media de la noche, consiguiendo de esa manera completar los 165 kilómetros de la marcha para bicicleta de montaña "Los 10000 del Soplao".
Acabé tremendamente satisfecho y orgulloso de mí mismo.


Hoy, me he subido a la bici a las 9 y cuarto de la mañana y me he bajado a las diez y media, también de la mañana, para completar los 17 kilómetros y medio de la salidilla que he hecho como toma de contacto con la bici después de dos semanas parado por culpa de un catarro “de los míos”.
No he acabado tan satisfecho y orgulloso de mí mismo como aquel día de hace un año, pero sí que he llegado a casa contento.

Cómo cambia el cuento...

Bueno, este año me lo estoy tomando “de tranqui”, que el pasado ya conseguí completar grandes retos, y el cuerpo me acabó diciendo que quizás tenía que bajar un poco el ritmo. Yo, que soy muy obediente, le hice caso. Y aquí estoy, haciendo salidas de una, dos, tres horas, disfrutando todo lo que puedo, e intentando sentar las bases para ir ampliando poco a poco el kilometraje.

O no, que como siempre me ha dicho mi madre: “tú es que te vas de la Ceca a la Meca”...


Bruno

domingo, 15 de mayo de 2011

CON UNA SEMANA DE RETRASO


Esta entrada la tenía que haber publicado hace ya una semana, pero es que a veces me cuesta escribir las crónicas sobre las salidillas que voy haciendo con la bici. Unas veces es por falta de tiempo, otras porque no me viene la inspiración, y otras, simplemente por falta de ganas.

Es verdad que en algunos momentos me llego a tomar esto del blog como una obligación que en realidad no tengo. Y que en otros me parece que si no hago una crónica “de las mías”, ya no estoy haciendo una buena crónica. Total, si de lo que se debería de tratar es de dejar constancia de lo que he hecho, y nada más. Pero claro, empiezo a escribir y me enrollo, y me enrollo, y me enrollo.

Pero a veces, ni queriendo, me sale la crónica. En esta ocasión se me han juntado todos estos factores, y ni siquiera ahora que llevo media semana de baja por culpa de otro catarro inoportuno (o no, como digo siempre) parece que vaya a ser capaz de acabar la crónica de lo que fue el anterior fin de semana. Y eso que hace varios días me había puesto con ella y llevaba ya escrita casi la mitad (casi...)

Así que esta vez he intentado no enrollarme como de costumbre (aunque me parece que no lo he conseguido), he eliminado la medio-crónica que tenía ya hecha, y he escrito un “resumen” de lo que hice el fin de semana pasado.

Fue un fin de semana completito, con ruta ciclista con tres compañeros el sábado por la mañana, visita a la Feria de Abril en el Forum (nunca había ido) con unos amigos el sábado tarde-noche, reunión familiar el domingo (disfrutando de los exquisitos manjares que siempre prepara mi madre), y lunes de ruta, con la bici como única compañía. La verdad es que no me puedo quejar.



SÁBADO 7 - HACIENDO DE GUÍA

Para ese sábado habíamos quedado Xavi, Joni, Carlos y yo para hacer una ruta juntos. Se trataba, en esencia, de que les enseñara una serie de caminos y senderos por las montañas que suelo yo recorrer, y que estaba seguro que les gustarían.

Yo había quedado con Xavi en Sant Llorenç d’Hortons, así él podría enseñarme unos caminos para ir a Gelida, donde nos encontraríamos con Joni y Carlos. Carlos quería haber ido desde L’Hospitalet hasta Gelida en bici, pero como al salir de su casa estaba lloviendo decidió ir hasta Corbera en coche, y desde allí hasta Gelida en bici, que tampoco estaba mal para ir calentando.

La mañana se presentaba realmente fea, con unos nubarrones amenazadores, y más viento del que nos esperábamos. Para mí lo difícil fue dedidir qué ropa me ponía. Lo que sí estaba claro era que había que llevar el chubasquero. Se me echó el tiempo encima y Xavi y yo tuvimos que ir a Gelida por carretera, no fuera que hiciéramos esperar a los otros dos.

Una vez nos encontramos en Gelida empezamos la ruta subiendo por el camino de la Font Freda, que Carlos no conocía, en dirección a la falda del Puig d’Agulles. Primeros escarceos entre él y Xavi, mientras Joni y yo guardábamos fuerzas, que la mañana no sería corta.

De las pocas veces que subiendo pude ir en cabeza

Carlos y Xavi admirando las peñas del Torrent de Vallgorgina, y Joni riendo alguna tontería mía


Reagrupados en la falda del Puig cogimos la trialerilla de Can Armengol que nos llevó a L’Amunt, y de ahí bajamos casi campo a través hasta la riera de Can Planes. Al llegar abajo los comentarios eran sobre lo divertida que estaba siendo de momento la ruta.
Cada uno de ellos acababa de hacer algún tramo desconocido hasta entonces, y les había gustado. Bueno, de momento íbamos bien.

Desde allí les tenía preparada una ruta típica para mí, disfrutando de los parajes por los que yo me suelo mover: el camino de Can Casildo, el Fondo del Cau de la Guineu, el Bosc de les Comes, el Serral del Becó, o les Penyes d’en Rovira, donde paramos a hacer un descansillo.

Por el camino nos encontramos con un tejón muerto, posiblemente por un golpe con algún vehículo. Nunca me había encontrado con este tipo de animal, y para una vez que lo hago, al pobrecillo lo habían atropellado.

De las Penyes d’en Rovira fuimos hasta la Font de Sant Ponç a reponer de líquido los bidones, que aunque tampoco habíamos bebido mucho, pues la mañana no era calurosa, luego no volveríamos a tener mejor oportunidad para hacerlo.

Estaba intentando hacerles pasar por caminos bonitos y divertidos, y por algún senderillo que hubiera por allí, así que desde la fuente de Sant Ponç bajamos por unos senderos de esas características hasta llegar al camino del Cau de la Guineu, y desde allí nos metimos por otro, corto pero duro, que nos dejó con las piernas rojas por el esfuerzo y por los constantes arañazos con vegetación de todo tipo.

Detalle de Carlos, que se paró a hacernos unas fotos en ese sendero


Bueno, toda esta zona también les había gustado mucho, así que yo iba muy contento con el resultado de la salida. Desde allí los llevé hacia Sant Ponç, y aunque no nos acercamos hasta la ermita porque no íbamos sobrados de tiempo, sí que nos paramos en sus inmediaciones para hacer la foto de rigor.

Disfrutando del entorno


Ya nos habían caído unas cuantas gotas de lluvia, y aunque de momento nos habíamos librado de mojarnos de verdad aún nos quedaban kilómetros por delante, así que tampoco se trataba de tentar a la suerte, que en cualquier momento podía caer una buena.

En Sant Ponç cogimos otros senderitos que les gustaron mucho, y que nos llevaron de vuelta a la Riera de Can Planes, desde donde subimos hasta la carretera que lleva a La Creu Aregall, para enseguida hacer una corta zona de senderos y coger el Camí Ral para subir por montaña hasta La Creu.

Con cuidado en algunos momentos porque había zonas de piedra mojada, dejando marchar a Carlos y Xavi que iban como motos, y esperando a Joni que no iba tan sobrado, acabamos por reagruparnos al llegar a la urbanización.

Llevábamos ya unas tres horas dando pedales, y la ruta les estaba pareciendo muy guapa, lo que a mí me satisfacía enormemente, pero aún quedaba el “plato fuerte” de la jornada. Aún nos faltaba bajar desde La Creu Aregall hasta Castellví de Rossanes por ese recorrido de senderos al principio, camino luego, que había descubierto días atrás, y que estaba seguro que les iban a gustar muchísimo. Así que me volví a poner en cabeza y para allí que nos fuimos.

En todo este tramo no hice ninguna foto. En realidad, en toda la salida hice muy pocas fotos, pero es que cuando estás haciendo “senderismo” no puedes estar parándote cada dos por tres para hacer fotos, porque las paradas serían innumerables, y además de la pérdida de tiempo que eso supone, el andar parándote hace que el disfrute del camino sea menor.

Así que aparte de las paraditas de rigor para ver que veníamos todos, se puede decir que este tramo lo hicimos del tirón. Y es que los veinte minutos y seis kilómetros de bajada que suponen bajar desde el Pla dels Voluntaris hasta el Torrent de Castellví merecen ser bajados sin más distracciones que las propias de ir intentando disfrutar del paisaje a la vez que tratando de llevar la bici por donde debe.

Al llegar al final del camino, ya en la carretera que va de Martorell a Gelida, caras y comentarios de satisfacción. Esta última parte de la ruta había sido realmente guapa, y todos, yo el primero, habíamos disfrutado mucho de ese último tramo. Una zona muy bonita en la que es imposible no disfrutar del entorno y del hecho de recorrerlo en bici.

Bueno, aún nos quedaba llegar hasta Gelida, así que entre Xavi y Joni nos guiaron por unos rápidos caminos que discurren entre la autopista y la carretera, rodando entre viñas en algunos momentos.

Ya en Gelida nos despedimos de Joni, contento por la salida que habíamos hecho. Carlos, que en un principio tenía pensado subir hasta La Creu Aregall y luego bajar a Corbera en bici, finalmente se dejó convencer para ir hasta Sant Llorenç con nosotros y volver conmigo en coche. No es que estuviera sin fuerzas para volver pedaleando, ni mucho menos, lo que pasa es que el cielo amenazaba con un tormentón de cuidado, y no era plan que le pillara de camino a Corbera.

Unos pocos kilómetros más por unos caminos que nos enseñó Xavi, con alguna última subida de gran porcentaje, y en unos minutos nos plantamos en Sant Llorenç. Por el camino, caída tonta de Carlos (la tercera del día), en la que, por no poner la mano y hacerse daño en la muñeca que tiene fastidiada, se dejó caer a plomo contra la tierra y acabó más dolorido de lo que parecía en un principio.

Díficil rampa, sobretodo con la cámara en la mano

Ya que me pongo...

Aún nos quedaban unos minutos de disfrute


Ya llegando a nuestro destino Xavi tuvo un bajón físico de última hora, y es que no me extraña, dado que él y Carlos estuvieron toda la mañana tirando del grupillo, y claro, querer aguantar "los ataques" de Carlos durante tantos kilómetros acaba pasando factura.

Yo acabé muy entero, aún habría podido hacer unos cuantos kilómetros más a buen ritmo (jajajá, seguro), pero es por que me estuve reteniendo durante toda la salida. El tendón del cuádriceps izquierdo me molestó al principio, supongo que por no haber calentado y por el frío y la humedad que había de buena mañana. Luego ya se me pasó y no me volvió a dar problemas.

Finalmente salieron 56 kilómetros y casi 1600 metros de ascensión acumulada, en algo menos de 4 horas y tres cuartos de pedaleo y casi 6 de ruta. Una salida muy divertida, en muy buena compañía, y con un kilometraje suficiente para volver a casa muy satisfecho.

Un perfil interesante


A todos les gustó mucho la ruta, lo que a mí me deja aún mejor sabor de boca, pues ese era mi objetivo. Además nos lo pasamos muy bien, con risas y buen rollo en todo momento. Ni que decir tiene que volví muy contento a casa. Supongo que los demás también.

  

LUNES 9 - COMPROBANDO ALTERNATIVAS
  
Como en mi empresa habían tenido la “gentileza” de darnos un día de E.R.E., y yo me encontraba bien de piernas y de ganas, decidí que el bonito día que estaba haciendo había que aprovecharlo recorriendo unos kilómetros con la bici, comprobando unos caminos alternativos a los que habíamos hecho el sábado. Así, algún día que mis compañeros vuelvan por aquí podré enseñarles algún que otro tramo que no conozcan.

Salí vestido de verano, que el sol estaba apretando y estaba claro que iba a pasar calor. Aún así me llevé los manguitos y el cortavientos en la mochila, que salí de casa a mediodía y a lo mejor iba a acabar necesitándolos.

Me planteé una ruta por los sitios de siempre, más o menos por donde estuvimos el sábado, pero metiéndome por caminos y senderillos que hacía días que no recorría, y que me interesaba comprobar en qué estado estaban después de las lluvias de la noche del sábado y la mañana del domingo.

Me encontré bastante bien físicamente, no pagando para nada el esfuerzo hecho dos días antes, y el tendón no me molestó en ningún momento. Esta vez sí que había calentado mi media horita en la estática en casa, y además me lo tomé con calma durante los primeros minutos de la salida.

Me lo pasé muy bien recorriendo senderillos y trialerillas ya conocidos, y también estuve ciclando tramos que no había hecho nunca, y descubriendo un par de caminos de esos que siempre han estado ahí y que por unas razones u otras no había visto. Alguna trialera complicada sí que intenté hacer. Por supuesto sólo hice subido a la bici el tramo que me pareció accesible para mí. Cuando lo veo mal me bajo.

Ese trozo fui capaz de bajarlo

Ese lo bajé andando


Fue una ruta de no muchos kilómetros, pero en la que me dediqué a rodar por caminos muy rotos, muy pedregosos y difíciles, de esos que te acaban dejando bastante cascado, con las piernas totalmente vacías.

A veces descubres un camino... y no va a ningún sitio


También me tocó bajarme de la bici en varias ocasiones, unas veces por no poder hacer algún tramillo subido en ella, otras por tener que sortear algún charco que me fui encontrando por el camino, otras, para investigar.

La Cova del Pla de les Comes (hasta aquí llegué andando)


La media de velocidad me salió bastante baja, de menos de 10 kph, y es que cuando bajaba era por zonas de cierta dificultad técnica, y cuando subía tocaba tirar de platillo y dando bandazos por culpa del terreno pedregoso.

A punto de meterme por un sendero que tiene mucha miga


Entre la cantidad de agua que había caído el sábado y lo mucho que calentaba el sol, había una humedad tremenda en el ambiente. Casi se podía ver el agua evaporarse de la tierra. Bebí bastante agua y sudé mucho. Creo que eso acabó pasándome factura.

En definitiva, me lo pasé muy bien rodando por zonas que hacía tiempo no recorría, haciendo tramillos de esos divertidos por tener cierta dificultad, la justa para que yo sea capaz de hacerlos subido a la bici disfrutando de las suspensiones, y descubriendo alguna que otra alternativa a los recorridos que suelo hacer normalmente.

Corto pero duro


Me salieron 31 kilómetros y 1000 metros de desnivel, en 3 horas y cuarto de pedaleo, y casi una hora de paradas. Un recorrido bastante rompepiernas, que me dejó con las fuerzas muy justitas.

Llegué contento a casa, sobretodo porque el recorrido fue muy entretenido en cuanto a tramos técnicos, y también por haber descubierto algún tramo nuevo. Y unido a la salida del sábado había acabado haciendo dos “etapas” muy, muy guapas.

Un fin de semana largo muy provechoso en todos los aspectos. Lo disfruté mucho, y aproveché bastante los tres días. Tuve tiempo de salir con la bici, de salir con los amigos, de disfrutar de la familia, y también pude descansar bien y recuperarme del esfuerzo hecho con la bici.

La única pega es después haber caído enfermo. Rinofaringitis aguda decía el parte médico. La garganta jodida, y el pecho un poco cargado. Si es que no puede ser. En toda la semana no he hecho nada de ejercicio, y es posible que aún tarde un par de días en hacer algo, que el pecho y la garganta aún no los tengo bien, y no es plan tener una recaída.

Al final está claro que me he enrollado más de la cuenta y no he sido capaz de hacer un resumen como es debido. Pero es que me cuesta muchísimo resumir. Yo lo intento, pero no me sale. Aún así he hecho una crónica mucho más corta de lo que habría sido si no hubiera “resumido”.


Bruno

lunes, 2 de mayo de 2011

¿¿ REGENERANDO ??


Como la paliza del sábado (¡20 kilómetros!) no me dejó suficientemente hecho polvo, ayer domingo decidí salir a dar otra vueltecita. Para regenerar, más que nada. ¡Jajajá!

Salí después de la hora de comer (que no después de comer), que la tarde pintaba bien y había que aprovechar (aprovechar que tenía ganas de salir, no que la tarde pintara bien).

Mi media hora de calentamiento en la estática, y a la calle. Las tres y media de la tarde, y con solecito. Salgo “dirección Barcelona” para entrar llaneando por Corbera Baja, y seguir hacia Can Planes para coger el camino del Cau de la Guineu. Sin forzar mucho llego hasta la “explanada de la N340”, y por supuesto, hago el circuitillo por las Penyes d’en Rovira.

Ya según venía por el camino del Cau de la Guineu iba pensando que de regeneración nada de nada, pues no iba ni mucho menos a ritmo de estirar piernas. No es que fuera lanzado, pero ya me di cuenta de que me iba a apetecer hacer alguna subidita buena. Y para variar un poco los recorridos hechos en las últimas salidas decidí bajar por la trialerilla que hay cerca del Coll de Verdeguer, y que baja hasta la N340.

Ya después de la trialerilla, y antes de llegar a la nacional


Cruzo la carretera para hacer los caminos que por el Bosc de la Pinetella bordean los campos de cultivo del Mas del Lledoner.
Es un recorrido bastante chulo, que empieza con un tramo durillo de rampas que rondan el 20%, para luego bajar la dificultad ya en la parte que toca con los campos cultivados del Mas, por donde hay alguna zona bastante bonita por estar más cerrada la vegetación.
La zona de las rampas duras me costó muchísimo menos de lo que me esperaba, seguramente porque parece que han pasado algún tipo de máquina que ha dejado el terreno más compactado de lo que estaba (antes había más piedra suelta, y era fácil perder tracción).

Ya en el Mas del Lledoner continúo paralelo a la carretera por un tramo que he de medio hacer a pie debido a lo complicado del terreno, para llegar hasta justo antes del Pont del Lledoner, donde empieza otra subida dura que tampoco parece costarme lo que yo me esperaba.

Pasado ya lo duro de esa zona continúo adelante hacia el Pla de la Pinetella, alternando llano y ligeros repechos, para luego adentrarme por un sendero que descubrí hace tiempo y que valía la pena hacer, pues era eso o bajar un tramo de pista sin mayor interés. Otro tramo llano para acabar llegando a los depósitos de Aigües de Vallirana.
Un descansito, alguna foto, una barrita, y me pongo el chaleco cortavientos, que ya hacía un poquito de fresquillo. No sé porqué no me llevé los manguitos.

Andan pelando los cortafuegos, pero entre los hierbajos que quedan, y la poca anchura del "corte", un posible fuego se lo va a pasar en grande


Sigo adelante para dar a parar a la urbanización El Lledoner, desde donde haría un corto tramo de la antigua nacional para ir a coger un camino muy roto y pedregoso que acaba llevándote de vuelta al Pont del Lledoner.

Para no bajar por la carretera decido volver a hacer el recorrido que rodea al Mas del Lledoner, que ahora sería mucho más fácil por ser casi todo de bajada o semi-llano. Al hacer el recorrido al revés de como lo he hecho en otras ocasiones, ves el camino desde otra perspectiva, y descubres pequeños rincones que antes no habías visto.

Un bonito sitio para hacer un picnic

Desde el lado contrario

Por ahí venía 


Estaba empezando a coger frío, que en esa zona el sol se ve poco, así que ya estaba bien de fotos. Sigo adelante hasta volver a llegar a la N340, que subo un par de cientos de metros para volver a meterme en el camino de Can Cases, que lleva al Coll de Verdeguer.
Esta vez no di la vuelta por las Penyes d’en Rovira (qué raro), sino que directamente me metí por el camino que lleva a la Font de Sant Ponç, donde pare un momento a rellenar de agua el bidón.

Salgo de allí en dirección al camino del Cau de la Guineu, parándome a los pocos metros para hacer ya las últimas fotos del día, que a lo tonto a lo tonto, había parado unas cuantas veces.

Vistas de Sant Ponç a la izquierda, y Corbera Alta en el centro

Una visión más amplia de la misma zona


Con un poco de frío en los brazos llego al camino del Cau de la Guineu y aprovecho para hacer un sendero de bajada en el que antes había un árbol caído y “alguien” se ha preocupado de quitar. Desde ahí, un poco de subida para llegar al cruce del Pou dels Crestats, y camino hasta Sant Ponç. Me paré a hacer una última foto, de la ermita, pero tal como saqué la cámara la volví a guardar, que ya estaba bien de fotitos.

Repitiendo el último tramo hecho el sábado, bajo por el sendero que pasando por la Font de Sant Elies llega hasta la riera de Can Planes, y desde ahí cojo el camino de Can Casildo para acabar metiéndome por los senderos que bordean la Riera Rafamans y van a parar a Can Roig, ya en Corbera Baja. Justo ahí me encuentro con Ilde y Elena, y Aleix, el pequeñajo. Así que a pararse unos minutos a hablar con ellos, que últimamente sólo nos vemos de casualidad.

Bueno, ya sólo faltaba subir por el campo de fútbol (con parada previa para hablar con más conocidos, esta vez el Ros, y también Esteban con su familia), para llegar a casa.

Una buena salida, muy variada, como todas últimamente, y que me deja con la sensación de haber aprovechado bien el fin de semana.
Al menos en el aspecto ciclístico...

30 kilómetros y 825 metros de desnivel acumulado, en 2 horas y 20 minutos de pedaleo, con nada más y nada menos que tres cuartos de hora parado (haciendo fotos, de cháchara...).

Sencillo pero variado


De regenerar piernas nada de nada, que llegué a casa bastante cargadito, y pensando que en algún momento me daría una “rampa”. 20 minutitos de descarga en la estática, unos estiramientos, y una ducha merecida.

Bueno, 50 kilómetros en dos salidas cortas pero divertidas, un buen dolor de piernas, y brazos y piernas con bastantes arañazos.
Ese es el resumen de este fin de semana.


Bruno