Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

jueves, 27 de octubre de 2011

¡AHORA SÍ!


Nunca había llegado a casa tan contento después de haber hecho tan pocos kilómetros. O por lo menos, no lo recuerdo.

Hoy he salido a probar mi última adquisición...

"La sustituta"


Al final decidí que la “Espe” que me había comprado, además de no ser de mi talla, tampoco llevaba unos desarrollos que me gustaran. Así que volví a la tienda, pero no a que me la cambiaran por una de mi talla, sino a llevarme una mejor.

Estuve haciendo cálculos sobre los desarrollos que vi que llevaban otros modelos, y al final me pareció que lo mejor era gastarse unos cuantos euros más y comprar una bici que me convenciera de verdad. ¿Para qué me iba a quedar una con la que “no las tenía todas conmigo”?

Así que devolví la de triple plato y me llevé a una de sus "hermanas mayores”, equipada con compact. He pasado de un 52x42x30 y 13x26 de 8 velocidades, a un 50x34 y 12x30 de 10 velocidades. Nada que ver. Esto es otra cosa.

Más dientes que un tiburón...


Ayer fui a recogerla a la tienda (han tardado más de lo que me dijeron, pero es igual, lo bueno se hace esperar), y esta mañana me he levantado pronto para salir a probarla, dándome igual si me pillaba la lluvia o no. Cómo cambia la mentalidad cuando tienes ganas de hacer algo.

Destino: La Creu Aregall.

Nada más salir de casa, y a pesar de empezar ya con “todo puesto”, me he dado cuenta enseguida de que movía los pedales con mayor facilidad que con la otra.

Si el otro día empecé a subir medio de mal rollo, esta vez ha sido todo lo contrario. He subido con muchas ganas y disfrutando de la bici.

Con el buen rollo me he puesto a hacer fotos...

... con la cámara buena, por supuesto


A un ritmo bastante vivo he llegado arriba pulverizando todos mis registros anteriores. ¡Jajajajaja! ¡Ahora sí, ahora sí!

Desde el otro lado del alto, más contento de lo que expresa mi cara


Si incluso he llegado a poner el plato grande durante unos pocos metros. Jajajaja, sólo unos pocos.

Llevando dos platos y 10 piñones tiene mejores desarrollos que la de triple plato, e incluso permite más juego con la cadena, pues hay que mover muchos piñones para hacer que se cruce en exceso.

Los mandos del cambio son mejores, y las manetas de freno llevan incorporada la palanquita para bajar plato o piñones, que la otra la llevaba por encima del manillar y era incomodísimo.

Cambian un par de cosas más. Que si las llantas, que si las vainas traseras…

En definitiva, que esta sí que sí. Me he gastado un poco más, pero al menos ahora me quedo tranquilo y convencido de que he hecho una buena compra. Ahora ya me puedo apuntar al Tour…


Bruno

miércoles, 26 de octubre de 2011

PERROS CALLEJEROS


Salida ayer de las que llamo de compromiso, porque o salía ya o me olvidaba de cómo se pedalea…

Con poco tiempo y parecidas ganas, he salido de casa vestido de largo por primera vez desde hacía meses. Al menos los guantes los he llevado cortos.

Según empiezo a dar pedales me noto un poco raro. Cinco minutos después me doy cuenta de que voy sin las gafas. Bueno, da igual pienso, para el rato que voy a estar… Mi objetivo es simplemente subir a La Creu Aregall, y según me vea, bajar hasta Gelida. Pero va a ser que no.

Antes de iniciar la subida a La Creu me acerco hasta L’Amunt para calentar un poco más. Incluso se me pasa por la cabeza dedicarme a hacer dos o tres veces el recorrido Corbera-L’Amunt-Corbera, para así intentar hacer una salida medio rodadora, que no me apetecía mucho forzar los tendones en subida. Pero eso puede ser muy aburrido, quiero subida.

Un poco antes de llegar a la rotonda donde tengo que dar media vuelta para encarar hacia La Creu, perraco suelto a la vista. Parece que no se percata de mi presencia porque anda olisqueando y meando por ahí, pero al final me ve, y según paso se acerca a “saludarme”.

Como voy bastante lanzado sólo hace un amago de acompañarme, y lo dejo atrás rápidamente. El problema es que tengo que volver a pasar por ahí. ¡Joder!

Me quedo como un tonto dando vueltas a la rotonda pensando qué hacer. Me asomo y el perro sigue allí, “esperándome”. Decido dar alguna vuelta más a la rotonda, ahora hacia el otro lado, que me estoy mareando y todo, y esperar un poco más a ver si aparece algún coche que vaya en esa dirección y me sirva de parapeto.

Mis plegarias son escuchadas y al poco aparece uno. Rápidamente maniobro para situarme a su lado y nos acercamos al perro. ¡Pues no se le ocurre otra cosa que “tirarse” al coche! Yo, mientras, a toda leche por el “lado bueno”. El coche gira para meterse por otra calle y casi se come al perro, que se aleja medio quejándose de un golpe o un pisotón en alguna pezuña. ¡Qué se joda!

Parece mentira, pero al salir de casa ya tuve el presentimiento de que me iba a encontrar con algún perro. Ya me ha pasado varias veces en las últimas semanas y me estoy empezando a cansar. ¿Porqué cojones tienen que dejar a los perros sueltos para que hagan sus necesidades y vuelvan a su casa cuando quieran?

Ya tengo medio decidido hacer una campaña de denuncias ante el ayuntamiento para que pongan fin a esta mala costumbre.

Bueno, pues después del incidente tocaba subir a La Creu.
En principio iba a ser una subida tranquila, usando desarrollos cortísimos para no forzar las piernas. Pero acabé metiéndole caña, quizás influenciado por el incidente perruno, o quizás porque quise aprovechar un poco más tan corta salida.

Llegué arriba en el mejor tiempo de los que tengo constancia, y para bajar un poco las pulsaciones encaré la calle que lleva a la cruz. Según iba pensando que la última vez que pasé por allí tuve otro encontronazo con un perro (éste incluso estaba con su dueño, manda cojones), ¡zás!, otro perro suelto unos metros más adelante. Ya no quise arriesgarme y me di la vuelta. ¡Vaya mierda de gente! Los dueños, claro.

Pues nada, me paro a hacer unas fotos tontas en la parada del autobús, y el móvil, que hacía unas fotos malísimas, ya ni siquiera las hace. Vaya suerte la mía. Encima me noto un poco mareado, supongo que de la caña que me he metido subiendo.

Hago unas cuantas pruebas más con el móvil, y al final desisto y me vuelvo para Corbera.

Antes de llegar a casa me paro a comprar el pan… y un par de cruasantitos de chocolate. Mmmmmmmm, ¡qué buenos estaban!
Sin duda, lo mejor de la salida.

"Durísimo"


17 kilómetros y medio
57 minutos
400 metros de ascensión

Bueno, al menos he salido.


Bruno

domingo, 23 de octubre de 2011

SENDERISMO POR CAN RIGOL


Para rematar la semana ayer salí a correr otra vez. Lo que pasa es que en el calentamiento previo me metí por un sendero que quería investigar hace mucho tiempo, y acabé por pegarme una pateada de 2 horas. Bueno, no hubo carrera, pero hubo senderismo.

Llegando a Sant Ponç


Yo pensaba que el sendero, que en la parte “visible” es realmente una trialera de subida imposible para la bici y por eso nunca me aventuré a recorrerlo, acabaría un par de cientos de metros más arriba, en la cima de esa colina. Eso había visto en los mapas. Pero no, siguió y siguió, e incluso se bifurcó un par de veces, con lo que me picó la curiosidad de saber dónde iría a parar.

Imposible subir en bici (montado)


Para un día que voy sin gps y sin cámara de fotos, me tiro dos horas por caminos desconocidos haciendo fotos malísimas con el móvil de “paseo”. Es lo que tiene la improvisación.

"Bonita" foto

Un sendero entretenido

Intentando sacarle partido al móvil


Bueno, me lo pasé muy bien investigando esos senderos, y la caminata de dos horas bien suple a la media hora de correr que tenía previsto hacer. Una cosa por la otra.

Gran parte del recorrido fue de subidas difíciles, con mucho pedrolo suelto y buenas pendientes, que además de hacer trabajar la musculatura, me hacían pensar en lo mal que lo iba a pasar mi rodilla a la vuelta, cuando tocara bajarlas.

Ni así sale bien la foto

Muchas zonas como ésta


Al final acabé por no dar la vuelta, sino que seguí hasta que el sendero llegó a un camino que ya sí conocía de mis andanzas con la bici, y que me permitiría regresar al coche por una zona más suave en el trato a las articulaciones.

"Salvado"

Una presa de los "cazamatas"

Las huellas de los "cazamatas"

Hay gente que "no debe saber" que tenemos deixalleria en el pueblo

Por estas montañas, además de jabalís tenemos cerdos


El único problema fue que tenía que atravesar una zona de una urbanización en la que podía encontrarme con algún perraco suelto, de esos que suele haber en las calles solitarias de las zonas más alejadas de algunas urbanizaciones.

Tras mucho pensarme por dónde volver, me hice con una rama medio seca que convertí en bastón-palo defensivo, y crucé la urbanización acompañado por los ladridos de todos los perros que me iban “saludando” a mi paso. Un par me encontré sueltos, pero por suerte pasaron de mí. Era la hora de la siesta y seguramente ya habrían comido…

Una de éstas me habría ido bien


Después de pasar ese mal rato acabé llegando sin incidencias al coche, completando una caminata de, calculo, entre 6 y 8 kilómetros.

De vuelta, dos horas después


Una buena manera de acabar una semana en la que he salido a correr dos veces, he hecho estática otras dos, y una vez he salido con la bici. Todos los días he hecho algo, de poca duración, pero que me ha ido muy bien para mantener a raya dolores y fatiga general en las piernas. Que últimamente, después de cada salida en bici, me pasaba varios días con las piernas muy cargadas y los tendones doloridos.

A ver si la semana que viene sigo con esta dinámica, e incluso aumento un poco las distancias o las intensidades.


Bruno

viernes, 21 de octubre de 2011

PROBANDO OTRO SILLÍN


Hoy he salido un ratillo con la bici, más que nada porque tenía que probar de una vez el sillín nuevo que compré el sábado. Bueno, también porque me apetecía rodar un rato con la bici, que esta semana está siendo fructífera en cuanto a aprovechamiento matinal.

El sillín es un SMP, bastante ancho y blandote (perfecto para mis isquiones), y con un gran canal que recorre todo lo largo de éste. Tiene una forma un poco rara, pero de lo que se trata es de que las posaderas vayan lo más cómodas posible. Anda que le he hecho alguna foto...

La primera impresión ha sido buena. Es cómodo, y a pesar de su aparatosidad no dificulta demasiado los movimientos encima de la bici. Y yo tampoco soy de andar “metiéndome” por detrás del sillín en las bajadas chungas (prefiero bajarme de la bici, jajaja).

Lo que siempre noto cuando cambio de sillín, es que la posición de los pies en los pedales parece haber cambiado. Tengo claro que es debido a que el sillín te guía el movimiento de la cadera, con lo que al poner uno nuevo siempre tengo la sensación de ir mal posicionado en los pedales, y además tengo una lilgera molestia en las rodillas.

Con el único sillín que no me ha pasado esto ha sido con el “maldito” Duo-Power, que siempre me pareció comodísimo en ese aspecto. Perfecto para dejar que la cadera se mueva con total libertad. Lástima que sea talla única, y tan duro.

La salida en sí ha sido cortita, en tiempo y en espacio. Más que nada quería rodar un rato, sin forzar los tendones, que últimamente me los he notado bastante fatigados. Así que he usado siempre desarrollos facilones, y he tirado más de cadencia que de fuerza.

El día, feo, de los que no me gustan a mí. Con el cielo tapado, el sol sólo he conseguido verlo un poquito ya llegando a casa. Algo de viento, y ese ambiente fresco y húmedo que me gusta tan poco. Parece que ahora sí ya va a cambiar el tiempo. ¡Jooooo, que poco duró el calorcito!

El recorrido, pasando por Corbera Alta, Can Planes, la zona del camino de Can Casildo, el Cau de la Guineu, las Penyes d’en Rovira, la Font de Sant Ponç, y Sant Ponç, volviendo a casa por dentro del pueblo, subiendo por el campo de fútbol.

Sin grandes dificultades


Total, 19 kilómetros y 500 metros de ascensión, en 1 hora y media. No pretendía hacer nada más.

Se trataba de aprovechar que tenía que probar el sillín para pedalear un rato, romper así el parón de varios días que llevaba sin coger la bici, y disfrutar de la mañana y de la naturaleza antes de irme a trabajar.

Una zona muy bonita en la Riera de Can Planes

Qué pesao...

Me han dado ganas de quedarme toda la mañana haciendo fotos

Mmmm... ¿Paso o no paso?


A lo lejos, La Mola, por encima de la iglesia de Corbera Alta


Tendría que hacer salidas de éstas más a menudo. Menos kilómetros, y más veces por semana. Seguro que me iría mejor para los dolores diversos. Y si además salgo también a correr algún día, mejor.

Tengo 5 semanas de turno de tardes. A ver si cojo una buena dinámica de salidas mañaneras.


Bruno

miércoles, 19 de octubre de 2011

REPITIENDO CIRCUITO


Hoy he vuelto a salir a corretear un poco. El mismo circuito que el lunes, pero tardando 2 minutos menos en recorrerlo. Claro, de pulsaciones iba más alto, entre 170 y 180. Parece que demasiado alto. En fin…

En cambio, he acabado menos cansado que el lunes, y con las piernas menos cargadas. A ver mañana cómo las tengo, pero supongo que no las tendré tan mal como ayer. El haber salido dos días de tres debe haber sido buena idea.

El día, soleado con algunas nubes, y un poco ventoso. Pero muy buena temperatura para correr. Y si además vas por la montaña oyendo tus pisadas, tu respiración, y el canto de los pájaros, pues tremendo.

Cuando he acabado de correr me he estado un rato haciendo malas fotos con el móvil de circunstancias.

Chupando cámara en un tramo del recorrido

Un madroño, fruto

Un madroño, árbol o arbusto. Hay ya muchos en flor

El cruce de caminos del Pou dels Crestats



De momento la semana va bien. Durmiendo más y mejor que en el turno de mañanas, y aprovechando mejor el tiempo. A ver si sigue así.


Bruno

lunes, 17 de octubre de 2011

INTENTANDO CORRER EN LLANO


Hoy, primer día de 5 semanas en turno de tardes en el trabajo (que ganas tenía), había dispuesto todo para salir con la bici a dar una vuelta por la montaña y probar un sillín nuevo que me he comprado. Por falta de tiempo y de ganas he acabado saliendo a correr.

Con base en el aparcamiento de Sant Ponç he ido caminando hasta el Pou dels Crestats para ir calentando articulaciones y musculatura, que es como tengo que hacerlo para no empezar ya con dolores.

Desde el Pou dels Crestats he “subido” por el Camí de Can Dispanya hasta llegar a la curva que da inicio a la tremenda subida que va hacia el Mas del Lledoner, sabedor de que hasta allí habría recorrido unos 950 metros.

La idea que tengo hace ya días es, en lugar de hacer el recorrido que hago normalmente, que tiene demasiados desniveles, intentar ir y volver por una zona más o menos llana y que tenga una longitud suficiente como para que no se me haga pesado.

Ese tramo tiene esas características. Así que hoy he ido, gps en mano, a probarlo.

Si el tramo lo empiezo un poco antes del Pou dels Crestats consigo hacer 1250 metros más o menos llanos, con un par de repechillos cortos y de poco desnivel. De esta manera podré correr más tranquilo, que aunque el otro recorrido me gusta más, no me conviene hacer desniveles importantes de bajada, que es cuando la(s) rodilla(s) se me resiente(n).

Satisfecho con el circuitillo que me he montado, he corrido 5 kilómetros en 32 minutos y 43 segundos. Vamos, casi a ritmo de record mundial, ¡jajajaja! Bueno, hoy se trataba de “trotar un rato”. Aunque cuando quiera correr un poco más rápido tampoco bajaré mucho el tiempo…
Y entre la ida y la vuelta andando, 1200 metros y 14 minutillos más.

Sobre el terreno es más llano que sobre el papel


He vuelto a casa contento, y con ganas de hacer ese recorrido más a menudo.

La salida también me ha servido para probar unas taloneras de "material visco-elástico" que se ponen por dentro de las bambas, y que parece que ayudan a que el impacto del talón contra el terreno no sea tan nocivo. Es una de esas cosas raras con las que sales del Decathlon cuando vas por allí "a ver qué hay". Bueno, parece que algo sí hacen. 

Lo “mejor” de la mañana han sido las fotos que he hecho con el cutremóvil que me llevo cuando voy en bici o salgo a correr. Parece que estén retocadas artísticamente con algún programa, pero no, son las “originales”.

Esta foto, ¡se ha hecho sola!

¿Dónde está la ermita de Sant Ponç...?

Tremenda la foto


Bruno

miércoles, 12 de octubre de 2011

CARRETERO


Ayer hice una de mis típicas salidas por carretera. Subí a La Creu Aregall, bajé a Gelida, seguí hasta un poco antes de Sant Sadurní, y me di la vuelta.

Nada fuera de lo normal, salvo un pequeño detalle:

Bueno, no es tan pequeño...


22 años hacía que no llevaba “una de estas”. Es más duro de lo que recordaba, y lo peor, también más duro de lo que me esperaba.

¡Pero si tuve que subir a La Creu con todo puesto! Eso no debe ser normal.

La bici lleva tres platos. Y claro, yo pensaba que el tercer plato sería para “casos extremos”. Pero cuando nada más salir de casa ya tuve que ponerlo me di cuenta de que “algo no iba bien”, ¡jajajajajaja!

Estuve un rato un poco de mal rollo, pensando que lo de los tres platos no era más que un engañabobos. Así, a bote pronto, me da la sensación de que el plato pequeño lo voy a usar siempre que suba, el mediano cuando llanee, y el grande sólo cuando vaya lanzado en una bajada. Bueno, lanzado, lanzado, tampoco.

He estado mirando qué desarrollos montan las bicis “normales”, las que llevan dos platos, y bueno, comparados con ésta, el desarrollo más largo es un poco más largo, y el desarrollo más corto también es un poco más largo. O sea, que la que me he comprado cogerá algo menos de velocidad máxima, pero subiendo me será un poco menos difícil mover los pedales.

Diciéndolo con números, la mía lleva un 52x42x30, con un cassette de 13x26 y 8 piñones, y para “mejorarlo” necesitaría llevar un 50x34 con cassette de 12x30 y 10 piñones, que es lo que lleva el modelo que vale 3 veces más que el mío.

Así que no hay nada que hacer, me tendré que acostumbrar.

El problema que le veo a los tres platos es que hay bastantes desarrollos inutilizables por culpa de que la cadena se tuerce demasiado, con lo que en la práctica tienes que cambiar de plato más de lo que creo que sería normal. Digo creo, porque sólo he rodado 40 kilómetros con ella, pero ya me hago una idea de lo que va a ser.

Los cambios se accionan desde la maneta de freno (¡!) para subir platos o piñones, y desde una palanquita situada más arriba para bajarlos. Un poco incómodo, pero es lo que tienen los modelos baratos. Digo yo.

En fin, que la bici es muy guapa (a mis ojos), y barata. Quiero decir que por lo que me ha costado no puedo pedir más. Y la verdad, tampoco me esperaba más. Si con el tiempo me quiero apuntar al Tour, ya me compraré otra… con cuatro platos, ¡jajajajajaja!

Lo que sí que tengo que “solucionar” es un problema más grave:
no estoy convencido de que sea mi talla, me parece que es un pelín grande para mí. Claro, como hacía dos décadas que no me subía en una, a la hora de comprarla no fui capaz de decir con rotundidad si estaba cómodo o no en ella. Lo único que tenía claro es que, aunque fuera mi talla, a mí me iba a parecer incómoda.

Ayer, ya probándola en la carretera, acabé bastante convencido (que no del todo) de que la posición en el manillar me queda un poco larga. Sí, puedo forzar aún más el desplazamiento longitudinal del sillín, pero no me parece correcto porque forzaría también la posición de las rodillas. Y también podría ponerle una potencia más corta, pero eso sólo si resulta que ésta es mi talla, y me la tengo que quedar.

Así que mañana iré a la tienda a ver si tienen una talla menos para que la pruebe, y pueda tener claro cuál es la mía. Pero me parece que de mi modelo no la van a tener, que era una liquidación del año pasado. O sea, que estoy un poco “mosca”. Para una vez que no me como mucho la olla a la hora de comprarme algo…


Por lo demás, la salida fue de 40 kilómetros y 860 metros de ascensión en dos horas justas. Y llegué a casa “tocado”. Estoy realmente mal, creo que debería descansar unos días.

Casi simétrico


Las sensaciones, al margen de todo lo que he explicado, son que esto del “carreterismo” va a ser durillo. Si ya he usado todo el desarrollo para subir a La Creu (rampas del 8%), ¿qué haré cuando quiera subir al Turó de l’Home, o parecidos (medias del 12%, y más?

Mi primer puerto. No podía ser otro


Y es que a mí, lo que más me gusta es subir, y yo pensaba que con esta bici iba a volar, ¡jajajajajaja!, pero subiendo a La Creu desde Gelida sólo fui capaz de rebajar en 1 minuto y medio mi mejor tiempo con la de montaña. Sí que es cierto que subí sin forzar, y con la de montaña aquel día subí dándolo todo. Pero aún así, me esperaba más diferencia.

Lo que sí he notado es que con ésta, a “igualdad de condiciones”, iba más bajo de pulsaciones que con la de montaña. O sea, que supongo que cuando me ponga a las mismas pulsaciones que con la de montaña será cuando ya sí empiece a volar, ¡jajajaja!

En el aspecto del control de la bici no me he notado mal, y aquí sí me esperaba peores sensaciones. No va a ser todo malo.

En fin, a ver qué pasa mañana. En cualquier caso, estoy contento por habérmela comprado.


Bruno

domingo, 9 de octubre de 2011

UN PASEO HASTA SITGES


Ayer nos juntamos Xavi, Carlos y yo para ir hasta Sitges con las bicis. Pudimos haber sido alguno más, pero diferentes circunstancias lo hicieron imposible.

La ruta empezaba mal para mí. A las siete y diez, cuando ya estaba preparado para salir, me pongo a reajustar la presión del amortiguador y un poco más y rompo la válvula de carga de éste. De repente me entraron los calores. Carlos, que como siempre venía desde su casa dando pedales, llamándome por teléfono porque ya me estaba esperando, y yo que no sabía si quedarme en casa, no fuera a romperse del todo la válvula a media ruta y tuviera que volver a casa andando.

Con 15 minutos de retraso sobre el horario previsto salimos de Corbera en dirección a Gelida, donde habíamos quedado con Xavi, que ya estaba avisado del retraso. Yo, que había preparado un recorrido por caminos y senderos para ir con Carlos hasta La Creu Aregall, salí de casa con un mal rollo tremendo. Y seguro que Carlos tampoco estaba muy contento por el rato largo que había estado esperándome.

Para no hacer esperar a Xavi más de la cuenta decidimos subir por carretera hasta la urbanización Safari, lo que implicaba subir la tremenda cuesta de 700 metros, con rampas que rondan el 20%, que da acceso a la urbanización. Buena manera de empezar una ruta de 100 kilómetros.

Para quitarme el mal rollo me puse a hacer fotos

Carlos subiendo hacia La Creu


Una vez superada la primera pared del día tocaba hacer unos kilómetros de bajada por el camino de Can Oller de la Muntanya hasta el castillo de Gelida, disfrutando de unas vistas preciosas a esas horas de la mañana. Por no hacer esperar más a nadie no quise pararme a hacer la que seguro habría sido la foto más bonita del día. Luego me arrepentiría.

Desde el castillo hasta el camino de la Font Freda, donde nos esperaba Xavi, hicimos un sendero muy entretenido que él me había indicado. A la “hora prevista” llegábamos a su encuentro. Saludos pertinentes, y encarábamos la subida de la Font Freda en dirección al Puig d’Agulles.

Si ya nada más salir de casa me dio la sensación de que ese no iba a ser mi día, subiendo por la Font Freda ya me quedó clarísimo. Las piernas no estaban para muchas alegrías. Bueno, luego la ruta se haría más suave, así que esperaba que en un par de horas ya me pondría a tono y recuperaría las buenas sensaciones.

Esta vez no quise dejar de hacer la foto


En la falda del Puig d’Agulles nos reagrupamos. Carlos, que a media subida ya se alejó de nosotros, debía llevar rato esperando. Xavi, llegó con unos cuantos metros de ventaja sobre mí, que fui incapaz de recuperar esos metros que perdí haciendo la foto.

No quise ni pararme, que aún quedaba subir el Puig d’Agulles (por suerte no hasta la bola). Como en la subida anterior, Carlos se distanció rápidamente, e incluso se permitió el lujo de acercarse a la bola. Una vez arriba aprovechamos para comer un poco, y para abrigarnos, que aunque no hacía ni de lejos el tremendo frío que habían anunciado los meteorólogos, sí que era necesario ponerse los manguitos y el cortavientos para afrontar los siguientes kilómetros.

Otra vez juntos...

... pero por poco tiempo


Bueno, lo peor (por el momento) ya estaba hecho. Ahora se trataba de ir hasta el antiguo puerto del Ordal, desde donde bajaríamos hasta la urbanización El Lledoner, previo paso por un sendero muy entretenido que yo conocía, y que también me sirvió para acabar de animarme.

Desde la urbanización tocaba bajar por esa pista rápida y pedregosa, y a ratos odiosa, que lleva hasta Olesa de Bonesvalls, donde hicimos una breve parada de aprovisionamiento de agua, y de unos croissants de chocolate tremendos que me sentaron de maravilla.

Aunque íbamos bien provistos de bocadillitos, plátanos, barritas y geles, ese extra de energía no me vendría nada mal, que el ambiente fresquito que había me hace entrar hambre más rápidamente.

Pasado Olesa nos adentramos ya en el Parc Natural del Garraf, subiendo por la pista que nos ha de llevar hasta Can Grau. Empiezo yo en cabeza, pero en cuanto la pendiente aumenta un poco Carlos se empieza a distanciar y ya nos quedamos Xavi y yo rezagados.

Llegando a Les Piques, punto más alto del camino antes de iniciar la bajada hacia Can Grau, ya se empezaba a ver claramente el mar y se intuía lo que nos quedaba de camino.

Un día perfecto para hacer fotos


Bajamos Xavi y yo por una corta trialera que hay para llegar a Can Grau, y no viendo a Carlos por ningún sitio seguimos adelante y nos metemos por el sendero que nos llevará hasta el Coll de la Llebreta, donde volveremos a coger pista. Al poco aparece Carlos por detrás “maldiciendo” porque no le habíamos esperado. Pero, ¿de dónde salía?...

El sendero pasa a ser una trialera pedregosa que exige mucha atención y cuidado, y en la que es mejor que cada uno coja su ritmo y no se sienta presionado ni molestado por los otros. Dejo pasar a Carlos, que sé que va a ir más rápido que yo, y me quedo cerca de Xavi, al que aprovecho para hacerle unas cuantas fotos, que valía la pena.

Xavi, en la trialera de Can Grau

Ahí va...

Un tramo muy divertido

Es una zona muy bonita


Nos volvemos a reagrupar en el cruce de caminos del Coll de la Llebreta, y tomamos ahora la pista polvorienta de bajada rapidísima (suerte que de vuelta no subiremos por ahí) hasta el Fondo de Jafre, zona llana de relax en la que puedo volver a sacar la cámara.

Sólo nos juntábamos en los descansillos


Pasamos por el Fondo de La Fassina e iniciamos la subida hacia la Penya de l’Àliga, punto donde el sábado pasado nos dimos la vuelta Ramón, Carlos y yo. Por supuesto Carlos se escapa y tiene que esperar al final de la cuesta a que Xavi y yo lleguemos.

A Carlos no hay quien le siga

Desde allí ya se veía claramente que estábamos muy cerca de nuestro objetivo. Ya sólo faltaba hacer los últimos tres o cuatro kilómetros de bajada hasta llegar a Sitges.

Qué poquito nos quedaba


Un poco antes de las doce del mediodía, y, en mi caso, casi 50 kilómetros después de iniciar la ruta, llegábamos a la playa de Sitges. Momento para quitarse ropa, y comer algo para recuperar fuerzas.

No hubo manera de hacernos una buena foto

Aquí ya se estaba mejor

La procesión va por dentro...

Los flojos del grupillo

Ni me acuerdo qué le señalaba

Ésta de regalo


Las sensaciones hasta allí, medio buenas, medio malas. Tenía claro que llegaría a casa, pero también tenía claro que me iba a costar hacer los últimos kilómetros. Carlos iba sobrado, para qué decir lo contrario, y Xavi creo que se encontraba mejor de lo que él mismo se esperaba. Así que ahora se trataba de iniciar la vuelta con calma, que los primeros kilómetros iban a ser, claro está, de subida. Luego ya iríamos viendo cómo evolucionábamos.

Antes de salir de Sitges paramos en un súper a comprar bebida fresca, que el siguiente punto de avituallamiento ni se sabe dónde iba a estar.


Continuamos, y un poco antes de llegar al principio de la pista forestal noto que la suspensión me hace un rebote extraño. Ayayayyyy, que se ha jodido el amortiguador… Miro a ver qué pasa, y “por suerte” lo que ocurría es que había pinchado la rueda trasera. Ya lo decía Carlos, que hoy no era mi día.

Hay que reirse, porque si no...

Carlos cogiéndole el gustillo a la cámara

Ya que estaban con el cachondeo...


Arreglamos el pinchazo (Carlos, muy amable, cambió la cámara, y yo sólo tuve que hincharla) y pudimos continuar adelante.

Empezamos la subida hacia el Collet de la Fita (un poco antes de la Penya de l’Àliga) a un ritmo muy, muy tranquilo. Se trataba de no gastar ni una pizca de energía más de la necesaria en esos primeros kilómetros.

La única subida que hicimos juntos


Una vez acabada esa primera ascensión, yo hice un comentario jocoso sobre si esa era la tremenda pared que había nada más empezar el camino de vuelta. Claro, yendo de paseo no se hace nada difícil, pero es que tampoco es tan dura.

Atrás dejábamos agua, y por delante nos esperaba polvo


Tocaba ahora hacer más pista polvorienta, con tramos llanos, incluso alguno de ligera bajada, y un par de repechos en los que irremediablemente yo me quedaba descolgado. Así, sin incidencias, fuimos recorriendo el Camí de Can Planes hasta llegar a la Collada de Vallgrassa, donde iniciamos bajada hacia La Plana Novella.

Allí Carlos decidió que nos acompañaría hasta Can Grau, para luego darse la vuelta y volver por la larga pista de subida que lleva a Begues. Tenía compromisos familiares y se le estaba haciendo tarde. Pero antes no quería dejar de subir las rampas de Can Grau. ¡Qué loco!

Jajajaja, la foto más rara de todo el día


Subiendo las rampas del 18% de Can Grau me di cuenta de lo fatal que iba de piernas. Si el sábado anterior había subido por allí con el plato mediano, en esta ocasión habría puesto el cuarto plato de haberlo tenido. Me dolían las piernas, los músculos y los tendones, y aunque de pulsaciones no iba mal, no tenía fuerza para mover el minúsculo desarrollo que llevaba puesto.

Suerte que no es muy larga la subida, y que está recién asfaltada, porque mira que me llegó a costar hacerla. Pero es que una vez acabada aún queda subir otro repecho rompedor antes de iniciar el camino de bajada hacia Olesa de Bonesvalls.

Carlos, con buen criterio, decidió seguir con nosotros hasta Olesa, y desde allí coger carretera hasta Begues. Mucho más fácil (y rápido) que ir por La Plana Novella.

Después del 18% de Can Grau, el repecho de Les Piques me remató

Si no fuera por que tenía algo de prisa, a saber dónde estaría ya...

Enésimo reagrupamiento


Menos mal que ahora venían unos cuantos kilómetros fáciles hasta Olesa de Bonesvalls. Sólo se trata de dejarse llevar, la pendiente de bajada hace el resto.

Entrando en Olesa


Paramos unos minutos y nos despedimos de Carlos, que salió por carretera en dirección a Begues. Él dirá que no, pero yo estoy seguro de que se aburrió bastante con nosotros. Por lo menos ciclísticamente hablando.

Nos vemos el lunes...


Xavi y yo cruzamos Olesa para coger el camino de subida hacia El Lledoner. Yo había previsto una última parada de avituallamiento, pero a las tres y pico de la tarde ya habían cerrado la tienda de los “cruasans”. Suerte que a Xavi aún le quedaban un par de bocadillitos de tortilla. Mmmmmmmm, que bueno estaba.

La subida hacia El Lledoner la hicimos a un ritmo suave, charlando e intercambiando opiniones sobre el recorrido. Ni él ni yo estábamos para ir más rápido.

Estuvimos sopesando la conveniencia de, al llegar a El Lledoner, bajar por carretera hasta Ordal, y de ahí subir al Puig d’Agulles por el Camí de Mas Granada. Una opción menos dura que subir al Coll d’Ordal, y de ahí, por el camino de las canteras, hasta casi llegar a la bola del Puig.

Pero cuando llegamos a la urbanización de El Lledoner, va y se saca de la mochila un par de barritas y un gel, y me dice que vamos a ir por las canteras. ¡Qué dices, si yo voy petado! Pues nada, barrita y gel “p’adentro”, y a esperar no sucumbir subiendo hacia el Puig d’Agulles.

Con Xavi siempre bastante por delante de mí fuimos haciendo esos tres kilómetros y poco que hay hasta el Puig. No veas si me costó hacer las tres subidas que hay de camino.

Cuando creía que ya había pasado lo peor veo a Xavi que empieza a subir la rampa cementada hacia la bola. ¡Locoooo, a dónde vaaaasss! Vaya tela, pues no voy a ser yo menos. Tengo que decir que según nos acercábamos a mí se me pasó por la cabeza subir a la bola, pero cuando vi a Xavi empezando a subir pasó a no parecerme tan buena idea…

Sólo fui capaz de hacer subido en la bici los primeros ciento y poco metros. Cuando la cabeza dice que no, aunque físicamente pudieras ser capaz de hacer algo, es imposible conseguirlo. Así que en cuanto mi cabeza dijo que no, me bajé de la bici y acabé la subida andando. ¡Pero es que incluso así me tuve que parar en algún momento!

Si es que era el día de las fotos

No podía ni andando

Qué bruto

Como hemos podido, pero hemos subido


Ahora ya sí, ya lo que quedaba hasta casa era casi todo bajada. En la falda del Puig d’Agulles nos despedimos. A Xavi le quedaba bajar hasta Gelida por la Font Freda, y luego unos pocos kilómetros de carretera hasta casa.

Otro que se va


Yo bajé por la trialera de Can Armengol, y de allí a Can Rigol, y ya por carretera hasta casa.

Va, las últimas fotos

Esta subida siempre se me atraganta


Antes de llegar a casa me paré en una tienda a comprar un par de minichuchos, que el cuerpo me pedía recargar azúcar rápidamente.

Llegué a casa totalmente fatigado. No ha sido de esas veces que llego a casa con las piernas súper cargadas, que también. Ha sido de esas veces que he llegado a casa con sensación de estar hecho polvo, de no tener ganas más que de tumbarme en la cama y quedarme ahí tirado.

95 kilómetros. 2300 metros de ascenso acumulado. 7 horas y media de pedaleo. 9 horas y 45 minutos de ruta

Este perfil me dejó muerto


A Xavi le debieron salir unos números parecidos, aunque el recorrido que hicimos se diferencia en el principio y el final de la ruta. Él estuvo a un buen nivel durante toda la ruta. Yo pensaba que lo pasaría peor. Sí que es verdad que fuimos todo el día a un ritmo bastante fácil, pero también es cierto que él sólo había salido un día en las últimas semanas, y cascarse 100 kilómetros, así como si nada, tiene mucho mérito. Además, se pasó media ruta con dolor en la rodilla izquierda por culpa de un pequeño tirón que le dio en la “trialera maldita”. Las ganas que tenía de hacer esta ruta con nosotros, y el afán de superación que tiene le permitió brillar durante la salida. Y yo que tenía preparada una “escapatoria” por carretera en caso de que a la vuelta no se encontrara con fuerzas…

Carlos es caso aparte. Siempre por delante nuestro, tirando en las subidas y esperándonos al acabarlas, como ya he dicho antes creo que realmente se aburrió con nosotros. Él podía haber ido a un ritmo mucho más alto, y tener que estar durante tantas horas reteniéndote tiene que ser aburrido. No digo que él no se cansara también, pero respecto a Xavi y a mí iba sobrado. Además, antes de empezar la ruta conjunta, él ya venía desde su casa con 25 kilómetros de más en sus piernas. Y lo que hiciera después de dejarnos, que aún no lo sé, pero me lo imagino. Y seguro que la muñeca y la rodilla también le dolieron, aunque no dijera nada. Me supo mal hacerle esperar ya de buena mañana, y encima no poder hacer la rutilla que le había preparado de camino a Gelida. A veces las cosas salen como quieren.

Y yo, ¡qué mal me encontré en todo momento! Está claro que el aspecto psicológico influye muchísimo, y yo ya empecé el día mal. Además, la semana no había sido precisamente idónea. Con pocas horas de sueño, y mal planificada en cuanto a entrenamiento se refiere, antes de llegar el sábado la cabeza ya me hizo tener muchas dudas sobre la conveniencia de hacer o no la salida. Rezagado en casi todas las subidas, sin fuerza para mover desarrollos un poco respetables, con dolor casi continuo en el tendón femoral izquierdo, no encontré mi ritmo en ningún momento, y siempre tuve la sensación de ir mucho peor de lo que supuestamente tenía que haber ido. Pero bueno, alguna que otra vez hay que pasarlo un poco mal, que no va a ser siempre coser y cantar.

El día, muchísimo menos frío de lo que nos habían dicho que sería, estupendo para ir en bici, y también para hacer buenas fotos, pues el viento del día antes había dejado el cielo limpio y despejado. En todo momento disfrutamos de unas vistas preciosas allí por donde pasamos.

La compañía muy buena, para variar. Lástima que al final no pudimos ser más, pero nosotros tres ya nos lo pasamos bastante bien. A ver si en otra ocasión nos juntamos algunos más y nos pegamos otra buena ruta.

Ahora toca descansar un poco (ya me encuentro mejor, gracias, jajajajá), y esperar a que dentro de dos semanas vuelva a tener turno de tardes en el trabajo, que últimamente me va mucho mejor para salir con la bici.


Bruno