Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

miércoles, 26 de octubre de 2011

PERROS CALLEJEROS


Salida ayer de las que llamo de compromiso, porque o salía ya o me olvidaba de cómo se pedalea…

Con poco tiempo y parecidas ganas, he salido de casa vestido de largo por primera vez desde hacía meses. Al menos los guantes los he llevado cortos.

Según empiezo a dar pedales me noto un poco raro. Cinco minutos después me doy cuenta de que voy sin las gafas. Bueno, da igual pienso, para el rato que voy a estar… Mi objetivo es simplemente subir a La Creu Aregall, y según me vea, bajar hasta Gelida. Pero va a ser que no.

Antes de iniciar la subida a La Creu me acerco hasta L’Amunt para calentar un poco más. Incluso se me pasa por la cabeza dedicarme a hacer dos o tres veces el recorrido Corbera-L’Amunt-Corbera, para así intentar hacer una salida medio rodadora, que no me apetecía mucho forzar los tendones en subida. Pero eso puede ser muy aburrido, quiero subida.

Un poco antes de llegar a la rotonda donde tengo que dar media vuelta para encarar hacia La Creu, perraco suelto a la vista. Parece que no se percata de mi presencia porque anda olisqueando y meando por ahí, pero al final me ve, y según paso se acerca a “saludarme”.

Como voy bastante lanzado sólo hace un amago de acompañarme, y lo dejo atrás rápidamente. El problema es que tengo que volver a pasar por ahí. ¡Joder!

Me quedo como un tonto dando vueltas a la rotonda pensando qué hacer. Me asomo y el perro sigue allí, “esperándome”. Decido dar alguna vuelta más a la rotonda, ahora hacia el otro lado, que me estoy mareando y todo, y esperar un poco más a ver si aparece algún coche que vaya en esa dirección y me sirva de parapeto.

Mis plegarias son escuchadas y al poco aparece uno. Rápidamente maniobro para situarme a su lado y nos acercamos al perro. ¡Pues no se le ocurre otra cosa que “tirarse” al coche! Yo, mientras, a toda leche por el “lado bueno”. El coche gira para meterse por otra calle y casi se come al perro, que se aleja medio quejándose de un golpe o un pisotón en alguna pezuña. ¡Qué se joda!

Parece mentira, pero al salir de casa ya tuve el presentimiento de que me iba a encontrar con algún perro. Ya me ha pasado varias veces en las últimas semanas y me estoy empezando a cansar. ¿Porqué cojones tienen que dejar a los perros sueltos para que hagan sus necesidades y vuelvan a su casa cuando quieran?

Ya tengo medio decidido hacer una campaña de denuncias ante el ayuntamiento para que pongan fin a esta mala costumbre.

Bueno, pues después del incidente tocaba subir a La Creu.
En principio iba a ser una subida tranquila, usando desarrollos cortísimos para no forzar las piernas. Pero acabé metiéndole caña, quizás influenciado por el incidente perruno, o quizás porque quise aprovechar un poco más tan corta salida.

Llegué arriba en el mejor tiempo de los que tengo constancia, y para bajar un poco las pulsaciones encaré la calle que lleva a la cruz. Según iba pensando que la última vez que pasé por allí tuve otro encontronazo con un perro (éste incluso estaba con su dueño, manda cojones), ¡zás!, otro perro suelto unos metros más adelante. Ya no quise arriesgarme y me di la vuelta. ¡Vaya mierda de gente! Los dueños, claro.

Pues nada, me paro a hacer unas fotos tontas en la parada del autobús, y el móvil, que hacía unas fotos malísimas, ya ni siquiera las hace. Vaya suerte la mía. Encima me noto un poco mareado, supongo que de la caña que me he metido subiendo.

Hago unas cuantas pruebas más con el móvil, y al final desisto y me vuelvo para Corbera.

Antes de llegar a casa me paro a comprar el pan… y un par de cruasantitos de chocolate. Mmmmmmmm, ¡qué buenos estaban!
Sin duda, lo mejor de la salida.

"Durísimo"


17 kilómetros y medio
57 minutos
400 metros de ascensión

Bueno, al menos he salido.


Bruno

4 comentarios:

  1. Amigo Bruno: ¡Has tocado una de mis "fibras sensibles" con el tema de los perros ya que lo sufrí en carne propia...¡¡y con su amo cerca de él!! Fue en una salida con la Penya y ¡¡era bien pequeño -no de edad, de tamaño-!! Se acercó a mí, que me había parado previamente al verlo ya que, según dicen, es lo mejor que se puede hacer con los perros, y, sin previo aviso, mordisco al tobillo. ¡Menos mal que era pequeño! Imagínate, ¡casi me como al perro -a punto de tirarlo al barranco- y, luego, a su puñetero amo! Ya dice bien, ¡gentuza son sus dueños, no ellos! Porque no vivo en tu pueblo, pero, aún así, me sumo -aunque sea testimonial- a tu denuncia. Además, otras veces, he tenido más de un susto, y gordo, sobretodo en el año 2005, cuando un impresionante doberman suelto, en el Pantà de Vallvidrera, con su collar y sin dueño cerca, se abalanzó sobre mí, que iba en bici bajando a todo trapo y -te lo cuento para que te pueda servir de consejo- decidí hacer caso a otro ciclista -que me aconsejó en su día- frenar a saco, según venía, y cruzar la bici por delante mío -es mejor que pasar a todo trapo, te lo aseguro-. Tuve suerte y el perro al ver mi reacción se paró en seco ladrando a escasos 5 metros de mí hasta que, cansado, se dió la vuelta y se marchó. ¡Perdona el rollo que te he dado, pero cuando me sale la "vena" indignada y la "vena" de "consejero", me sale! Un abrazo y a disfrutar con el deporte

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  2. Vaya, Alberto, tú también has tenido tus encontronazos con algún que otro animal... y con los perros a los que pasean, ¡jajajajaja!
    Gracias por tus consejos (no me has dado ningún rollo, de verdad).
    Lo malo en estos casos es que cada perro es un mundo, y lo que una vez te ha servido con uno puede no se servirte con el siguiente.
    Y luego hasta el último momento no decides qué hacer.

    En mi casa hemos tenido dos perrillos, de tamaño palmo y medio, y aún así siempre tuvimos cuidado de llevarlos atados cuando podían provocar algún problema, no porque fueran agresivos, que eran todo lo contrario, sino porque si van sueltos pueden provocar un accidente, o simplemente porque hay gente que incluso con los pequeñillos se asustan. Yo, reconozco que soy un cagao con los perros de cierto tamaño (más de palmo y medio).
    Pero esta gente que se cree que la calle es suya y no pasa nada por dejar al perro campar a sus anchas, o los que van cerca y te dicen "si no hace nada"... lo siento, pero es para denunciarlos como mínimo.
    En fin, que a ver si la gente toma conciencia, o nosotros tomamos medidas, que también es verdad que siempre acabamos "pasando de todo" y nunca denunciamos estos hechos.

    Un saludo Alberto, y que estas cosas no nos quiten las ganas de seguir con lo nuestro.

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  3. ¡¡¡¿Otra caceriaaa?!!!
    A este paso entre cerdos por la montaña, y animales que dejan a los perros a sus anchas, vamos a arrasar con la fauna, jajaja....
    ME APUNTO A LA CAUSA.
    INDIGNADOS CONTRA LA FAUNA ¿CIVICA?
    Por lo menos has podido darte una vuelta... a la rotonda ¿?.
    Otra semana completa. Buena dinamica.

    Nos vemos.

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  4. Cumpany, es que por aquí tenemos animales de todo tipo...
    Cualquier día van a venir los del "nashional lleográfic" a hacer un reportaje...
    Entre la "cronoescalada al garaje" y la "vuelta a la rotonda", dentro de nada tendré un buen repertorio de marchas duras, ¡jajajajaja!
    A ver si sigo haciendo cosas, aunque sean cortas en el tiempo.
    Y si coincidimos en alguna, mejor...

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