Ayer nos juntamos Xavi, Carlos y yo para ir hasta Sitges con las bicis. Pudimos haber sido alguno más, pero diferentes circunstancias lo hicieron imposible.
La ruta empezaba mal para mí. A las siete y diez, cuando ya estaba preparado para salir, me pongo a reajustar la presión del amortiguador y un poco más y rompo la válvula de carga de éste. De repente me entraron los calores. Carlos, que como siempre venía desde su casa dando pedales, llamándome por teléfono porque ya me estaba esperando, y yo que no sabía si quedarme en casa, no fuera a romperse del todo la válvula a media ruta y tuviera que volver a casa andando.
Con 15 minutos de retraso sobre el horario previsto salimos de Corbera en dirección a Gelida, donde habíamos quedado con Xavi, que ya estaba avisado del retraso. Yo, que había preparado un recorrido por caminos y senderos para ir con Carlos hasta La Creu Aregall, salí de casa con un mal rollo tremendo. Y seguro que Carlos tampoco estaba muy contento por el rato largo que había estado esperándome.
Para no hacer esperar a Xavi más de la cuenta decidimos subir por carretera hasta la urbanización Safari, lo que implicaba subir la tremenda cuesta de 700 metros, con rampas que rondan el 20%, que da acceso a la urbanización. Buena manera de empezar una ruta de 100 kilómetros.
Para quitarme el mal rollo me puse a hacer fotos
Carlos subiendo hacia La Creu
Una vez superada la primera pared del día tocaba hacer unos kilómetros de bajada por el camino de Can Oller de la Muntanya hasta el castillo de Gelida, disfrutando de unas vistas preciosas a esas horas de la mañana. Por no hacer esperar más a nadie no quise pararme a hacer la que seguro habría sido la foto más bonita del día. Luego me arrepentiría.
Desde el castillo hasta el camino de la Font Freda, donde nos esperaba Xavi, hicimos un sendero muy entretenido que él me había indicado. A la “hora prevista” llegábamos a su encuentro. Saludos pertinentes, y encarábamos la subida de la Font Freda en dirección al Puig d’Agulles.
Si ya nada más salir de casa me dio la sensación de que ese no iba a ser mi día, subiendo por la Font Freda ya me quedó clarísimo. Las piernas no estaban para muchas alegrías. Bueno, luego la ruta se haría más suave, así que esperaba que en un par de horas ya me pondría a tono y recuperaría las buenas sensaciones.
Esta vez no quise dejar de hacer la foto
En la falda del Puig d’Agulles nos reagrupamos. Carlos, que a media subida ya se alejó de nosotros, debía llevar rato esperando. Xavi, llegó con unos cuantos metros de ventaja sobre mí, que fui incapaz de recuperar esos metros que perdí haciendo la foto.
No quise ni pararme, que aún quedaba subir el Puig d’Agulles (por suerte no hasta la bola). Como en la subida anterior, Carlos se distanció rápidamente, e incluso se permitió el lujo de acercarse a la bola. Una vez arriba aprovechamos para comer un poco, y para abrigarnos, que aunque no hacía ni de lejos el tremendo frío que habían anunciado los meteorólogos, sí que era necesario ponerse los manguitos y el cortavientos para afrontar los siguientes kilómetros.
Otra vez juntos...
... pero por poco tiempo
Bueno, lo peor (por el momento) ya estaba hecho. Ahora se trataba de ir hasta el antiguo puerto del Ordal, desde donde bajaríamos hasta la urbanización El Lledoner, previo paso por un sendero muy entretenido que yo conocía, y que también me sirvió para acabar de animarme.
Desde la urbanización tocaba bajar por esa pista rápida y pedregosa, y a ratos odiosa, que lleva hasta Olesa de Bonesvalls, donde hicimos una breve parada de aprovisionamiento de agua, y de unos croissants de chocolate tremendos que me sentaron de maravilla.
Aunque íbamos bien provistos de bocadillitos, plátanos, barritas y geles, ese extra de energía no me vendría nada mal, que el ambiente fresquito que había me hace entrar hambre más rápidamente.
Pasado Olesa nos adentramos ya en el Parc Natural del Garraf, subiendo por la pista que nos ha de llevar hasta Can Grau. Empiezo yo en cabeza, pero en cuanto la pendiente aumenta un poco Carlos se empieza a distanciar y ya nos quedamos Xavi y yo rezagados.
Llegando a Les Piques, punto más alto del camino antes de iniciar la bajada hacia Can Grau, ya se empezaba a ver claramente el mar y se intuía lo que nos quedaba de camino.
Un día perfecto para hacer fotos
Bajamos Xavi y yo por una corta trialera que hay para llegar a Can Grau, y no viendo a Carlos por ningún sitio seguimos adelante y nos metemos por el sendero que nos llevará hasta el Coll de la Llebreta, donde volveremos a coger pista. Al poco aparece Carlos por detrás “maldiciendo” porque no le habíamos esperado. Pero, ¿de dónde salía?...
El sendero pasa a ser una trialera pedregosa que exige mucha atención y cuidado, y en la que es mejor que cada uno coja su ritmo y no se sienta presionado ni molestado por los otros. Dejo pasar a Carlos, que sé que va a ir más rápido que yo, y me quedo cerca de Xavi, al que aprovecho para hacerle unas cuantas fotos, que valía la pena.
Xavi, en la trialera de Can Grau
Ahí va...
Un tramo muy divertido
Es una zona muy bonita
Nos volvemos a reagrupar en el cruce de caminos del Coll de la Llebreta, y tomamos ahora la pista polvorienta de bajada rapidísima (suerte que de vuelta no subiremos por ahí) hasta el Fondo de Jafre, zona llana de relax en la que puedo volver a sacar la cámara.
Sólo nos juntábamos en los descansillos
Pasamos por el Fondo de La Fassina e iniciamos la subida hacia la Penya de l’Àliga, punto donde el sábado pasado nos dimos la vuelta Ramón, Carlos y yo. Por supuesto Carlos se escapa y tiene que esperar al final de la cuesta a que Xavi y yo lleguemos.
A Carlos no hay quien le siga
Desde allí ya se veía claramente que estábamos muy cerca de nuestro objetivo. Ya sólo faltaba hacer los últimos tres o cuatro kilómetros de bajada hasta llegar a Sitges.
Qué poquito nos quedaba
Un poco antes de las doce del mediodía, y, en mi caso, casi 50 kilómetros después de iniciar la ruta, llegábamos a la playa de Sitges. Momento para quitarse ropa, y comer algo para recuperar fuerzas.
No hubo manera de hacernos una buena foto
Aquí ya se estaba mejor
La procesión va por dentro...
Los flojos del grupillo
Ni me acuerdo qué le señalaba
Ésta de regalo
Las sensaciones hasta allí, medio buenas, medio malas. Tenía claro que llegaría a casa, pero también tenía claro que me iba a costar hacer los últimos kilómetros. Carlos iba sobrado, para qué decir lo contrario, y Xavi creo que se encontraba mejor de lo que él mismo se esperaba. Así que ahora se trataba de iniciar la vuelta con calma, que los primeros kilómetros iban a ser, claro está, de subida. Luego ya iríamos viendo cómo evolucionábamos.
Antes de salir de Sitges paramos en un súper a comprar bebida fresca, que el siguiente punto de avituallamiento ni se sabe dónde iba a estar.
Continuamos, y un poco antes de llegar al principio de la pista forestal noto que la suspensión me hace un rebote extraño. Ayayayyyy, que se ha jodido el amortiguador… Miro a ver qué pasa, y “por suerte” lo que ocurría es que había pinchado la rueda trasera. Ya lo decía Carlos, que hoy no era mi día.
Continuamos, y un poco antes de llegar al principio de la pista forestal noto que la suspensión me hace un rebote extraño. Ayayayyyy, que se ha jodido el amortiguador… Miro a ver qué pasa, y “por suerte” lo que ocurría es que había pinchado la rueda trasera. Ya lo decía Carlos, que hoy no era mi día.
Hay que reirse, porque si no...
Carlos cogiéndole el gustillo a la cámara
Ya que estaban con el cachondeo...
Arreglamos el pinchazo (Carlos, muy amable, cambió la cámara, y yo sólo tuve que hincharla) y pudimos continuar adelante.
Empezamos la subida hacia el Collet de la Fita (un poco antes de la Penya de l’Àliga) a un ritmo muy, muy tranquilo. Se trataba de no gastar ni una pizca de energía más de la necesaria en esos primeros kilómetros.
La única subida que hicimos juntos
Una vez acabada esa primera ascensión, yo hice un comentario jocoso sobre si esa era la tremenda pared que había nada más empezar el camino de vuelta. Claro, yendo de paseo no se hace nada difícil, pero es que tampoco es tan dura.
Atrás dejábamos agua, y por delante nos esperaba polvo
Tocaba ahora hacer más pista polvorienta, con tramos llanos, incluso alguno de ligera bajada, y un par de repechos en los que irremediablemente yo me quedaba descolgado. Así, sin incidencias, fuimos recorriendo el Camí de Can Planes hasta llegar a la Collada de Vallgrassa, donde iniciamos bajada hacia La Plana Novella.
Allí Carlos decidió que nos acompañaría hasta Can Grau, para luego darse la vuelta y volver por la larga pista de subida que lleva a Begues. Tenía compromisos familiares y se le estaba haciendo tarde. Pero antes no quería dejar de subir las rampas de Can Grau. ¡Qué loco!
Jajajaja, la foto más rara de todo el día
Subiendo las rampas del 18% de Can Grau me di cuenta de lo fatal que iba de piernas. Si el sábado anterior había subido por allí con el plato mediano, en esta ocasión habría puesto el cuarto plato de haberlo tenido. Me dolían las piernas, los músculos y los tendones, y aunque de pulsaciones no iba mal, no tenía fuerza para mover el minúsculo desarrollo que llevaba puesto.
Suerte que no es muy larga la subida, y que está recién asfaltada, porque mira que me llegó a costar hacerla. Pero es que una vez acabada aún queda subir otro repecho rompedor antes de iniciar el camino de bajada hacia Olesa de Bonesvalls.
Carlos, con buen criterio, decidió seguir con nosotros hasta Olesa, y desde allí coger carretera hasta Begues. Mucho más fácil (y rápido) que ir por La Plana Novella.
Después del 18% de Can Grau, el repecho de Les Piques me remató
Si no fuera por que tenía algo de prisa, a saber dónde estaría ya...
Enésimo reagrupamiento
Menos mal que ahora venían unos cuantos kilómetros fáciles hasta Olesa de Bonesvalls. Sólo se trata de dejarse llevar, la pendiente de bajada hace el resto.
Entrando en Olesa
Paramos unos minutos y nos despedimos de Carlos, que salió por carretera en dirección a Begues. Él dirá que no, pero yo estoy seguro de que se aburrió bastante con nosotros. Por lo menos ciclísticamente hablando.
Nos vemos el lunes...
Xavi y yo cruzamos Olesa para coger el camino de subida hacia El Lledoner. Yo había previsto una última parada de avituallamiento, pero a las tres y pico de la tarde ya habían cerrado la tienda de los “cruasans”. Suerte que a Xavi aún le quedaban un par de bocadillitos de tortilla. Mmmmmmmm, que bueno estaba.
La subida hacia El Lledoner la hicimos a un ritmo suave, charlando e intercambiando opiniones sobre el recorrido. Ni él ni yo estábamos para ir más rápido.
Estuvimos sopesando la conveniencia de, al llegar a El Lledoner, bajar por carretera hasta Ordal, y de ahí subir al Puig d’Agulles por el Camí de Mas Granada. Una opción menos dura que subir al Coll d’Ordal, y de ahí, por el camino de las canteras, hasta casi llegar a la bola del Puig.
Pero cuando llegamos a la urbanización de El Lledoner, va y se saca de la mochila un par de barritas y un gel, y me dice que vamos a ir por las canteras. ¡Qué dices, si yo voy petado! Pues nada, barrita y gel “p’adentro”, y a esperar no sucumbir subiendo hacia el Puig d’Agulles.
Con Xavi siempre bastante por delante de mí fuimos haciendo esos tres kilómetros y poco que hay hasta el Puig. No veas si me costó hacer las tres subidas que hay de camino.
Cuando creía que ya había pasado lo peor veo a Xavi que empieza a subir la rampa cementada hacia la bola. ¡Locoooo, a dónde vaaaasss! Vaya tela, pues no voy a ser yo menos. Tengo que decir que según nos acercábamos a mí se me pasó por la cabeza subir a la bola, pero cuando vi a Xavi empezando a subir pasó a no parecerme tan buena idea…
Sólo fui capaz de hacer subido en la bici los primeros ciento y poco metros. Cuando la cabeza dice que no, aunque físicamente pudieras ser capaz de hacer algo, es imposible conseguirlo. Así que en cuanto mi cabeza dijo que no, me bajé de la bici y acabé la subida andando. ¡Pero es que incluso así me tuve que parar en algún momento!
Si es que era el día de las fotos
No podía ni andando
Qué bruto
Como hemos podido, pero hemos subido
Ahora ya sí, ya lo que quedaba hasta casa era casi todo bajada. En la falda del Puig d’Agulles nos despedimos. A Xavi le quedaba bajar hasta Gelida por la Font Freda, y luego unos pocos kilómetros de carretera hasta casa.
Otro que se va
Yo bajé por la trialera de Can Armengol, y de allí a Can Rigol, y ya por carretera hasta casa.
Va, las últimas fotos
Esta subida siempre se me atraganta
Antes de llegar a casa me paré en una tienda a comprar un par de minichuchos, que el cuerpo me pedía recargar azúcar rápidamente.
Llegué a casa totalmente fatigado. No ha sido de esas veces que llego a casa con las piernas súper cargadas, que también. Ha sido de esas veces que he llegado a casa con sensación de estar hecho polvo, de no tener ganas más que de tumbarme en la cama y quedarme ahí tirado.
95 kilómetros. 2300 metros de ascenso acumulado. 7 horas y media de pedaleo. 9 horas y 45 minutos de ruta
Este perfil me dejó muerto
A Xavi le debieron salir unos números parecidos, aunque el recorrido que hicimos se diferencia en el principio y el final de la ruta. Él estuvo a un buen nivel durante toda la ruta. Yo pensaba que lo pasaría peor. Sí que es verdad que fuimos todo el día a un ritmo bastante fácil, pero también es cierto que él sólo había salido un día en las últimas semanas, y cascarse 100 kilómetros, así como si nada, tiene mucho mérito. Además, se pasó media ruta con dolor en la rodilla izquierda por culpa de un pequeño tirón que le dio en la “trialera maldita”. Las ganas que tenía de hacer esta ruta con nosotros, y el afán de superación que tiene le permitió brillar durante la salida. Y yo que tenía preparada una “escapatoria” por carretera en caso de que a la vuelta no se encontrara con fuerzas…
Carlos es caso aparte. Siempre por delante nuestro, tirando en las subidas y esperándonos al acabarlas, como ya he dicho antes creo que realmente se aburrió con nosotros. Él podía haber ido a un ritmo mucho más alto, y tener que estar durante tantas horas reteniéndote tiene que ser aburrido. No digo que él no se cansara también, pero respecto a Xavi y a mí iba sobrado. Además, antes de empezar la ruta conjunta, él ya venía desde su casa con 25 kilómetros de más en sus piernas. Y lo que hiciera después de dejarnos, que aún no lo sé, pero me lo imagino. Y seguro que la muñeca y la rodilla también le dolieron, aunque no dijera nada. Me supo mal hacerle esperar ya de buena mañana, y encima no poder hacer la rutilla que le había preparado de camino a Gelida. A veces las cosas salen como quieren.
Y yo, ¡qué mal me encontré en todo momento! Está claro que el aspecto psicológico influye muchísimo, y yo ya empecé el día mal. Además, la semana no había sido precisamente idónea. Con pocas horas de sueño, y mal planificada en cuanto a entrenamiento se refiere, antes de llegar el sábado la cabeza ya me hizo tener muchas dudas sobre la conveniencia de hacer o no la salida. Rezagado en casi todas las subidas, sin fuerza para mover desarrollos un poco respetables, con dolor casi continuo en el tendón femoral izquierdo, no encontré mi ritmo en ningún momento, y siempre tuve la sensación de ir mucho peor de lo que supuestamente tenía que haber ido. Pero bueno, alguna que otra vez hay que pasarlo un poco mal, que no va a ser siempre coser y cantar.
El día, muchísimo menos frío de lo que nos habían dicho que sería, estupendo para ir en bici, y también para hacer buenas fotos, pues el viento del día antes había dejado el cielo limpio y despejado. En todo momento disfrutamos de unas vistas preciosas allí por donde pasamos.
La compañía muy buena, para variar. Lástima que al final no pudimos ser más, pero nosotros tres ya nos lo pasamos bastante bien. A ver si en otra ocasión nos juntamos algunos más y nos pegamos otra buena ruta.
Ahora toca descansar un poco (ya me encuentro mejor, gracias, jajajajá), y esperar a que dentro de dos semanas vuelva a tener turno de tardes en el trabajo, que últimamente me va mucho mejor para salir con la bici.
Bruno
¡Buena ruta! ¿No os habéis planteado para otra vez enviar una furgoneta de apoyo a Sitges, y así cuando lleguéis os podéis meter una paella entre pecho y espalda, y luego de vuelta a casa tan ricamente? :-D
ResponderEliminar¡Muy buena, sí!
ResponderEliminarLo de la paella sí que lo hemos pensado... pero lo bestial sería volver luego en bici, con las cigalas asomando por el maillot, ¡jajajajaja!
muy buena la cronica, por cierto yo creo que la ruta me fue bien por las ganas que tenia de hacerla, y vuestra compañia aun me motiva mas, lastima que no pudo venir Ramon. estoy seguro que haremos mas rutas de este calibre y por otros prados, y hay, me tocara sufrir a mi, je je je Carlos no entra en las quinelas.
ResponderEliminarPedazo de ruta nos hemos marcado, lástima de que no fueron todos, aunque no sé, alomejor todavía estamos llegando, jajaja.... fuera bromas fue una pena, pero que le vamos a hacer....
ResponderEliminarNo me sentó mal estar esperando, pero si que cogí un poco de frío. "Siesque..".
Y de aburrirme nada de nada, aproveche para entrenar un poco las subidas, pero sí eche en falta un ritmo un poco más alto. Para la próxima...
La compañia como siempre que salimos fue la ostia y divertida.
¡Ah! y a Javi decirle que eso de que no entro en ls quinielas, habrá que verlo. Que soy de carne y hueso..
Nos vemos kumpañssss!!
"Todo está en el coco", Xavi, jejejeje...
ResponderEliminarBuena ruta hiciste. Yo esperaba que de vuelta flojearas un poco, ¡que no me diste respiro!
A ver si la próxima vez te puedo dar algún "hachazo"... pero no creo, que yo ya voy "p'abajo", ¡jajajaja!
Carlos, si hay que hacer noche en el Avenc de l'esquerrà, pues se hace, jajajaja... Es cierto, a ver si montamos otra con más asistencia, que sobretodo a tí ya te tengo muy visto, ¡jajajaja!
Si yo iba despacio para ver si te agobiabas y te largabas, ¡¡¡jajajaja!!!
Me parece que a partir de ahora, para poder seguirte tendré que ir con una bici con motor, que los cuarenta me están pesando demasiado.
Pero bueno, y lo bien que me lo paso sufriendo... :p
Señores, vaya pedazo ruta que os habéis pegado. Enhorabuena. Y Bruno, ¡¡¡¡qué pasa con los cuarenta!!!! :-) A los cuarenta se es más resistente, te lo digo por experiencia.
ResponderEliminarJoder que os esta pasando,se esta terminando la temporada y os estais metiendo unos rutones de ordago,buena ruta machotes.
ResponderEliminarjorgeherraez
hachazo el que me has pegado tu en todas nuestras salidas, cabron! para un dia que te pillo flojo.... Bruno nuestro objetivo es Carlos, si hacemos relevos, al igual no coje frio esperando, je je je un abrazo.
ResponderEliminarXavi, si tu objetivo soy yo, que pocas aspiraciones tienes. Pensaba que mirabas mucho más lejos. Vaya tela, te conformas con nada.
ResponderEliminar¡Gracias, Miguel!
ResponderEliminarLa verdad es fue un rutón guapo. Si no hubieras estado liado...
Tienes razón con lo de los 40. Yo, cada vez tengo más resistencia... Resistencia a coger la bici, resistencia a subir cuestas terribles, resistencia a sufrir... ¡jajajajaja!
Jorge, será que estamos gastando los últimos cartuchos... porque yo creo que más que a finales de temporada estoy a finales de carrera, ¡jajajaja!, estoy fatal, me hace falta un descanso laaaargo, laaaaaaargo...
¿Tú no haces nada o qué?
Xavi y Carlos, yo creo que a partir de ahora os tendríais que juntar vosotros y pegaros unas buenas salidas kilómetricas. Yo me compro una motillo y voy de fotógrafo, que poca cosa puedo hacer ya con vosotros...
ResponderEliminar¡Salud para todos!
ResponderEliminarComprarte dos ruedas más!!! Tú estás chalao...
ResponderEliminarYa estás con la depre de los 40... pero si es ahora cuando mejor tienes que estar. Si vieras lo que hay ahí fuera.... Si hasta con 50 están dando caña.
¡¡Ay!! que vamos a hacer contigo....
Pues nada, tendré que esperar a los 50, ¡jajajajajaja!
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