Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

sábado, 30 de abril de 2011

MASTER 40


Este mediodía he hecho una salida casi de compromiso. No es que no tuviera ganas de salir, que un poco perruno sí estaba, lo que pasa es quería era hacer una salida para tener una excusa para escribir una entrada en el blog...

El motivo es que el domingo pasado cumplí cuarenta años, ¡cuarenta años!, y quería hacer una rutilla para poder decir que era mi primera salida como Master 40.
¿Master? ¡Jajajajá!
¿40? ¡Jojojojó!

Así que he hecho una ruta bastante corta en kilómetros, pero muy variada en el terreno por el que transcurren esos pocos kilómetros. He salido a divertirme haciendo pequeños tramos de pista intercalados con caminos, senderos y trialerillas (senderos con cierta dificultad técnica por lo pedregoso del terreno).

Tengo la suerte de poder salir de casa y en cinco minutos estar ya metido en la montaña. Y sin ser la zona en la que vivo un paraiso natural, sí que puedo decir que tiene su encanto, y mucho, pues sin alejarme más de cinco kilómetros de mi casa puedo disfrutar de parajes realmente bonitos. Por lo menos para mí.

Hoy he salido de casa en dirección Corbera Alta (hoy sí me apetecía salir subiendo), y me he dirigido hacia el Camí Ral, desde donde me he desviado hacia una pequeña zona de senderos que me acaba llevando a la carretera que lleva hacia La Creu Aregall.

Pero hoy no era el día de ir a La Creu, hoy tocaba salirse de la carretera para bajar por un sendero que llevaba tiempo sin recorrer, de piedra y tierra roja, realmente bonito, y que va a parar al camino de Can Planes, por el que he bajado para llegar a la riera del mismo nombre.

Ya desde ahí me he metido en el camino de subida hacia Can Casildo, del cual me he desviado para hacer una zona muy bonita de camino-sendero que me lleva a enlazar con el cientos de veces nombrado camino del Cau de la Guineu. Camino de fácil rodar y pendiente más o menos tendida, que recorro para llegar a la “explanada de la N-340”.

Llevaba unos 10 kilómetros recorridos con 300 y algo metros de ascensión, y ya me notaba algo flojo de fuerzas. Varios días sin salir hacen que enseguida pierda la poca forma que tengo. Además, sin ser un recorrido rompedor, sí que intento tomármelo un poco en serio. Desde que hago estas salidas tan cortas me estoy dedicando a intentar potenciar las piernas en subidas cortas pero con cierto desnivel, en las que a menudo me pongo de pie para así trabajar otro tipo de músculos, y también ganar algo de capacidad aeróbica en esa posición.

Desde la explanada he bajado unos pocos metros por el lateral de la nacional para hacer, como no, ese recorrido casi circular por las Penyes d’en Rovira. Es que siempre me ha gustado hacerlo, y ya que estaba por allí, pues no iba hoy a ser menos. Ya de vuelta hacia el Coll de Verdeguer, que no es que sea un puerto de montaña, ni muchísimo menos (es un cruce de cuatro caminos, pero es que lo nombran así en los mapas), he alcanzado a una pareja de conocidos, Carol y Joan, con los que he charlado durante unos metros, hasta que antes de llegar a la Font de Sant Ponç ya me he despedido de ellos.

Me desvío hacia unos senderos que ya hice en la última salida, y que después de un bonito recorrido van a parar otra vez al camino del Cau de la Guineu. Hoy era el día de senderear, y de subir y bajar, subir y bajar.

Subo un tramito del camino “guineuense” hasta desviarme hacia el cruce de caminos del Pou dels Crestats, pero antes de llegar decido, ya que hoy era el día, meterme por un sendero chulísimo que descubrí el año pasado, y por el que hacía meses que no pasaba. El primer tramo, el más bonito, es muy duro, pues es una subida que llega al 25% o más, y que subo como puedo con todo el desarrollo.

Ya casi arriba decido acabarlo caminando, que las rodillas me están respetando últimamente y también he de respetarlas yo a ellas. Además, desde que había salido de casa me rondaba por la cabeza pararme en algún sitio guapo y hacerme una foto para mándarsela al “cumpany” Carlos, que está en Sariñena participando en La Maratón de los Monegros, y quería mandarle una foto de ánimo antes de que empezara la prueba.

Allí me estuve por lo menos un cuarto de hora entre unas cosas y otras, intentando sacar una foto buena con el pedazo de móvil “esmartfoun de esos” que me he pillado al cambiar de compañía telefónica. ¡Hala, ya lo he dicho, jajajajajá!

Al final conseguí hacer una foto que me convenciera y se la pude mandar, pero me parece que fue un poco tarde, ya que sólo faltaban 20 minutos para que allí les dieran la salida, y seguro que no ha oído el mensaje. Bueno, ya lo verá por la noche. ¡Ánimo cumpany, que tú puedes!

Esta foto la he hecho con la cámara digital


Hasta he llegado a coger frío, pues iba todo sudado y se había empezado a levantar un airecillo fresco que ha hecho que saliera de allí escopeteado, a ver si volvía a entrar en calor. Hago la segunda parte del sendero, de bajada, rozándome brazos y piernas con todas las ramas y arbustos posibles, y ya voy a parar justo al Pou dels Crestats.

De allí tiro hacia Sant Ponç, subiendo a platillo la corta subida, y bajo por un tramo muy guapo de senderos hasta llegar otra vez al principio del camino de Can Casildo. Buf, de momento está siendo una salida tremenda. Subo un tramito del camino y me desvío para coger otra vez senderos, que me llevarán pasando por encima de la Font de la Mata hasta llegar a Corbera Baja.

Ya desde allí, subida por asfalto hasta llegar a casa. Últimos tramos de ponerme de pie en la bici, machacándome esos últimos minutos de la salida, que ya luego en casa haré mi media hora de recuperación en la estática.

Al final, una salidilla de 20 kilómetros y 625 metros de ascensión acumulada, en 1 hora y tres cuartos de pedaleo. He llegado tocado de piernas. Vaya tela.

Otro perfil corto pero durillo


Parece poca cosa, y realmente lo es, pero con lo bien que me lo he pasado, y lo cascao de piernas que he llegado, creo que puedo estar muy satisfecho de mi primera salida como Master 40, que ni siquiera tengo claro que se diga así. Vaya un "profesional"... Y además, aunque me ha molestado ligerísimamente, parece que el estado de gracia de mi rodilla izquierda continúa. No me puedo quejar.

Como últimos comentarios diré que en muchos momentos de la ruta iba pensando en que el recorrido sería muy adecuado para hacer una salidilla con alguno de los ciclistas que me leen, con alguno de los cuales ya he tenido el placer de rodar. Éste u otros recorridos, que la verdad es que después de tantos kilómetros hechos por estas montañas ya me conozco unos cuantos caminitos. Tiempo al tiempo.

Finalmente quiero mandarles muchos ánimos a tres de ellos, unos auténticos referentes para mí, cada uno por diferentes motivos, y los cuales están ahora mismo enzarzados en sus batallas particulares:

- a Carlos, que a estas horas, y si todo le está yendo bien, debe estar a no muchos kilómetros de acabar su tercer Maratón de los Monegros. Hace dos años se fue para allí él sólo. Llegó, corrió, y venció (a sí mismo). Una máquina de tío.

El año pasado tuve el placer de ir con él (se lo había prometido el primer año, en el que yo no estaba ni mucho menos preparado). “Gracias” a la mala suerte que tuvo al pinchar una rueda pude compartir con él unos cuantos kilómetros de la prueba. No veas cómo me lo pasé “haciéndole de gregario”. Fue un día inolvidable.
Mi crónica de la edición del 2010 (sólo para masocas). Éste año no he ido, que por diferentes circunstancias hoy en día no podría hacer más de 50 kilómetros, jajajá.

Es un máquina. Se ha ido para allí medio resfriado, sin haber hecho casi nada en dos semanas por culpa del resfriado, y con la muñeca izquierda hecha polvo que tiene. Espero que pueda acabar la prueba, y así le haya valido la pena tanto esfuerzo.
¡¡¡Ánimo cumpaaaaaaany!!!

- a Noe, que está en Moralzarzal (espero haberlo escrito bien), en Madrid, disputando una prueba de 24doce, en la que se trata de hacer el máximo número de vueltas a un corto circuito durante 24 horas. ¡Ella sóla, sin relevos! Otra fuera de serie. No va bien entrenada, dice ella, y será verdad, pues entre unas cosas y otras no ha podido hacer los kilómetros que hubiera querido. Su intención es no dormir en las 24 horas que dura la prueba. Ese es su reto. Impresionante.
¡Mucha fuerza Noe!

- y por último, a Mònica, que a lo mejor a estas horas está subida en el rodillo, pedaleando para fortalecer su maltrecho tobillo, y poder así salir ya de ese bache temporal por el que está pasando y que le impide hacer eso que tanto le apasiona: ir en bici.
¡Vinga Mònica, tots sabem que ho aconseguiràs!

Bueno, aquí acabo la que tenía que haber sido una crónica corta sobre una salida corta, pero que por motivos extraños ha acabado siendo más larga de lo que había previsto.
¿Será por la edad...?


Bruno

sábado, 23 de abril de 2011

LAUNCHER


Buena ruta la de hoy. Corta, pero bastante dura, como va siendo habitual en estas últimas salidas. Un circuito totalmente rompepiernas, con continuas subidas y bajadas, por terrenos abruptos y pedregosos, en los que he tenido que poner el molinillo en más de una ocasión.

Haciendo piernas, usando desarrollos “largos” mientras he podido, ya a mitad de recorrido he tenido que empezar a guardar fuerzas, que si no hubiera acabado petando antes de tiempo.

Re-ciclando caminos y senderos por los que hacía ya bastantes semanas que no pasaba, y llevándome la grata sorpresa de que algunos árboles que había caídos en medio del camino han sido cortados. Algún otro no, pero tampoco importa, pues también tiene su encanto encontrártelos. Hacen la ruta más ciclocrossística.

No me he notado sobrado de fuerzas precisamente, pero seguramente lo que ha pasado es que el recorrido era mucho más rompedor que los hechos en los últimos días. Aún así, estoy contento con mi rendimiento. Por supuesto mejorable, mucho, pero tampoco estoy tan mal como pudiera pensar. Sólo me faltaría alguien con quien compararme...

He salido convencido de que llovería, aunque fuera poco, así que el chubasquero ha sido parte de mi equipaje. Aunque el día estaba medio nublado, aparte de alguna nube blanca las demás eran bastante grises y amenazadoras. Pero estaba con ganas de salir, así que no me importaba.

Esta vez he salido en dirección a Corbera Baja, que no me apetecía salir ya en subida. Después de mi media hora de calentamiento en la estática, y de un poco de “suelta de piernas” saliendo del pueblo, he encarado el camino de Can Casildo ya con ganas de meterle caña a las piernas. Es una subida corta pero con algunos metros de bastante porcentaje.

Bajadita por una zona muy húmeda y bonita, y a subir otra vez. Pasando por al lado de la masía me han ladrado unos perros que había allí fuera, pero por suerte no han venido a mi encuentro. Menos mal, porque no era el camino muy apto para tener que salir por patas.

Sigo subiendo y me desvío hacia “territorio de guerra”, que no estaban las cadenas puestas y me apetecía hacer ese camino. Un par de subidas cortas pero duras, con el terreno muy roto, parada a media subida por falta de técnica, bajadas para recuperar un poco, y una última subida pedregosa hasta llegar a la “zona de guerra”. Cualquier día me encuentro a los "soldados" y me acribillan a bolazos...

Sigo adelante bajando otro tramo muy roto, pero me doy la vuelta porque me he quedado con ganas de investigar un senderillo que he visto. Así que vuelta para arriba, ahora sufriendo por lo roto del tramo. Suerte que no es muy largo. Me meto en el senderillo, y al principio parecía que me podía llevar a alguna parte, pero al final resulta que se acaba fusionando con la vegetación.

Las cosas que se encuentra uno por la montaña

Me lo podría haber acoplado a la bici... ¡Una bici con lanzamisiles!


Vuelta para atrás, y a pasar por tercera vez ese tramo tan pedregoso. Al acabarlo me meto por otro sendero que tampoco lleva a ninguna parte. Así que media vuelta y a seguir bajando y bajando, con cuidado, que el terreno tiene mucho pedrolo suelto. Las vistas por este camino son espectaculares, con los innumerables pequeños cortados de piedra que hay por la zona de fondo, y con la vegetación húmeda por la lluvia del día anterior.

Según estoy pensando en hacer una foto a los nubarrones que tenía delante se pone a chispear. Nada, han sido cuatro gotas que casi ni me han mojado. Lo mejor es que al poco el sol ha empezado a predominar sobre las nubes, y hasta he llegado a tener algo de calor. Bueno, sólo cuando subía.

Más subidas de tierra y piedra suelta, más castigo para mis piernas, más molinillo en algunos momentos. Suerte de haber cambiado el neumático trasero la noche anterior. No veas cómo se agradece tener buena tracción.

Un pequeño descanso en un bonito rincón del camino


El continuo sube y baja del recorrido me ha llevado todo el rato con la sensación de tener las piernas a punto de petar, pero me han ido aguantando bastante bien. Paso por la Font de Sant Ponç y sigo adelante hacia el Coll de Verdeguer, para hacer el ya típico rodeo por las ruinas de Cal Becó y las Penyes d’en Rovira, y volver por el camino de Can Cases.

La mano del hombre

Próxima subida


En lugar de volver directo al Coll de Verdeguer me meto por los sedero-trialerillas que hay al lado del Camí de Can Cases, y que me acaban dejando otra vez en el camino que sube a la Font de Sant Ponç. Otra vez a subir las últimas rampas pedregosas. ¡Buff, qué dolor de piernas!

Ha sido más o menos en esos momentos cuando de verdad he sido consciente de que el tendón del cuádriceps de la rodilla izquierda no me estaba molestando. Sí que “estaba ahí”, pero realmente no me molestaba. Eran los músculos los que me dolían, sobretodo el recto anterior, que es el músculo que más uso.

Por primera vez en bastante tiempo podía decir aquello de “¡qué dolor de patas!”, pues lo que me duele siempre suele ser el tendón, y no los músculos.

Supongo que hay varios factores que influyen en que hoy no me haya dolido: últimamente estoy haciendo salidas cortas, con lo que no hago tantas flexiones con las rodillas; caliento bastante antes de empezar; estoy cogiendo más fuerza en las piernas debido precisamente a que hago salidas cortas pero durillas; estoy tomando otra vez lo que me recetó el traumatólogo, que a épocas “se me olvida”; y además, ayer retoqué por última vez la cala de la zapatilla izquierda y ahora llevo el pie aún más adelantado, que parece que así el tendón me molesta menos.

Bueno, contento de que me dolieran los músculos y no el tendón he pasado por al lado de la fuente y me he metido en otro de los senderos que hacía tiempo que no ciclaba. Muy divertido, como los otros que he hecho, con el terreno algo húmedo en un par de tramos, me ha acabado llevando al camino del Cau de la Guineu, que he seguido hasta llegar a la N-340, por la que he bajado unos metros para volver a dar la típica vuelta por el Coll de Verdeguer, Penyes d’en Rovira...

De vuelta he subido un trocito por la carretera para ir a bajar por el Camí de Can Dispanya hasta las inmediaciones de la ermita de Sant Ponç, para luego bajar por otro de los senderos “olvidados” y acabar saliendo a la Riera de Can Planes. Último tramo éste también muy bonito y divertido.

Desde ahí podía haber ido ya hacia el pueblo por asfalto, pero por aquello de no querer meter el neumático nuevo por terreno tan abrasivo he acabado subiendo otra vez hacia Can Casildo para meterme luego por los últimos senderos del día. Después del “saludo” efusivo de un perro que estaba cuidando de unas cabras, he acabado llegando al pueblo y he subido hacia casa pasando por el campo de fútbol. Subida ésta que he querido hacer de pie sobre los pedales para así meterme la última machacada de la jornada.

Aún yendo ya bastante tocado, al llegar arriba he querido meterme por Corbera Alta para ver si había algún puesto de venta de rosas (hay que tener un detalle con la mama), y he acabado yendo hasta el Pessebre. Ya que estaba...

Al fondo, la iglesia de Santa Magdalena

La parte "de abajo" del Pessebre. A lo lejos, la Torre de vigía de La Creu Aregall

La Penya del Corb

Otra zona del recorrido


Desde el Pessebre he bajado hasta la carretera de Bon Repós, y de ahí los últimos metros en subida hasta la Plaça del Rabadà. Y ya sin dar pedales, hasta casa, que por hoy ya estaba bien.

Me han acabado saliendo 31 kilómetros y casi 1000 metros de desnivel acumulado. 2 horas y tres cuartos pedaleando, y casi media hora parado.

Ya en casa, 20 minutitos en la estática para recuperar las piernas, unos estiramientos, y a la ducha.

Destrozapiernas


En definitiva, muy contento con la salidita de hoy. Si algo no puedo negar es que últimamente me divierto mucho con la bici. Disfrutando de la naturaleza, y disfrutando del deporte. Y además, hoy no me ha dolido el tendón. Cruzaré los dedos.


Bruno

jueves, 21 de abril de 2011

CORTA PERO ENTRETENIDA


Continúo con la tónica de las salidas cortas pero divertidas. Y lo cierto es que me lo estoy pasando muy bien así. Sí que me gustaría hacer algunos kilómetros más, para alargar más el disfrute, pero realmente en pocos kilómetros estoy consiguiendo divertirme mucho. Y además, así parece que no castigo tanto las articulaciones.

La salida de ayer, por ejemplo, fue de esas en las que recorres varios tipos de paisaje diferentes y pedaleas por terrenos de características nada parecidas. Tan pronto estás subiendo por un tramo de camino seco y pedregoso como estás bajando por un sendero húmedo y totalmente rodeado de vegetación. O callejeas por una zona llena de casas por todas partes y al poco estás cruzando una montaña por un camino solitario, simplemente rodeado de naturaleza.

Cuando vuelves a casa tienes la sensación de haber hecho muchísimos kilómetros más de los que realmente has hecho, tan diferentes han sido los lugares recorridos. Si además es un recorrido exigente físicamente, pues ya ni te cuento.

Salí tarde de casa, quizás demasiado, pero así pude descansar lo necesario por la noche. Y luego me dio tiempo de desayunar tranquilamente y hacer un par de cosas antes de vestirme con el traje de faena y subirme a la estática para hacer los 30 minutos de calentemiento preceptivos.

Como estaba convencido de que no llovería tampoco me preocupé demasiado con la hora (eso sí, el chubasquero me lo llevé. Por si acaso). Eran casi las doce y media de la mañana cuando empecé a pedalear. Total, para hacer un par de horitas... Con el cielo nublado y un poquito de fresco en el ambiente esta vez no quise salir totalmente de verano, así que me puse el maillot largo, que además de tener mangas es un poco más “grueso” que el de verano.

Con las ideas bastante claras sobre lo que quería hacer salí en dirección a La Creu Aregall subiendo por el Camí Ral, que es una manera de subir mucho más tranquila que por la carretera. Pero acabas llegando arriba más cansado, ya que no es una subida tendida sino que va habiendo puntos en el camino en los que tienes que hacer un pequeño sobreesfuerzo para superar tramillos de piedra, además de que al llegar a la urbanización aún te quedan un par de buenas rampas hasta llegar al puerto.

Llegué arriba algo peor de lo que había llegado el otro día, pero tampoco estaba mal.Ya en el puerto, media vuelta para acercarme hasta la cruz (Creu de l’Aregall), a la que podía haber ido directo, pero es que me gusta hacerlo así para ir tomando tiempos de paso intermedios. Pensé en parar en la cruz a hacer un par de fotos, que cuando el día está húmedo y nublado hay unas vistas bonitas. Pero no era plan empezar a hacer paraditas tan pronto, que me conozco.

Sigo adelante bajando por un corto pero bonito sendero, ya en la zona de la montaña que da a Castellví de Rossanes, zona más bonita que la del lado que da a mi pueblo, ya que ahí no ha llegado la bestia salvaje de la mano humana, y está casi toda la montaña virgen.

Desde el sendero enlazo con el camino que me tiene que llevar (después de una pequeña zona de toboganes) en tremenda bajada hasta la urbanización El Taiò, ya en la carretera que va de Gelida a Martorell. Pero antes de iniciar esa gran bajada me desvío por un sendero que tenía visto y del que me había hablado muy bien Ángel, compañero de trabajo.

Así que sin pensármelo dos veces me metí por allí. Supuestamente me tendría que llevar también hasta la carretera. El sendero es realmente guapísimo. Totalmente cubierto de vegetación durante un buen tramo, te da la sensación de estar atravesando un túnel construido bajo las plantas y los árboles. Perfecto para hacer unas fotos o grabar un vídeo, pero no quería pararme sino hacerlo del tirón, que el disfrute es mayor.

Aprovechando que me paré al llegar a una pequeña zona técnica en la que no quise arriesgar, hice un par de fotos, que realmente la ocasión lo merecía. Lástima que no reflejen lo chulo que era aquello.

La única zona "difícil" del sendero


Sigo adelante totalmente contento por haberme metido por allí y estar descubriendo una zona tan bonita. El sendero se abre un poco y paro a hacer una foto que dé idea de dónde estoy.

De allí arriba venía

El sendero continúa


Llego a una bifurcación y tomo una de las dos alternativas, la que me pareció la correcta para seguir en la dirección que yo quería.
El sendero sigue siendo muy divertido, rascándome los brazos y las piernas con zarzas y ramitas de todo tipo, y teniendo que agacharme más de una vez para sortear ramas que golpeaban contra mi casco o se me enganchaban en el camelback. Aquello parecía una selva.

La lástima fue que de repente se acabó el sendero. Vaya, con lo divertido que era. Lo que fastidia no es que se acabe la diversión, sino que el sendero no vaya a parar a ningún camino, con lo que es fácil que no vuelva a pasar por allí. Aunque hacerlo de ida y vuelta tampoco es mala idea.

Tampoco iba a bajar por ahí...


Pues nada, media vuelta hacia la bifurcación anterior. La suerte fue que por el otro camino seguía habiendo sendero durante unos metros, hasta que acabó desembocando ya en un camino más ancho, de bajada, y siempre por una zona totalmente rodeada de árboles y gran variedad de plantas. El día nublado y húmedo hacía que todo aquello aún fuera más bonito.

Enseguida salí de dudas de algo que llevaba rato temiendo: había pinchado. Todo lo que no había pinchado en medio año lo estoy pinchando en un mes. En este caso no me extraña, pues hubo un trozo de aquel sendero en el que pasé por encima de varias ramas de zarzas y lo raro habría sido no haber pinchado.

Me fastidió mucho, pues no me apetecía nada perder tiempo en cambiar la cámara, y además parecía que empezaba a hacer algo de viento y el cielo se estaba poniendo más feo. Además, estaba en un punto en el que si tenía que dar la vuelta porque empezara a llover, la subidita que me iba a tocar hacer no tenía mucha gracia. Pero es que de bajada parecía que aún me quedaba mucho trozo, con lo que no sé si era peor opción. Acabé decidiendo no arreglar la avería, y simplemente hinchar la rueda, a ver si sólo tenía un porito y aguantaba el resto del camino.

El camino ya era de bajada continua, y empecé a encontrarme cartelitos de aquellos de “prohibido pasar por esto o por lo otro”. Es increible, estás enmedio de la montaña, a media bajada de un camino que no conoces, y aparecen carteles de “propiedad privada y tal y tal”. Me paro a ver el mapa en el gps, pero la verdad es que yo no me aclaro mucho. La pequeña pantalla del aparato no me permite visualizar bien la zona, y tengo que ir cambiando el detalle del mapa para poder leer algunos nombres que salen allí.

Acabo por llegar a la conclusión que lo mejor que podía hacer era seguir por ese camino, que dar la vuelta era la peor de las opciones. Cuando miraba hacia atrás y veía arriba de todo la torre de vigía de La Creu Aregall se me quitaban las ganas de intentarlo. Además, en algún momento tendría que acabar llegando a la carretera.

Volví a hinchar la rueda trasera, esta vez aún más que antes, y seguí bajando por el camino, con precaución debido al pinchazo, y también por no saber lo que me podía encontar más adelante. Sólo pedía no llegar a ninguna masía o propiedad privada de la que me salieran perros sueltos.

Después de un ratito y varios carteles prohibitivos más (suerte que no hice caso de ellos) acabé llegando por fin a la carretera. Aunque la primera visión de ésta no fue buena, pues al final del camino había una valla que cerraba el paso. Bueno, si es necesario la salto.

Mmmmmm, espero que pueda pasar...


No tuve problemas en pasar la valla, y ya tranquilo descansé unos minutos mientras me avituallaba y volvía a hinchar fuertemente la rueda, que ahora tocaba carretera y no quería tener que volver a pararme hasta salirme de ella.

Había ido a dar entre Castellví de Rossanes y la urbanización El Taió, más o menos donde yo me esperaba. Estaba contento porque había descubierto una manera de bajar desde La Creu Aregall realmente divertida y bonita. Y bueno, a pesar de los carteles, no me encontré nada que me hiciera pensar que no puedo volver a pasar por allí...

Tocaba ahora rodar unos pocos kilómetros hasta Gelida, donde tenía la intención de meterme otra vez en la montaña y subir por la Font Freda hasta la falda del Puig d’Agulles. De camino hacia allí, notando que después de tanto rato de bajada y de senderos me habían quedado las piernas un poco tocadas, aproveché la carretera para hacer agilidad e intentar poner a tono los músculos para la subida que me esperaba a continuación.

La subida por la Font Freda es un camino muy chulo que hace meses que no recorro. Al poco de empezar me paro a leer unos carteles de senderismo, y aprovechar para hichar la rueda por cuarta vez.

En otra ocasión investigaré ese camino


Sin querer perder más tiempo sigo con mi camino. Es ésta una subida contínua, que aunque tiene algunas rampas durillas te permite marcarte un ritmo bastante constante, con lo que si no vas reventado acabas por llegar arriba antes de lo que te imaginas.

Además, recorre una zona de vistas espectaculares, sobretodo por los cortados de piedra que se van viendo a un lado del camino, y en general porque toda esa zona es bastante bonita, siempre rodeado de montañas, algunas rocosas, otras más arboladas.

Lo que pasa es que el tramo más espectacular es precisamente uno de buena subida, con lo que no quise pararme a hacer ninguna foto (ya he hecho en otras ocasiones) y perder el ritmo. Y además iba suficientemente falto de fuerzas como para no tener ganas de soltar una mano del manillar y hacer la foto en marcha.

Ya en una zona de falso llano me paré a hichar por quinta vez la rueda, y aproveché para hacer una fotillo de esas de compromiso. No recuerdo muy bien, pero creo que ésta fue la última vez que la hinché, de tanto aire que le debí meter.

Ya me quedaba menos


En pocos minutos llegué al final del camino, en la falda del Puig d’Agulles, al que no se me ocurrió ni por un momento subir, que ya habrá mejores ocasiones. Se estaba haciendo tarde, tenía algo de frío, no me sobraban las fuerzas, llevaba los músculos algo agarrotados, y tampoco quería forzar más las articulaciones.

Seguí adelante y bajé por la trialerilla que va a parar a Can Armengol y de ahí por camino hasta L’Amunt, y con ganas de hacer aún algún senderillo más continué bajando hasta llegar a la Riera de Can Planes. Este último tramo es también muy divertido. Ya faltaba “sólo” volver a subir, ahora hasta la carretera de entrada en Corbera Alta, para de ahí llegar a casa en unos pocos minutos.

Al final me salieron 30 kilómetros y medio, con algo más de 900 metros de ascensión acumulada, en poco menos de 2 horas y media de pedaleo, y media hora de paradas.

Las dos bajadas largas, muy, muy divertidas


Llegué a casa cansado, más que en las últimas salidas, pero también muy contento y satisfecho con la rutilla que me acababa de pegar. Muy guapo todo el recorrido, muy divertido, con todo tipo de paisajes y de terrenos a ciclar. Una salida de esas que te dejan con ganas de recuperarte y volver a salir cuanto antes. Pero bueno, con calma, que no estamos para meternos demasiada caña.

El tendón no me molesto casi nada, lo que me molestó esta vez fue directamente la rodilla (la misma, la izquierda), con un pinchazo interior presente durante bastantes momentos de la mañana. Esto sí que es un dolor condropático, creo. Pero bueno, tampoco quiero darle más importancia. Un día te molesta una cosa, otro día te molesta otra. Es lo que hay.

Ahora a descansar un día o dos, y si el tiempo lo permite, a lo mejor repito ruta acompañado por mi compañero virtual, a ver si le gano. Y si el compañero no es virtual sino real, pues también estará bien...


Bruno

domingo, 17 de abril de 2011

FIN DE SEMANA CON DOBLE SALIDA


Fin de semana con doble salida en bici. Eso sí, salidas cortitas. Pero aún siendo cortas, no recuerdo cuánto tiempo hace que no salía dos días seguidos.

Lo bueno que tiene hacer salidas “express” es que no es necesario levantarse muy pronto para poder salir de casa con tiempo suficiente. Si la salida va a ser de una o dos horas, con salir a las once o las doce ya tienes tiempo de sobra. De esta manera también te libras de las horas fresquitas de la mañana, y puedes salir directamente con la equipación de verano (aunque unos manguitos no me habrían ido mal).


Sábado: Compañero Virtual

Muchos días sin coger la bici. Once para ser exactos. Por medio, un par de días de estática para no perder del todo la costumbre de pedalear. Pero claro, si no sales a la montaña, es como si no hicieras nada.

Hoy quería probar de una vez por todas esa función del gps que te permite competir contra un “compañero virtual”. Creo que ya tocaba, que hace casi un año que lo tengo. De lo que se trata es de hacer un recorrido que tengas guardado en el gps mientras éste te permite ir viendo si vas mejor o peor de tiempo respecto a esa otra vez.

En las diferentes pantallas que te permite usar esta opción vas viendo, por ejemplo, un perfil del recorrido en el que salen dos puntos que representan lo que vas haciendo en ese momento, y lo que hiciste la vez anterior. Hay otra en la que salen dos dibujitos de sendos ciclistas, que se acercan o alejan según lo que vayas haciendo, y que además te marca la distancia que llevas a favor o en contra de tu “compañero virtual”.

En definitiva, que es una opción muy divertida e interesante, quizás una de las mejores funciones que tiene este gps, pues te permite ver tu estado de forma actual comparado con salidas anteriores, además de que te ayuda, y mucho, a mejorar tu rendimiento sobre la bici.

Como no estoy muy bien de forma, de dos o tres opciones que tenía he acabado por elegir la más corta y de menos desnivel. O sea, que he repetido el recorrido que ya he hecho 4 ó 5 veces en el último mes. Un recorrido corto y con subidas bastante tendidas: de casa a las Penyes d’en Rovira, subiendo por el camino del Cau de la Guineu, y volviendo por el Camí de Can Dispanya.

Antes de nada, media hora de estática para calentar las piernas, sobretodo los tendones, que si no después lo acabo pagando.

Ya una vez en la calle, al poco de salir de casa he empezado a meterle más caña de lo normal, ya que después de un primer vistazo a las diferentes pantallas que me permite visualizar el gps, no tenía muy claro si era yo o “mi otro yo” el que iba por delante en nuestra batalla virtual. Así que he pensado que si le metía bastante caña le adelantaría seguro, y así podría entender los datos del gps.

Las pulsaciones no he querido ni mirarlas (había que cambiar de pantalla), pero seguro que estaban muy por encima de lo que a mí me gusta cuando estoy empezando un recorrido. Después de unos primeros minutos demasiado intensos para acabar de salir de casa (suerte del calentamiento), por fin he “entendido” los datos que me daba el gps y he tenido claro que era yo el que iba por delante, casi con medio kilómetro de ventaja.

Así que ya he bajado un poco el ritmo, aunque inconscientemente (bueno, no, conscientemente, jejeje) he seguido siempre apretando un poquito más de lo que supuestamente había hecho la vez anterior, la que me estaba sirviendo de referencia.

Y es que claro, lo que tiene esta opción es que acabas por picarte contigo mismo, ¡jajajá!. Es realmente divertido ir viendo cómo aumenta o disminuye la ventaja o desventaja que llevas respecto a tí mismo. Empiezas a subir, y la ventaja disminuye. Llegas a una zona rápida, y la ventaja aumenta.

Ha llegado un momento en el que he pensado que el haber salido tan a saco me pasaría factura en la segunda mitad del recorrido, y estaba convencido de que mi “rival” me acabaría entonces cogiendo, quizás ya llegando a casa.

Pero no ha sido así, y durante todo el recorrido he ido aumentando mi ventaja respecto a mí mismo, hasta conseguir llevarme dos kilómetros y pico de distancia. No veas cómo he disfrutado (y sufrido) sacándome cada vez más distancia. Además, gracias a la pantalla del perfil, incluso podía saber en qué punto del recorrido estaba mi “contrincante”, con lo que la satisfacción aún era mayor.

Ya entrando en Corbera me he cruzado con un ciclista al que no he podido saludar, casi ni mirarle, porque estaba bebiendo del bidón cuando nos hemos cruzado. Suerte que él a mí me ha reconocido y me ha llamado. Era mi amigo Ilde. También tiene guasa que estemos siempre diciendo que a ver cuándo podemos hacer una salidita juntos, y resulta que nos encontramos por ahí, en solitario...

Mira que salir cada uno por su cuenta...


Después de más de media hora parados, hablando de “nuestras cosas”, ya hemos tirado para casa, que él tenía compromisos familiares. Cualquier día nos juntamos para dar pedales por la montaña, que ya hace tiempo de la última vez.

Tanto rato parado me ha dejado el tendón del cuádriceps de la rodilla izquierda totalmente frío, y al volver a subirme a la bici y tener que apretar los pedales me ha molestado un poco. Aún así, como no quería que mi “rival” me recuperara tiempo, he intentado llevar un buen ritmo hasta casa, que total, sólo me quedaban un par de kilómetros. Luego, ya en casa, aún he hecho media hora más de estática para acabar de relajar las piernas.

Al final, he conseguido “sacarme” cinco minutos y más de un kilómetro y medio de ventaja respecto al día que tenía de referencia. No está nada mal.

Un perfil ya muy visto


1 hora y 3 minutos para recorrer los 17,6 kilómetros del "circuito".
A ver si la próxima vez que haga este recorrido consigo bajar de la hora, aunque me parece que me va a costar mucho...


Domingo: “Regenerando”

Ayer me quedé bastante satisfecho con la mini-salida, e incluso me planteé salir hoy otra vez. Todo dependía de cómo tuviera las piernas, y sobretodo, el tendón de la rodilla izquierda.

Me he levantado a una hora prudencial y me he puesto a ver la carrera de la F1. Mientras, he desayunado bien, ya con la idea de salir un ratito cuando acabara la carrera. Una salida para estirar las piernas, pensaba.

Quería volver a hacer un entrenamiento contra el compañero virtual, pero no teniendo guardada ninguna ruta que me convenciera, he acabado por "crear" una que me servirá de referencia para otro día: subida a La Creu Aregall por el Camí Ral, breve pedaleada por la carretera, paso por la Roca Foradada, bajada por los senderos de la zona del Puig d’Agulles hasta la riera de Can Planas, y subida a casa por el Paratge de la Servera.

Subiendo un tramito de carretera hacia el Puerto de La Creu Aregall por el lado de Gelida


Esta foto no podía faltar...


Un recorrido que empieza subiendo hasta llegar a acumular 450 metros de ascensión en los primeros 10 kilómetros, y que luego tiene una bajada muy divertida de un cuarto de hora por senderos y trialerillas, para luego volver a subir unos cuantos metros.

Posando en la Roca Foradada

Hoy había unas bonitas vistas


Me he encontrado bastante bien a pesar de la salida de ayer, que aunque tampoco hice tanto, sí que fui a un ritmo elevado. Me he notado un poco cargado el músculo Recto anterior de ambos cuádriceps, pero no tenía las piernas fatigadas. El tendón me ha molestado lo justo.

Creo haber llevado un buen ritmo de pedaleo. Como anécdota diré que no he puesto en ningún momento todo el desarrollo (para mí, el plato pequeño combinado con el piñón grande), cosa rara en mí.

Es éste un recorrido muy divertido y muy entretenido. En pocos kilómetros te da tiempo de hacer de todo: camino, pista, sendero, trialera, asfalto, subida durilla, bajada técnica... Acabas muy satisfecho.

En total 20 kilómetros, con 650 metros de ascensión, en una hora y media de pedaleo, y sólo 10 minutos de paradas (haciendo fotos en “La Roca”).

Un perfil divertido


Antes de salir de casa hice media hora de calentamiento en la estática. Al llegar, otra media hora, de enfriamiento. Me da la sensación de que la media hora de antes de salir me va muy bien para preparar los músculos y las articulaciones para el esfuerzo posterior. Y la media hora que hago al llegar me deja las piernas más relajadas que si llego a casa y simplemente estiro.

Ahora me molesta un poco “el tendón”, pero eso es ya lo normal todos los días. O acaso es el cartílago en constante degeneración.
He de volver al traumatólogo...


Bruno

martes, 5 de abril de 2011

ENSEÑANDO CAMINOS


Cuando ayer Juan, compañero de trabajo, me preguntó a qué hora íbamos a salir hoy, me costó bastante no decirle que yo mejor no salía, que aún no me había recuperado del domingo. Pero es que casi cada semana me dice de salir juntos, y cuando no es por una cosa es por otra, y al final siempre le digo que no. Así que esta vez no había excusa posible. Saldríamos y punto.

Y efectivamente, no me había recuperado. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que nos hemos pegado una buena ruta, corta pero con “gracia”, y que hemos disfrutado mucho. Terreno de todo tipo y paisajes variados.

Por asfalto, tierra, o piedra; por carretera, caminos, o senderos. Hemos sufrido subiendo duras cuestas, y disfrutado bajando por otras más divertidas. Claro, de bajada todo es más divertido. Aunque subiendo también se disfruta, y mucho. Por lo menos yo.

Se trataba hoy de que le enseñara algunos caminos y parajes por zonas que yo conozco sobradamente, y que estaba seguro de que le gustarían. Como a mediodía teníamos que ir a trabajar, había que hacer una ruta corta pero intensa. Es la que me preparé el domingo, cuando estuve “tomando tiempos” para tener claro que hoy podríamos hacerla y llegar a la hora al trabajo.

El día, perfecto para salir con la bici, aunque la verdad es que algo de calor hacía. Pero nada que no se pudiera soportar bien. Ya vendrán días “peores”, ya.

Habíamos quedado a las nueve de la mañana en el Puerto de La Creu Aregall. Juan, que venía de Martorell, ha subido por el lado de Gelida (más largo). Y yo, que por supuesto salía desde Corbera, he subido por este otro lado, más corto, pero con la “dificultad” de que salgo de casa ya en subida. Nada que no se pueda arreglar con unos minutos de calentamiento previo en la estática.

Como iba bien de tiempo, a pocos metros de llegar al puerto me he parado a hacer un par de fotos, pues las vistas desde allí arriba son siempre interesantes.

La mañana soleada, pero con unas nieblas de concurso fotográfico (que yo no ganaría, claro)


A los pocos segundos de llegar yo arriba hacía su aparición Juan, que venía ya medio petado. Y es que la subidita que acababa de hacer es digna de mención, ya que debió de venir metiéndole algo de caña por aquello de no llegar tarde a la cita. Además de que seguramente iba demasiado abrigado, y ya debía estar medio deshidratado.

Aquí tenemos ya a Juan

9 de la mañana, con la sonrisa puesta, como debe ser


Un saludo rápido, unos comentarios sobre lo que le espera, y ala, a por faena. Directos a La Roca Foradada. Por dentro de la urbanización, unas cuestecitas de esas para acabar de quitar la carbonilla de las piernas, y ya por montaña, un poco de sendero hasta llegar al mirador sobre las rocas.

El protagonista del día en La Roca Foradada, con las nieblas de fondo


Unas explicaciones de qué era lo que veíamos desde allí arriba, y a continuar nuestro camino, ahora en dirección a la falda del Puig d’Agulles. Haciendo un poco de pista y luego unos senderos, fáciles al principio, pedregosos a más no poder un poco más adelante. Momentos de divertimento, siempre con cuidado de no tener una caída tonta.

Ya en la falda del Puig, más bajada pedregosa al principio, para acabar con unos senderos “vegetados” ya llegando a la Riera de Can Planas.

Viendo la hora que era, no podíamos entretenernos por la zona (habrá otras ocasiones), así que, tal y como me acababa de preguntar Juan, todo lo bajado tocaba ahora subirlo. Por otros caminos, sí, pero el desnivel habría que hacerlo igual, ¡jajajá, es lo que hay!

Nada más empezar el camino de Can Planas, movimiento trasero. ¡Vaaaaaya. Pinchazo! 1200 kilómetros sin un pinchazo, y en los últimos 100 he pinchado 3 veces (bueno, una fue un llantazo). Ahora ya sí que se nos va a echar el tiempo encima.

De aquel "peñasco" lejano veníamos

A ver si me acuerdo

¿Esto para qué era...?


Bueno, en menos tiempo del esperado cambié la cámara, que esta vez sí, estaba pinchada. Menudo clavo tenía, me fue facilísimo encontrarlo.

Seguimos nuestro camino, siempre de subida, hasta llegar a la carretera, y desviarnos para coger el Camí Ral, camino de montaña que nos llevará a La Creu Aregall en un recorrido paralelo a la carretera.

Una subida no muy dura, pero que tal y como estábamos ya de cascaos se nos hizo difícil. El terreno es muy malo, con mucha piedra que exige tirar de piernas en momentos puntuales, pero que te van desgastando poco a poco.

A media subida, parada obligada para difrutar de las vistas de Les Penyes del Calaix, tremendos cortados de piedra típicos de toda esa zona. Perfecto además para descansar un poquillo y recuperar algo de fuerzas.

Si tropiezas y caes, despídete. En la foto sólo se ve un trocito de la pared


El último tramo hasta La Creu lo hicimos “forzando” un poquito el ritmo, que luego hasta casa ya sería bajada (más o menos), y el tiempo se nos echaba encima. En los últimos metros, ya por las calles de la urbanización, las fuerzas iban justitas, pero siempre queda algo para dar el último achuchón.

Venga, que ya hemos llegado

Segundo y último paso por el puerto 


Desde ahí, ya cada uno para su pueblo, que por hoy ya estaba bien. Lo nuestro nos hemos llevado, que ni él ni yo estábamos en condiciones de haber hecho mucho más. Si es que cuando las piernas aún no se han recuperado de la última...

Mis datos

27 kilómetros
810 metros de ascensión
2 horas y 10 minutos de pedaleo
1 hora parados ¡!


En definitiva, una salida guapa, de esas que hacen que luego te vayas a trabajar con la sensación de haber hecho ya el día. Cansado, pero muy satisfecho, y contento. Es lo que tiene el disfrutar haciendo deporte. Porque el disfrute es lo prioritario. Lo jodido es que disfrutamos machacándonos, ¡jajajajajá!

Y la compañia... bueno, le voy a dar un aprobado justito, ¡jajajajá!, que a media salida me di cuenta de que iba con los auriculares puestos escuchando música. Con razón a veces no me contestaba cuando le hablaba...
Que descanse y se recupere bien, que el domingo participará en la marcha La Portals de Montserrat. ¡Suerte!


Bruno

domingo, 3 de abril de 2011

YO A LO MÍO


Después de la inoportuna (o no) gripe que pasé a principios del mes pasado he bajado el ritmo de ejercicio considerablemente. Hay que dejar descansar al cuerpo cuando parece que no aguanta lo que le exiges.

Así que desde entonces hago salidas cortas con la bici, dos o como mucho tres por semana, y sin forzar demasiado, a ver si el tendón así no me molesta tanto. Además no he vuelto a salir a correr, he dejado de hacer musculación (lo muy poco que hacía), y a la estática sólo me subo para calentar antes de salir con la bici o para “enfriar” una vez acabada la salida.

Y aprovechando que estoy en turno de tarde en el trabajo, no es que me acueste muy tarde, pero sí que me levanto habiendo pasado siete u ocho horas en la cama. El cuerpo me lo pide.

Parece que no me está yendo mal así. Estoy disfrutando de las salidillas que hago con la bici, no voy tan petado, duermo lo necesario, y tengo algo de tiempo para hacer otras cosillas.

Supongo que de aquí a poco empezaré a introducir otra vez esas rutinas que he dejado de lado. Eso sí, poco a poco, que si no el cuerpo al final me dice basta.

De momento, entre semana salidas relámpago con la bici, y una salida algo más larga el fin de semana. Ya me está bien así.


MIÉRCOLES 30 DE MARZO

Como había salido el domingo anterior quise dejar dos días y medio de descanso antes de volver a salir. De esta manera les doy más tiempo a las articulaciones para recuperarse.

Aunque me levanté relativamente pronto, me lo tomé con calma. Después de desayunar, mirar un par de cosas en el ordenador, y acabar de preparar la bici y vestirme, hice quince minutos de calentamiento en la estática antes de salir a dar una vueltecita.

Para “variar” se me ocurrió volver a hacer la ruta que ya había hecho el martes, el jueves y, aunque extendida, también el domingo. No sé que tiene ese recorrido que me gusta tanto. Es corto y se puede hacer en una horita (yo aún no lo he conseguido, jajajá).

Es perfecto para ir después a trabajar con la sensación de haber aprovechado la mañana, pero sin las prisas ni la tensión de querer hacer muchos más kilómetros y luego tener que ir con el petardo en el culo.

Lo que no entiendo es porqué no me acuerdo nunca de usar la opción que tiene el gps de “competir” contra ti mismo cuando repites un recorrido. A ver si la próxima vez lo hago.

Esta vez no me paré a hacer ninguna foto para el blog, que a veces el querer poner alguna foto me distrae del objetivo inicial, que en este caso era salir a pedalear, disfrutar de la montaña en esas primeras horas de la mañana, y volver a casa satisfecho por haber hecho algo “de provecho”. Objetivo cumplido.


DOMIGO 3 DE ABRIL

Como ayer aproveché el día con otros menesteres, hoy tocaba cumplir con la salida del fin de semana. Esta vez no tenía intención de repetir la misma ruta de estos últimos días, que al final voy a acabar por aborrecerla. Pero se me ha pasado por la cabeza hacerla como parte del calentamiento...

Hoy tenía que probarme haciendo una ruta que un día de estos haré entre semana junto con un compañero de trabajo. Y claro, no quiero que me pille “desentrenado”.

Es una ruta que básicamente consiste en subir a La Creu Aregall por montaña, bajar a Corbera previo paso por La Roca Foradada, y luego volver a subir a La Creu Aregall por el mismo sitio, aunque con el añadido de empezar desde más abajo.

Ha sido la primera salida del año con el culotte corto. No me moría de ganas, pero sí que me apetecía guardar ya la ropa de invierno. Y creo que hoy ha hecho mejor día que ayer para salir con la bici. No hacía viento, y al estar el cielo tapado la temperatura era bastante agradable.

Ha sido una salida muy entretenida, con tramos de asfalto, caminos pedregosos, senderos húmedos, algún pequeño trozo de pista forestal, alguna trialerilla, y un poco de campo a través. Haciendo un poco de todo.

Me he notado bastante bien en las subidas. Probándome un par de veces en un tramo de carretera que he repetido, tirando de desarrollo en algunos momentos por caminos rotos, y disfrutando tanto de las subidas (disfruto mucho en ellas) como en las buenas bajadas que también he hecho.

Satisfecho con la rutilla, que aunque no ha sido larga sí que ha tenido de todo y me ha dado tiempo de exprimirme algo físicamente, y también de disfrutar de bonitos parajes.

La anécdota del día ha sido el llantazo que he pegado en la rueda delantera en un cambio de asfalto a camino, y es que quizás llevaba demasiado baja la presión del neumático, o por lo menos tenía que haber pasado por ese punto a menos velocidad, ¡jajajajá!

Si es que ya me vale


Una vez en casa he aprovechado para hacer casi una hora en la estática mientras veía la carrera de “Motogepé”. Así que el día considero que ha sido completito.

La ruta finalmente ha sido de 35 kilómetros de recorrido, con 1100 metros de ascensión, tardando 3 horas 40 minutos en hacerla, con un tiempo real de pedaleo de 2 horas y tres cuartos. Suficiente.

Poco a poco aumentando la exigencia


En los últimos días he retocado dos veces la posición de la cala del pedal izquierdo, con la que no he ido cómodo nunca. Parece que con el último retoque voy un poco mejor. A ver qué me parece el próximo día.

Para esta semana que entra tengo previsto hacer dos salidas con compañeros de trabajo (a no ser que me no encuentre bien de fuerzas), y el fin de semana ya veremos qué acabo haciendo. Sea lo que sea (que no tiene porque ser bici), intentaré disfrutarlo.

Y como último apunte de la jornada, comentar la grata sorpresa que me he llevado al ver que, después de varias décadas de pasar ciclistas por la carretera que sube a La Creu Aregall, “alguien” ha tenido el detalle de poner una señal de tráfico advirtiendo a los conductores de que se pueden encontrar con alguno. ¡¡¡Por fin!!!

No me lo puedo creer


Bruno