Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

domingo, 25 de marzo de 2012

OBLIGADO A SALIR


Ayer, salida de treinta kilómetros que me dejó las piernas como si hubiera hecho ochenta. Se trataba de acompañar a Carlos a su regreso de una ruta larga que había hecho por el Garraf junto a Xavi y Gerard, otro compañero de trabajo.

A las dos menos cuarto de la tarde me llama para decirme que están, él y Xavi, en Olesa de Bonesvalls, y que nos veíamos en la base del Puig d’Agulles en cuestión de una hora, que es lo que calculaba yo que tardarían en llegar allí.

El problema es que justo en el momento de la llamada yo me acababa de poner a limpiar la cadena de la bici... ¡jajajaja! Pues no me quedaba nada aún… acabar de poner la bici a punto (nunca he sido capaz de dejarla preparada después de hacer una salida), prepararme el isotónico y diversas vituallas, los complementos tecnológicos, vestirme…

Claro, tuve que sacrificar mi media horita de calentamiento en la “espinincicleta”, y eso no es lo que le va mejor a mis tendones precisamente.

Total, que incluso así salí de casa con retraso. Con retraso para llegar al Puig d’Agulles a la hora acordada. Por supuesto tuve que ir directamente por carretera, en dirección a La Creu Aregall. Eso implica salir de casa ya subiendo, y no dejar de subir hasta llegar a nuestro punto de encuentro. Sí, por asfalto se rueda más fácil, pero no puedes subir a platillo, que no deja de ser una carretera y tampoco se trata de ir parado.

Para mi sorpresa, tal y como salí de casa no me molestó el tendón, lo que me molestaba eran los abductores de la pierna derecha. No sé por qué, pero ahí estaban, recordándome que ellos también forman parte del pedaleo. Pensé que cuando entraran en calor me dejarían en paz, y por suerte así fue.

Según subía por la carretera mi mayor miedo era la megacuesta de subida hacia la urbanización Safari. No recuerdo cuándo fue la última vez que pasé por allí, pero seguro que hace por lo menos un año. Con sus rampas máximas del 24%, mi nuevo desarrollo, y la poca forma que tengo, lo iba a pasar un poco mal. Pero bueno, son sólo 700 metros, y si en otras épocas, cuando cogía la bici por primera vez en la “temporada”, me atrevía con ella, esta vez no iba a ser menos.

Al final Xavi y Carlos me esperaron a la entrada de la urbanización, ya que como ellos llegaron a la hora prevista tampoco se iban a quedar parados 15 ó 20 minutos en el Puig d’Agulles hasta que apareciera yo. Así que tuvieron el detalle de acercarse un poco.

Llegué arriba maldiciéndoles (en broma, por supuesto) por no haber “tenido el detalle” de bajar hasta la carretera y así no haberme hecho subir la cuesta del Safari, pero es que Xavi tenía compromisos y para volver a casa le iba mejor bajar hacia Gelida por el camino de la Font Freda que por la carretera. Tampoco se trataba de hacerle perder más tiempo.

Carlos me fotografió coronando el Safari, con la lengua fuera


Estuvimos unos minutillos comentando qué tal les había ido la ruta por el Garraf. Parece que Gerard, compañero de trabajo nuestro, y que está preparando la Pedals Non Stop (palabras mayores) y debe de ser una máquina dando pedales, les preparó una ruta muy divertida, con bastante sendero.

Ya nos despedimos de Xavi, deseándole buen regreso a casa. Por lo que me comentó Carlos, nuestro amigo Xavi está muy, muy fuerte. Los dos tienen previsto participar en la Maratón de Los Monegros, y la salida de ayer era una preparación para esa marcha. Carlos además tiene (o tenía) intenciones de participar en Los 10000 del Soplao, pero según me dijo ayer a lo mejor desiste pues se encontró muy mal de fuerzas y no ve claro llegar con la forma mínima para afrontar el reto con garantías de disfrutar de sus 165 kilómetros.

Otra foto gentileza de Carlos.
¿Pero dónde regalan esos cascos?


Para empezar su ruta, Carlos había ido en coche hasta el polígono industrial de Les Fallulles, al lado de Pallejà, y desde allí había ido en bici hasta Gelida, donde había quedado con Xavi, pasando por Corbera. Se trataba ahora de que para volver hasta su coche yo aprovechara para enseñarle un par de caminos de esos que he “descubierto” últimamente.

En concreto la idea era que le enseñara la manera de ir desde La Creu Aregall a Corbera pasando por la urbanización El Bon Repós; luego cómo ir desde Corbera hasta La Palma por el camino que va paralelo a la carretera, bordeando las peñas del Mirador; y por último, el camino que va desde el cementerio de La Palma hasta el río Llobregat, pasando por la cantera del Turó Roig y por el polígono de Les Fallulles.

Y más o menos eso fue lo que hicimos. Aunque no llegamos hasta el río, nos quedamos en el polígono. Eran las cinco de la tarde, y Carlos llevaba casi 12 horas levantado. Además, decía que estaba muy, muy cascado, que se había encontrado muy mal de fuerzas durante toda la jornada. Y seguro que era verdad, porque para que no quisiera hacer los sólo dos o tres kilómetros que nos faltaban para llegar hasta el río, tenía que encontrarse realmente agotado y con ganas de llegar ya a casa.

Aún a pesar de eso, durante los 20 kilómetros que hicimos juntos, en todas las subidas me dejó atrás con una facilidad pasmosa, casi sin proponérselo. Y es que si él está mal, yo estoy fatal, ¡jajajajajaja!

Me quedé allí con él mientras lavaba la bici y guardaba todo en el coche. Ya nos despedimos y yo inicié camino de vuelta hacia casa. El primer tramo, por montaña hasta La Palma de Cervelló, pasando por el cementerio. Y una vez allí cogí la carretera para subir a Corbera, que no me apetecía seguir haciendo caminos de piedras.

En 15 ó 20 minutos me plantaba en casa, con las piernas duras como piedras (bueno, no tanto…). Hacía muchas salidas que no llegaba a casa con los músculos tan fatigados. Y es que el haber empezado la ruta sin calentar y subiendo con prisas hacia La Creu Aregall, no me dejó preparar la musculatura para el esfuerzo que había de realizar.

Y la cuesta del Safari fue lo que me acabó de rematar. A partir de ahí ya me pasé el resto de la ruta con una sensación de fatiga en las piernas como si llevara hechos ochenta kilómetros en lugar de diez. Y aunque el tramo que hice con Carlos es básicamente de bajada, “dos o tres repechos” sí tiene, y la verdad es que me acabaron de cascar.

Luego la vuelta a Corbera no me costó tanto como pensaba, pero sí que es cierto que la hice con las piernas muy congestionadas, con esa sensación de que te van a “petar” en cualquier momento.

Con las prisas no me di cuenta y puse en marcha el gps cuando ya llevaba unos minutos de pedaleo


Con todo, pienso que tampoco rendí tan mal, y esta ruta quizás es la más dura de las que he hecho últimamente. 33 kilómetros en 2 horas 40 minutos, con 1000 metros de ascensión acumulada. No está mal. Lo que me mató fue salir sin calentar y tener que subir directamente hasta el Safari. Pero bueno, no va a ser todo suavidad siempre…


Bruno

lunes, 19 de marzo de 2012

DE LA CREU AREGALL Y EL BON REPÓS


Un par de salidas más, espaciadas en el tiempo, y con un denominador común: el paso por las urbanizaciones La Creu Aregall y El Bon Repós. Dos urbanizaciones más de tantas que hay alrededor de Corbera, y que, éstas en concreto, tienen totalmente colonizadas las montañas en las que se asientan.

Casi siempre que he subido a La Creu Aregall lo he hecho, o por carretera, o por el Camí Ral, camino que discurre paralelo a la carretera, y que acaba dando a una calle de la urbanización, con lo que los últimos minutos de la subida los has de hacer entre casas, y acompañado por los ladridos de los perros.

Hay otra manera de llegar a La Creu Aregall, y es subiendo desde una urbanización que está unida a ésta: El Bon Repós. Hasta hace poco tiempo nunca me había planteado seriamente la posibilidad de ir por ahí, y antes de hacerlo, primero quería recorrer ese camino en sentido inverso, o sea, de bajada.


MARTES 6 DE MARZO.
CORBERA - LA CREU AREGALL - EL BON REPÓS

Tres días después de la anterior salida me volví a ver con ganas de subir montañas en lugar de pedalear sin ruedas en casa. La motivación principal era dejar constancia del recorrido que une Corbera, La Creu Aregall, y El Bon Repós. Sería una salida corta, aprovechando un par de horas libres después de llegar de trabajar.

Un poco de calentamiento en casa, para empezar la ruta, como no, subiendo en dirección a Corbera Alta, desde donde me dirigiría hacia el Camí Ral, que sube hasta La Creu por montaña. Con tranquilidad, y sin forzar demasiado (aunque el nuevo desarrollo no me deja ir sobrado) fui haciendo ese camino tan variado.

Las Roques del Calaix, mejor no resbalar...

Es una parada ineludible del Camí Ral

Al llegar aquí siempre tengo que echar pie al suelo


Una vez en la urbanización toca callejear un rato hasta conseguir llegar a la cruz, La Creu de l’Aregall. Las últimas veces que había ido por allí me había encontrado con perros sueltos, así que esta vez no iba muy convencido, y sí con los ojos bien abiertos. Por suerte no hubo “encuentros”.

Buenas sensaciones pedaleando de pie esos últimos metros de asfalto antes de llegar a la cruz, desde donde había unas vistas espectaculares gracias al día tan despejado que hacía.

Bueno, no todas son espectaculares, jejeje...

Esto es lo que se ve desde allí arriba


La torre de vigía


Había que gastar el carrete...


Un rato después (quizás demasiado, pero no había prisa) continué la ruta, ahora en dirección al alto, para bajar unos metros por carretera en dirección a Gelida, y hacer entero un tramo de senderos muy guapo y divertido que hay en el Pla dels Voluntaris. Los primeros metros, de subida, para después hacer ya bajada continua hasta llegar a la pista que va en dirección a Can Xandri.

Un par de repechos después hay que desviarse hacia el Coll de Roques Roges, para bajar, después de hacer un par de cortos senderos, en dirección a “las eses del Turó del Beco”, en la Montanya de Baiona, bordeando la urbanización El Bon Repós, desde una de cuyas calles acabaría cogiendo la carreterilla que sube hasta Corbera.

La Creu vista desde el Coll de Roques Roges


La verdad es que fue una salida muy corta, que estuve tentado de alargar unos cuantos kilómetros más, pero teniendo en cuenta que quería llegar pronto a casa para no “estropear” la semana acostándome más tarde de lo que tenía planeado, preferí dar por acabada.

1 hora 15 minutos de pedaleo
15 kilómetros
480 metros de ascenso acumulado


Una ruta que, siendo muy corta, es muy entretenida por las diferentes zonas por las que discurre, pasando por repechos duros, zonas con vistas espectaculares, algunos senderos muy guapos, y un poco de pista y asfalto para acabar de completar un coctel muy curioso.

Por supuesto llegué a casa sobrado de fuerzas.

- - - - - para ver la ruta sin tanto rollo - - - - -



MIÉRCOLES 14 DE MARZO.
A LA ROCA FORADADA SUBIENDO POR BON REPÓS

Una semana tuvo que pasar para que volviera a coger la bici e hiciera la misma ruta pero en sentido inverso. Es decir, subir a La Creu Aregall pero empezando en El Bon Repós. O lo que es lo mismo, empezar la ruta con unos buenos rampotes.

Esa era la premisa, empezar la ruta teniendo que afrontar unas rampas del 18-20 y hasta 24% en los primeros compases de la subida. Aunque en realidad la ruta se empieza bajando hacia El Bon Repós por carretera, para enseguida tener que sufrir con esos porcentajes citados.

Un buen calentamiento en casa, imprescindible para poder mover “sin peligro” el piñón de 32 dientes que llevo ahora. Pues no va a ser duro este veranito…

Las pulsaciones altas, y el camino de subida algo técnico por culpa de regueros, alguna piedra suelta, y sobre todo, el porcentaje de la pendiente. Pero de eso se trataba, de conocer ese camino de subida, que de bajada ya lo había hecho dos o tres veces.

Una vez superadas “las eses del Beco”, tocaba ver qué tal se me daba en los dos senderitos que hay antes de llegar a la zona de las Roques Roges. La verdad es que no se me dio mal. A 180 y pico pulsaciones, dando bandazos con el manillar, y luchando por no poner echar el pie al suelo, conseguí superar esa zona tan difícil por culpa de la pendiente.

Bueno, una vez en la pista que sube hacia la carretera de La Creu-Gelida, la pista de tierra roja, ya iba a ser un poco más fácil, aunque sólo un poco, pues la tierra suelta que hay en ese camino, y las buenas rampas que tiene hacen durillo el superar alguno de los repechos que hay antes de llegar a la carretera.

Y si encima vas de liebre-guía de una furgoneta que vete-tú-a-saber-qué-coño-hacían-por-ahí, pues la cosa se complica un poco más. En fin, con algo más de esfuerzo del que habría sido necesario conseguí llegar a la carretera y encarar dirección al Alto de La Creu Aregall.

La única foto que pude hacer antes de que tuviera que tirar de la furgo


Ese último tramo de menos de un kilómetro desde la última curva hace tiempo que me gusta hacerlo de pie, y me esperaba sobrepasar las 190 pulsaciones, que es lo que me suele ocurrir casi siempre, pero esta vez me quedé en las 178, que ya son pulsaciones.

Aunque la idea era hacer la ruta de la semana anterior pero en sentido inverso, según fueron avanzando los kilómetros fui cambiando de opinión, pues para empezar, los senderos del Pla dels Voluntaris son casi imposible de hacerlos montado en la bici. La pendiente es demasiado grande para mí, ya lo intenté hace tiempo.

Además, quería investigar un camino que habían abierto el grupo de senderistas Els Moderats, y que va desde el principio del camino que baja a Can Cases, allí mismo en el alto, hasta el depósito de agua de La Creu, desde donde empieza un camino para ir a La Roca Foradada, en la Serra de Can Canals.

Así que me pareció una buena idea comprobar si ese senderillo sería ciclable, y de esa manera poder usarlo más adelante para conectar caminos. Y bueno, ciclable, ciclable, no es, hay que patear unas cuantas decenas de metros, e incluso es necesario echarse la bici al hombro para poder superar el desnivel inicial.

Tramo de pateo

Hacerlo de bajada tampoco me parece a mi alcance


Aparte de eso, y de la posibilidad de un pinchazo por la cantidad de ramitas troceadas que hay en el suelo, hay que bordear un par de casas con sus respectivos perros ladrándote como locos, uno de los cuales, si hubiera querido, podría haber saltado la valla de metro y poco de altura que le separaba de mis apetitosas piernas. De tal manera que creo que por ahí no voy a volver a pasar a no ser que vaya acompañado, o lo haga de bajada, que puede ser otra posibilidad.

Desde el depósito, camino tranquilo hasta la Roca Foradada, donde es casi obligado hacer unas cuantas fotos. Ese día, a pesar de ser soleado y estar bien despejado, se veía una nube de polución tremenda en toda el área de Barcelona.

Panorámica desde la Roca Foradada

Primera salida del año de corto

A lo lejos, la bola del Puig d'Agulles


Bueno, desde ahí se puede decir que hasta casa iba a ser todo bajada, y se me pasó por la cabeza alargar un poco la ruta bajando hacia El Safari. Pero preferí llegar con tiempo suficiente a casa para no tener que acabar acostándome tarde. Además, se estaba escondiendo ya el sol, y por la zona que iba a ir, sombría a esas horas, el culotte corto que llevaba se me iba a quedar precisamente eso, corto.

De vuelta a la urbanización, y bajada rápida por el Camí Ral hasta las afueras de Corbera. Desde allí, por alargar la ruta y hacerla más entretenida, me metería campo a través hasta la carretera, para luego hacer el sendero de piedras rojas que baja hacia Can Planes. Pasando por La Servera iría ya por asfalto a Corbera Baja, sólo por el hecho de “darme el placer” de subir hasta la Font del Rabadà (inicio y final de la ruta) haciendo la cuesta del campo de fútbol.

Más duro que el anterior
1 hora 34 minutos de pedaleo
18 kilómetros
600 metros de ascenso acumulado


Al final, un recorrido un poco más largo que el otro día, no hecho exactamente a la inversa que aquel, pero tremendamente entretenido en todos los aspectos. Una ruta difícil en su primera mitad, por sus duras rampas, pero también con algún sendero divertido, y buenas vistas de las montañas.

Esta vez llegué un poco más cascado a casa, más que nada porque intenté ir a un ritmo algo más elevado, y porque este recorrido tiene unas subidas de más dureza que si se hace en el otro sentido.

- - - - - por si se quiere visualizar la ruta - - - - -


Bruno

lunes, 12 de marzo de 2012

DE LA MONTAÑA AL RÍO


Dos semanas y media sin coger la bici, no porque estuviera desganado, sino porque entre la pereza que me provocaba el frío que hacía (sí, tampoco era para tanto), y la posibilidad de ejercitarme en casa (ya fuera pedaleando o levantando peso), no me importó no salir a dar pedales por ahí.

Y es que estando en turno de tardes en el trabajo tenía que levantarme muy pronto para poder aprovechar un poco el tiempo, y a esas horas el frío no me invitaba a salir a sufrir. Eso, y la necesidad de dormir un mínimo aceptable de horas para recuperar el cuerpo del cansancio generado durante el día. Y luego el fin de semana tampoco me acababa de animar. Total, por un par de semanas sin salir tampoco va a pasar nada. Y por qué no decirlo, las molestias tendinosas también me influyen a la hora de tener más o menos ganas de salir a darle caña a las piernas.

Además, también he estado echándole horas al “güiquiloc”, mirando de encontrar la manera de enlazar rutas, o intentando crear otras nuevas. A veces con la idea de ofrecer a los compañeros una buena ruta, a veces con la idea de disfrutar yo mismo de algún camino todavía no recorrido.

Hoy en día, entre los gps y los programas de creación de rutas, o simplemente consultando por internet mapas y vistas de satélite, se abre un abanico enorme de posibilidades a la hora de plantearte hacer una ruta, ya sea para bici o a pie, o de cualquier otra manera.

Una de las rutas que llevaba mucho tiempo dándome vueltas en la cabeza era la que me pudiera llevar desde Corbera hasta el río Llobregat (bajando en dirección Molins de Rei) evitando en la medida de lo posible el rodar por carretera.


Así que enlazando trocitos de ruta ya hechas, y añadiendo algún camino visionado en los mapas acabé por crear un recorrido que supuestamente me llevaría a conseguir mi objetivo.


MARTES 28 DE FEBRERO. CAMINO AL RÍO

Recién estrenado el turno de mañanas, con ganas renovadas de salir a recorrer caminos, y con las ideas muy claras sobre lo que quería hacer, me dispuse a descubrir esa manera de llegar al río sin hacer carretera.

Como no iba sobrado de tiempo, por aquello de querer acostarme pronto y no ir hecho polvo al día siguiente (es lo que pasa cuando te levantas a las 4 y 20 de la mañana), y por no ir tampoco sobrado de forma física, decidí bajar por carretera hasta el polígono industrial Les Fallulles y desde ahí afrontar ya el tramo de camino visionado en el “güiqui”.

Tenía preparados dos caminos posibles, con lo que miraría de hacer uno a la ida y el otro a la vuelta. El resultado fue totalmente satisfactorio, consiguiendo por fin encontrar la manera de llegar al río pudiendo pasar totalmente de la carretera. Que no es que me disguste demasiado, pero siempre es bueno tener la posibilidad de evitarla el día que no te apetezca rodar entre coches.

El camino en cuestión discurre por detrás de la cementera, recorriendo una pequeña montaña sin nombre en lo que en los mapas llaman Costa Pelada. Es una colina al lado de Pallejà que ha quedado encajonada entre la cementera y la variante de la autovía que sube hacia Cervelló.

La cementera desde el camino de la Costa Pelada


Un camino que llevo años viendo al volver del trabajo, y que en innumerables ocasiones me había pasado por la cabeza la idea de encontrar la manera de llegar hasta allí.

El camino acaba dando a una calle de Pallejà, desde la que ya sólo queda recorrer unos cuantos cientos de metros sin peligro aparente (se tiene que cruzar la antigua N-II, pero ahora ya con muy poquito tráfico y unas buenas rotondas), y entrar por uno de los varios puntos de acceso al río que hay en esta población, y que descubrí en enero el día que hice “Spinning ribereño”.

Bueno, como había hecho tan pocos kilómetros decidí seguir por el río hacia Martorell y así hacer un par de horas de pedaleo a ritmo.
No veas si hacía viento. Aún así pude mantener una cadencia de pedaleo y ritmo cardiaco más o menos constante.

Cruzando por el puente azul, a la altura de Castellbisbal


Llegando a Martorell quise subir la  “la tachuela”, como bautizó Carlos al Turó de les Forques en la época en que nos entrenábamos para el Soplao del 2010. No había vuelto a pasar por allí desde entonces, y leyendo una de sus últimas crónicas me entró el gusanillo de volver a subir esa “tachuela”.

El problema fue que no cogí el desvío y acabé apareciendo en el Pont del Diable, ¡jajajajajaja! Bueno, ya que estaba aproveché para sacar unas fotos y comer un poco.

En el Pont del Diable, en Martorell


En el camino de vuelta me costó un poco más mantener un ritmo decente. El viento, el esfuerzo anterior, el no querer forzar demasiado el tendón…

Al llegar a Pallejà, vuelta a subir por el camino recién descubierto, y una vez detrás de la cementera tocaba investigar la otra posibilidad que llevaba preparada en el gps. Es un camino que pasa por debajo de la variante de la autovía, y se convierte en una subida no muy larga pero con una buena pendiente que lleva hacia la cantera “Turó Roig”, supuestamente en restauración.

La cantera en "restauración"


Como no vi ningún cartel prohibiendo el paso, pero con precaución porque sabía que por ahí pasan camiones, seguí adelante para dejar atrás la cantera e iniciar bajada hasta el cementerio de La Palma, desde donde ya sabía llegar hasta la carretera que lleva a Corbera.

Como estaba empezando a oscurecer decidí subir por carretera (también llevaba preparado un recorrido por montaña) y llegar antes a casa. Y la verdad es que subí a un ritmo muy bueno, que no me esperaba después de la “paliza” que me había pegado por el río.

Contento al llegar a casa porque por fin había podido descubrir la manera de llegar hasta el río sin tener que hacer más que unos cientos de metros por asfalto. Ahora sólo faltaba volver a salir y enlazar todos los caminos que ya conocía.

2 horas 50 minutos de pedaleo
45 kilómetros
600 metros de ascenso acumulado


La jornada me sirvió para constatar otra cosa. Semanas atrás había llevado la bici a que me cambiaran platos y piñones, cadena, retenes de la horquilla, y le hicieran una revisión general. Luego aparte de eso también me cambiaron los discos de freno. Uno hacía falta, el otro no. Me quejé, me “arreglaron” un poco el precio, y la verdad, tampoco me importó demasiado.

Pero además, y de eso no me di cuenta hasta días después (fallo mío, por supuesto), me variaron el desarrollo del bloque de piñones (¿se le puede llamar así?). ¡A peor claro! A peor para mí, que soy de tirar más de cadencia que de desarrollo. Ahora el piñón más grande es un 32 en lugar de un 34 que traía de serie la bici. Sí, seguro que a más de uno le sobra con eso, pero a mí, de verdad que me faltan dientes. Con razón en la salida anterior notaba que iba muy mal de fuerza.

Total, que ahora es como si fuera con un piñón menos que antes, y eso yo, lo noto, y mucho. Antes de decidir cambiarlo probaré algunas veces más, pero creo que acabaré por ir a que me pongan otro piñón. Incluso de más dientes que el que llevaba antes, ¡jajajajajajaja!



SÁBADO 3 DE MARZO. AL RÍO POR MONTAÑA


Tocaba ya, ahora sí, intentar enlazar todos los caminos conocidos y bajar desde Corbera hasta el Llobregat tocando lo menos posible el asfalto. Hoy en día es imposible hacer una ruta así totalmente por caminos de tierra, pero casi.

Por la mañana “me fue imposible” salir, tenía que dormir y recuperar fuerzas después de una semana bastante ajetreada. Sólo me apetecía quedarme en la cama. Luego durante la mañana ya me fui mentalizando y, aunque a una hora un poco “rara” para ser un sábado, acabé saliendo de casa con muchas ganas de dar pedales.

Después de unos primeros metros ineludibles por asfalto, ya me metí en el camino que discurre bajo las paredes de roca que quedan en paralelo con la carretera que baja a La Palma. Un camino con dos o tres repechos, pero que como es lógico, acaba siendo de bajada.

Antes de llegar a La Palma hay que cruzar la carretera en dirección al merendero de Can Vía, para seguir el curso de la riera Rafamans en dirección a la salida del pueblo. Una vez allí, hacia el cementerio, y luego a subir un poquito para hacer el camino de la cantera del Turó Roig en sentido inverso (mucho más fácil, pues es de bajada) al que lo hice el martes.

Una vez por detrás de la cementera, a atravesar la colina de la Costa Pelada, y llegada a Pallejà, donde ya me metería en el camino del río. En total unos 11 kilómetros en unos 40 minutos. En las subidas, “sufriendo” con los nuevos desarrollos, y en las bajadas, dejándome llevar, guardando fuerzas para más adelante.

Ya en el río, y por no hacer sólo la bajada hasta allí y vuelta a casa, volví a pensar en subir “la tachuela”, así que seguí adelante en dirección a Martorell, calcando el recorrido hecho días atrás.

En esta ocasión no me equivoqué y cogí el camino adecuado para subir al Turó de les Forques, a plato pequeño, por supuesto. Y siendo ese el punto medio de la ruta paré a hacer unas fotos y avituallarme un poco.

Dos caminos muy diferentes

En el punto geodésico del Turó de les Forques

Vista de la ribera del Llobregat


La vuelta a Pallejà, igual que el martes: con menos alegría y fuerza en el pedaleo, y con ese típico viento de la zona fastidiando. Tocaba guardar energía para afrontar la última parte del recorrido.

Ya en Pallejà, me dirijo otra vez a pasar por la Costa Pelada, y una vez en la cementera, en lugar de subir por la cantera me meto por el caminillo que lleva al polígono de Les Fallulles, para así volver a La Palma por “el otro lado”, por el camino del Pla de Sant Joan. Mucho más fácil de hacer este tramo, pues te ahorras la subida por la cantera, que tampoco es que mate, pero también se trataba de dejar constancia de esa otra posibilidad.

Una vez llegado al cementerio de La Palma, punto de unión de estos dos caminos, sigo hacia el pueblo y cruzo la carretera para volver a seguir el curso de la riera en dirección a Can Vía, previo paso (al igual que a la ida) por la Font del Marge.

Y ya en las inmediaciones de Can Vía, en lugar de subir hacia la carretera y coger el camino de las peñas, seguí adelante por la riera, haciendo el camino que llega hasta la entrada de Corbera, siguiendo en paralelo, y por abajo, a la carretera. Este camino es muchísimo menos cansado que el de las peñas, que tiene unos rampotes tremendos en su primer tramo.

La verdad es que el recorrido que hice creo que es el más fácil de las combinaciones posibles que hay. A la ida por el camino de las peñas, y por la cantera; y a la vuelta por el Pla de Sant Joan, y por la riera Rafamans.

Hay algunas rocas curiosas en el camino de la riera


Habría hecho mejores fotos del camino, pero se me hacía tarde


El camino de la riera acaba siendo de subida para llegar a la carretera, justo antes de la entrada a Corbera. Aquí, y para no meterse por asfalto, se puede cruzar al otro lado y subir una rampa de unos cien metros que enlaza con el camino de las peñas, para seguir en dirección a Corbera Alta.

Más adelante, y después de tener que hacer unos pocos segundos por la carretera, se puede uno desviar hacia una zona residencial que te permite evitar esas curvas tan peligrosas que hay llegando a la rotonda de Can Xorra (donde desemboca la carretera que viene de Sant Andreu de la Barca). Es un camino privado, creo, pero que no debería de haber problemas por hacerlo, siempre teniendo el máximo respeto por el entorno.

En fin, una ruta muy guapa, sobre todo por el hecho de conseguir enlazar Corbera y Martorell haciendo montaña y río, y evitando casi totalmente el rodar por carretera.

Tal y como me pasó el martes, aunque no llegué muy cascado, sí que noté bastante el esfuerzo realizado, que sin ser nada del otro mundo, me dejó las piernas “a gusto”. Que no está uno para esos trotes, ¡jajajajaja!

45 kilómetros
740 metros de ascenso
3 horas de pedaleo


Realmente merece la pena conocer estos caminos, y como sé que más de uno lo agradecerá, ahí va el enlace para visualizar y descargarse la ruta en el “güiquiloc”.


http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2552119


Bueno, ya he conseguido realizar esta ruta que tanto tiempo ha estado dando vueltas en mi cabeza. Ahora habrá que intentar "hacer otros enlaces"...


Bruno