Hace unos días me estuve planteando la posibilidad de participar en una caminata bianual que organizan los del grupo de senderistas al que pertenece mi padre. Es una marcha de casi 40 kilómetros de recorrido, y acaba con la ascensión al monasterio de Montserrat, tras unas 10 horas de camino.
Cuando me dijo que la hacían pensé que porqué no participar.
Estoy convencido de que mi corazón aguantaría ese esfuerzo, pero seguramente mi cuerpo no. Caminando se usan músculos y partes del cuerpo diferentes a las que usamos al pedalear, con lo que fácilmente acabaría por tener que abandonar debido a problemas musculares o de otro tipo, en las piernas, o en los pies.
Estoy convencido de que mi corazón aguantaría ese esfuerzo, pero seguramente mi cuerpo no. Caminando se usan músculos y partes del cuerpo diferentes a las que usamos al pedalear, con lo que fácilmente acabaría por tener que abandonar debido a problemas musculares o de otro tipo, en las piernas, o en los pies.
Además, me vino a la cabeza la primera y última vez que se me ocurrió participar en una de las caminatas que organizan mi padre y compañía. Fue hace tres años, en la caminata de Els Cinc Cims, que es la que se alterna con esta de Montserrat, y que en un recorrido de casi 30 kilómetros recorre cinco montañas que rodean Corbera.
Como en este caso, estaba convencido de poder aguantar ese esfuerzo. Y aguantarlo lo aguanté... hasta que mi rodilla derecha dijo que ya estaba harta de flexionarse tantas veces aguantando el peso de mi cuerpo mientras bajábamos esas montañas.
Fue un poco fustrante, porque físicamente me encontraba en excelentes condiciones, pero preferí retirarme a tiempo que lamentarme después por haber querido acabarla. Hice bien.
Y es que ya tenía antecedentes parecidos de cuando, un par de años antes había tenido un dolor parecido al inicio de una salida en bici, y por no ser un quejica (y eso que iba yo sólo) seguí adelante, con lo que cuando llegué a casa, casi no podía caminar. A raíz de eso estuve yendo a rehabilitación, y no volví a coger la bici hasta meses después, cuando ya me lo empecé a tomar un poco en serio.
En cualquier caso, y volviendo a la caminata de este año, al final la anularon por culpa del temporal. “Perfecto”, así puedo prepararme para cuando la hagan, de aquí a un mes.
Pensé, cuando le estuve dando vueltas a la posibilidad de participar, que era la ocasión perfecta para empezar a hacer otro tipo de ejercicio físico que complementara al que hago con la bici, y así tener las piernas, y el cuerpo en general, más equilibrado muscularmente hablando.
Los problemas que voy arrastrando en las rodillas seguramente mejorarían si hiciera algún ejercicio que movilizara otros grupos musculares, en este caso, que hiciera trabajar a mis piernas de manera diferente a cuando pedalean.
Como además siempre me ha gustado caminar por la montaña, pues sería el complemento ideal a la bici. Ir a nadar me es más complicado, y correr mejor que no, que mis tobillos, rodillas y columna no me lo iban a agradecer.
El caminar por la montaña te hace poder disfrutar de ella de manera diferente a cuando vas con la bici. Al ir a una velocidad mucho más baja, y no tener que estar pendiente del vehículo en el que vas montado (o sea, de pegártela), puedes ir mirando el paisaje con total tranquilidad, apreciando aún más si cabe toda la belleza que encierra cualquier rincón de la naturaleza.
Así, y casi por casualidad, el sábado por la mañana salí con mi primo David, su mujer Sandra, el pequeñajo hijo de ambos, mi sobrino-primo Nico, y Laura, prima de Sandra, a dar un paseo por la montaña, por alguno de los numerosos caminos que me conozco gracias a mis salidas beteteras.
Tengo que decir que el camino por el que fuimos, ya nos lo descubrió mi padre hace muchos, muchos años, a mi hermano Luis y a mí, cuando siendo muy pequeños ya nos empezó a inculcar el amor por la naturaleza. Más tarde también se lo haría descubrir a mis hermanas Cristina y Diana, cuando íbamos de paseo con nuestra perra mestiza Nuca, de grato recuerdo para todos nosotros.
Después de este momento para el recuerdo, sigo con lo que estaba...
Pues como decía, este sábado salimos a pasear por la montaña.
Fue un paseo muy grato, sobretodo por la compañía, y es que no sale uno todos los días a pasear llevando a un niño de 11 meses en brazos, enseñandole la belleza natural que nos rodea. (Eh, que los otros tres no me sobraban, jajajajá!!)
Fue un paseo muy grato, sobretodo por la compañía, y es que no sale uno todos los días a pasear llevando a un niño de 11 meses en brazos, enseñandole la belleza natural que nos rodea. (Eh, que los otros tres no me sobraban, jajajajá!!)
Además también me sentí muy bien por el hecho de ser yo el que les estaba enseñando a los demás esos rincones naturales que tenemos tan cerca de nosotros, y a los que tan fácil es acceder.
Total, que estuvimos un par de horas paseando, disfrutando con los árboles, el canto de los pájaros, y con alguna anécdota divertida debido al calzado que llevaban las mujeres (lo siento, tenía que decirlo).
De vuelta al coche, que habíamos dejado en un lugar estratégico, decidí volver a casa caminando. Así completaría una buena pateada que me serviría para probar el estado del tendón del cuádriceps de la pierna izquierda, y empezar a fortalecerlo un poco, que ya hace dos semanas que no hago nada.
Finalmente salieron casi 10 kilómetros, los últimos cuatro forzando bastante el ritmo, para ver qué tal me iba. Al llegar a casa, y al día siguiente, las piernas algo cansadas, y el tendón dando un poco de guerra, que es lo que me esperaba, pero poca cosa.
Entre el paseo y la pateada final acabé haciendo un buen ejercicio
Caminando un poco más en serio
Con el buen sabor de boca de la caminata del sábado, el lunes me decido a volver a salir, esta vez en solitario, para hacer un recorrido más largo y exigente, a la vez que aprovecharía para investigar esos senderos por los que cuando voy con la bici no me decido a aventurarme.
Con el buen sabor de boca de la caminata del sábado, el lunes me decido a volver a salir, esta vez en solitario, para hacer un recorrido más largo y exigente, a la vez que aprovecharía para investigar esos senderos por los que cuando voy con la bici no me decido a aventurarme.
En esta ocasión ya salgo mejor pertrechado, con la mochila a la espalda, agua, comida, chubasquero... La intención es caminar unas cuatro horas, investigando algunos senderos que tengo en mente.
Aunque salí bastante tarde, casi a la una del mediodía, el ánimo era bueno, y eso es más importante que la hora de salida.
Fui con el coche hasta donde iba a empezar la caminata, previniendo que una posible tormenta me hiciera volver a la carrera, o simplemente llegara allí embarrado o demasiado cansado para volver a casa caminando.
Fue una caminata muy provechosa en todos los aspectos.
Investigué esos senderos que tenía ya vistos, descubrí otros que no conocía, fui a lugares a los que hacía tiempo que no iba, y caminé por zonas que ya he recorrido muchas veces con la bici.
Investigué esos senderos que tenía ya vistos, descubrí otros que no conocía, fui a lugares a los que hacía tiempo que no iba, y caminé por zonas que ya he recorrido muchas veces con la bici.
Per esta vez con una mirada distinta, más serena, más relajada. Disfrutando de la proximidad con el terreno que te da el hecho de ir andando, tocando la vegetación, pisando la tierra con tus propios pies, ayudándote de las manos para salvar obstáculos, agachándote para pasar por sitios inaccesibles a la bicicleta, en definitiva, sintiendo la naturaleza más directamente.
No estoy con esto diciendo que con la bici no tengas sensaciones parecidas, pero sí son algo diferentes, pues el ir montado encima de ese artilugio, y a más velocidad, no permite captar todos los matices de lo que te rodea.
Estuve caminando varias horas, disfrutando muchísimo de todos los minutos, y de todos los lugares por los que pasé. Caminé un rato bajo la lluvia, pisé barro, piedras, alguna caca de oveja...
Fui a la Font de l’Elies, pasé por Sant Ponç, el Pou dels Crestats, estuve en el Pla del Bosc y en la Font del Serral Llarg (!), en el Bosc de les Comes, en la Font del Lladoner (!), fui hasta la Penya d’en Rovira en el Serral del Becó, pasé por el Cau de la Guineu...
En definitiva, una gran caminata, pues en casi cinco horas recorrí casi 17 kilómetros, haciendo un ascenso acumulado de 600 metros.
No está mal para ser una caminata de investigación
Todo perfecto. Hasta que ya de vuelta, cuando me quedaban menos de 3 kilómetros hasta el coche, apareció el maldito dolor punzante en la rodilla derecha. Claro, tantos kilómetros, tantos kilómetros, pues toma. Si es que ya me vale. Para una vez que salgo a caminar y me pego la gran kilometrada.
Hice los últimos tres cuartos de hora a una velocidad bastante lenta, intentando flexionar lo menos posible la rodilla, ayudándome de las dos ramas de árbol que había reconvertido en bastones de trekking.
Y es que los 600 metros de ascensión acumulada que hice, llevaban asociados otros tantos de descenso. Y eso es lo que me fastidia la rodilla. Exactamente lo que me pasó en aquella otra caminata hace ahora tres años.
Y es que los 600 metros de ascensión acumulada que hice, llevaban asociados otros tantos de descenso. Y eso es lo que me fastidia la rodilla. Exactamente lo que me pasó en aquella otra caminata hace ahora tres años.
Eso sí, parece que esta vez no ha sido tan “grave”, pues al llegar a casa no me dolía en exceso, al día siguiente casi no lo hacía, y hoy ya no me ha molestado nada. También supongo que esta vez me ha cogido mejor entrenado.
Así que nada, a seguir caminando para prepararme la caminata de Montserrat, y por supuesto, a ver si cojo ya la bici, que ganas tengo. Empezaré con un par de horitas y sin forzar, a ver si al tendón se le quitan poco a poco las tonterías.
Pero bueno, ahora que me voy a hacer senderista...
Bruno
Bueno senderista o sedentario (no sé como llamarte, jejeje....), no sé si es el mejor momento para que hagas esta locura pero ya puedes ponerte las pilas, que 40 km. caminando no es moco de pavo.
ResponderEliminarTú sabras que es lo que necesitan tus rodillas, pero ya puedes tener cuidadín.
Ánimo.
Sedentarista!!! Era esa la palabra que tenía que haber usado, jajajá, ahora caigo...
ResponderEliminarCumpany, nunca es buen momento para hacer estas cosas, pero bueno, ¿qué son 40 kilómetros? Si te paras a pensar, en realidad sólo son 20.
20 con el pie izquierdo, y 20 con el derecho, jajajjjjjaáaaa, qué malo estoy hoy con los chistes!!!
Aunque el masajista me dijo que lo que necesitan mis rodillas es mucha cama. Supongo que es a eso a lo que se refería cuando me dijo que hiciera muchos "estiramientos", jajajjajajá... (sin comentarios)
Vinga Bruno, a seguir recuperant aquest tendó i a descobrir noves emocions, caminant, sobre rodes o volant.... cuida't !!! I a veure si aviat escrius una crònica sedentaria, sentat o senderista... és igual!!!
ResponderEliminarHola Nika.
ResponderEliminarVolant, jaja, molt bó!
Gràcies, sembla que el tendó està millor. Clar, tres setmanes sense agafar la bici...
Cualquier día hago una croniquilla, que estoy viviendo de rentas...