Bueno, creo que ya tocaba hacer la crónica de la Selénika 2010, que, y no es coña, a veces no me acuerdo de que estuve allí...
El día empezó pronto, a las 4 y media de la madrugada.
Suerte que tenía el cuerpo “acostumbrado”, ya que esa es la hora a la que me levanto cuando trabajo de mañanas.
Un buen desayuno, acabar de preparar las cosillas, y hacia Navarcles, a donde llego sobre las 6 y cuarto. Buena hora, así puedo preparar la bici y demás cosas con tranquilidad.
Hay que decir que la organización había preparado un parking para los participantes en un descampado apartado de la zona de salida de la marcha. Según llegabas al pueblo había policías que te indicaban como llegar. Así que no había que preocuparse de dónde dejar el coche.
Al cabo de un raro llegaron Jorge y Carlos, y Quique.
Los tres, componentes de la Penya Btt Canigó, y a cuál más máquina. Me parece que los he puesto en orden ascendente de “maquinez”.
Los tres, componentes de la Penya Btt Canigó, y a cuál más máquina. Me parece que los he puesto en orden ascendente de “maquinez”.
Una vez todo medio preparado nos fuimos a buscar los dorsales al pabellón, donde también se lo habían currado, pues había café y coca para el que quisiera.
De vuelta al coche para ultimar los preparativos, y ya para la salida. Para una vez que llegamos bien de tiempo, hay que aprovechar y ponerse lo más adelante posible, que éramos 1300 participantes, y no era cuestión de salir retrasados.
Allí en la salida estuvimos media horita quizás. Hacía bastante frío. Mucho, para mi gusto. Había gente tiritando. Claro, cada uno se viste como cree que le va a ir mejor.
Primer error mío: no cogí las perneras.
De derecha a izquierda, Quique, Carlos, Jorge, y yo
A eso de las ocho dieron la salida. Hala, a meterle caña de buenas a primeras. Bueno, es lo que hay, ya que hemos salido medio bien situados habrá que apretar un poco. Giramos por un par de calles y de repente, todos parados. La verdad es que no sé qué pasaba, creo que había que esperar a que se moviera todo el pelotón. Pues vaya, para una vez que vamos bien de principio, a pararse y reagruparse.
Volvemos a movernos. Otra vez a apretar. Segundo error mío: intentar ir con los máquinas el mayor tiempo posible. Si ya sé que eso no es lo mío, que yo voy mejor si empiezo tranquiliiiito. Bueno, así entraré rápido en calor, que no veas que frío hacía.
Ya salimos del pueblo y empieza la cosa a estirarse. Rápidamente perdí de vista a mis compañeros, pero eso era lo lógico. Yo, a lo mío, que ya nos volveremos a ver, como muy tarde en la meta.
Ya de buenas a primeras me di cuenta de que aquel no iba a ser mi mejor día. Notaba las piernas muy cargadas, además de que no conseguía que entraran en calor. Poco a poco fui quedándome, dejando que la multitud me fuera adelantando. Prisa no tenía.
Llega la primera cuesta y, a bajarse tocan. Claro, tanta gente para tan poco camino, pues es lo que hay. A patear. La verdad es que no me importó demasiado, ya que pensé que así no tendría que sufrir para subirla.
Según me acerco al inicio de la cuesta oigo llegar a Noe, con su bicicleta de piñón fijo. “Me parece que te vas a tener que bajar”, le dije. ¡Aaaaayy, qué gracia tengo!
Pero había que verla haciendo equilibrios intentando no tener que pararse, como esperando en el último momento encontrar un hueco entre la gente y poder así subir la cuesta sin tener que bajarse de la bici.
Eso ya me acabó de desmoralizar, ¡jajajá! Yo casi deseando bajarme para subir andando, y ella dando la sensación totalmente contraria. Es una máquina. Encima su bici no lleva suspensión ninguna. Para que decir nada más.
Bueno, después de la subidita acabé parando otra vez, que hacía rato que me estaba meando y ya no podía más. Al reiniciar la marcha me llaman por detrás. ¡Coño! Si es Jorge. Y Carlos, y Quique. Pero, ¿de dónde han salido? Si yo pensaba que estarían ya a kilómetros de mí. Jorge había tenido un percance con la cadena y se habían parado a solventarlo. Al parecer pasé casi al lado de ellos y ni les ví. Así iría de ensimismado.
Pues nada, a rodar un rato con ellos. ¿Un rato? No, un momento, que enseguida se me volvieron a escapar. Y es que no estaba yo muy fino.
Tenía frío, las piernas cargadas, me dolían los tendones, y encima estaba intentando usar desarrollos más largos de lo que me habría ido bien, sólo por aquello de no empezar la ruta tirando ya de molinillo. Tercer error mío: el molinillo es bueeeeeno, ¿porqué no usarlo?
Pues nada, la cosa continua, no me acuerdo muy bien de por dónde ni cómo, más que al cabo de no mucho llegamos a un punto en el que estaba todo el mundo parado. Al parecer había que adentrarse por un sendero, y claro, demasiada gente para el senderillo. Como la cosa iba para largo aprovecho para aliviar mis necesidades otra vez. No sé que pasa cuando hace frío, supongo que todo el líquido que bebo va directo a la vejiga.
Allí estuvimos un montón de rato. 10, 15, 20 minutos... no lo tengo muy claro. Cada vez llegaba más gente, y los que estaban delante no se movían. Pero, ¿seguro que no pasa nada? Algo pasaba, y es que añadido al hecho de que por el senderillo sólo cabía una persona, la gente se había ido metiendo por los laterales del embudo, para atajar, con lo que al final había un punto del camino en el que se encontraban dos colas diferentes. ¡Qué poco cuesta esperar a que la gente avance, que total, todos estamos haciendo lo mismo! En fin...
Estando ya un poco más cerca de la entrada del sendero me saluda Noe, que estaba allí con dos compañeras. “Tanto correr para nada”, me dice. Tiene toda la razón. Creo que la organización tenía que haber previsto eso y haber puesto algunas subidas duras más antes del senderillo. Pero supongo que no se lo esperaban.
Intentando mantener el buen rollo. Foto gentileza de Noe
Al final, después de nosécuántotiempo, por fin consigo entrar en el senderillo, y volver a pedalear. Si ya hasta entonces no había ido muy bien precisamente, el pedazo de parón me acabó de romper el poco ritmo que llevaba.
Otra vez frío, con las piernas en otra onda, y medio cabreado por los tres embotellamientos encontrados en tan pocos kilómetros, mi cabeza ya empezó a darle vueltas a la posibilidad de retirarme.
El calentón mental del momento, está claro. Pero me estuvo acompañando durante muuuucho rato. Además, la ruta era un contínuo sube y baja, con rampas duras que se intercalaban con bajadas rápidas pero muy pedregosas, con lo que aún me comía más la olla.
Llegamos al primer avituallamiento, en Moià, kilómetro treinta y algo, y decido ponerme hasta arriba, que iba hambriento. Y eso que había desayunado bien, y que antes de la salida me comí medio bocadillo que llevaba. También me había ventilado ya un par de barritas. Supongo que el frío me solicitaba más energía de la normal. Eso y el mal estado físico que llevaba, que cada vez que llegaba una subida esperaba que no fuera muy larga.
Los avituallamientos estaban muy bien “equipados”, con plátanos, naranjas, frutos secos, bizcochos, agua, zumos... Me como dos o tres trozos de plátano, creo que cuatro de bizcocho, un puñado de avellanas y de almendras, bebo bastante agua (no sea que me ahogue con tanta comida, jajajajá), y un niño y una niña muy amables me rellenan un par de veces el bidón.
Me estuve allí bastante rato, descansando y reponiendo fuerzas, animándome un poco, y mentalizándome para lo que quedaba. Cuando ya me sentí satisfecho y con ganas de seguir me subí a la bici, y a pedalear. Qué bien me había sentado ese avituallamiento.
Las piernas seguían mal, pero al menos estaba un poco más animado, y hambre ya no tenía.
Las piernas seguían mal, pero al menos estaba un poco más animado, y hambre ya no tenía.
Sigue el recorrido como hasta el momento. Subidas, varias con rampas rondando el 20%, otras no tanto, bajadas, algunos senderos divertidos en los que lo normal era encontrarse con pequeños embotellamientos...
Poco a poco fui incrementando el ritmo, aprovechando las bajadas y los llanos para apretar un poco, que en las subidas bastante tenía con no venirme abajo.
En una de estas, casi de casualidad veo a un fotógrafo de la organización, y con el tiempo justo alzo la cabeza y poso para el recuerdo. Si es que en ese momento iba totalmente concentrado en mis piernas y en pedalear con ganas.
Así fue yendo la cosa hasta que llegamos a Collsuspina, donde estaba el segundo avituallamiento, en el kilómetro 55 más o menos, y que puedo decir que fue el punto de inflexión de mi “rendimiento”.
Acabábamos de hacer una zona de senderos, en los que tuve que ir detrás de un grupillo a un ritmo ligeramente menor del que me habría gustado. Pero eso, en lugar de molestarme, me hizo apaciguarme un poco, tanto mentalmente como físicamente. Me lo tomé con calma, disfrutando del senderillo, las pulsaciones me bajaron bastante, y eso hizo que llegara al avituallamiento con un poco más de buen rollo.
Como había hecho en el anterior, a tope de comida y de bebida.
Otra vez muy bien montado, por lo menos en mi opinión.
Unos estiramientos, un poco de descanso, y a seguir con la ruta.
No es que hubiera mejorado mucho mi rendimiento, pero al menos ya no tenía aquel frío mañanero que me había acompañado tanto rato, y las piernas empezaban a estar un poco calientes, aunque los tendones, sobretodo el del cuádriceps de la pierna izquierda, no dejaban de dolerme.
Pero bueno, tampoco estaba tan, tan mal, así que fui haciendo.
Como llevaba el perfil de la ruta enganchado en el cuadro, podía ir viendo por dónde iba, y lo que estaba por llegar. El ver que me acercaba al punto clave de la ruta, en el que se puede decir que dejaríamos de subir y empezaríamos a bajar, hizo que aún me animara más. Llegado a ese punto, tenía la convicción de poder acabar en el tiempo previsto, que era de nueve horas.
Como llevaba el perfil de la ruta enganchado en el cuadro, podía ir viendo por dónde iba, y lo que estaba por llegar. El ver que me acercaba al punto clave de la ruta, en el que se puede decir que dejaríamos de subir y empezaríamos a bajar, hizo que aún me animara más. Llegado a ese punto, tenía la convicción de poder acabar en el tiempo previsto, que era de nueve horas.
Parece que empecé a entrar ya en materia, y mi ritmo aumentó considerablemente. Las subidas me costaban algo menos, y en las bajadas seguí aprovechando para recuperar bastante tiempo.
Llegamos a L’Estany, tercer avituallamiento, kilómetro 70. Ya queda menos. Estuve el tiempo justo para reponer agua y comerme un par de trozos de barritas energéticas de Nutrisport, que tenían montado allí un “chiringuito”, y que parece que me fueron muy bien.
A partir de ahí venía un tramo de unos 15 kilómetros de bajada, con algunos repechos intercalados, y que hice a un ritmo realmente bueno. Iba bastante animado, viendo que estaba dentro del horario previsto, las piernas ya no me dolían casi, y aunque tampoco iba sobrado de fuerzas sí que estaba suficientemente bien como para darle bastante caña.
Demasiado bonito para ser verdad. En un momento de alguna de las bajadas, por terrenos muy pedregosos, al pasar por una pequeña zona de sombra no veo bien las piedras que sobresalen de la tierra y ¡zas!, llantazo en la rueda trasera. ¡Vaaaaaya, con lo bien que iba!
Pues nada, a cambiar la cámara. No es que tardara mucho para lo que es normal en mí, pero entre que paré, cambié, y arranqué, mis veinte minutitos no me los quitó nadie. El caso es que no me lo tomé tan mal como habría imaginado. Supongo que el hecho de no haber pinchado en ninguna marcha desde hacía mucho, mucho tiempo, hizo que no le diera mayor importancia. Sólo me fastidió por los veinte minutos perdidos.
Así que cuando reemprendí la marcha llevaba ese punto justo de rabia por el tiempo perdido como para que incrementara un poco más el ya buen ritmo que había estado llevando. Aunque todavía quedaban algunas rampas duras que sobrepasar, ya iba convencido de poder acabar a ese ritmo.
Llego a Calders, lugar del último avituallamiento, en el kilómetro 90, tras haber disfrutado de algún sendero más, y después de haber hecho una de esas últimas subidas realmente duras. Paré a beber y reponer agua, y continué, sabiendo que ya casi estaba hecho.
Más bajadas pedregosas pero rápidas si ibas con cuidado, aún otra buena subida de gran pendiente, algún sendero más, y llegamos ya por fin a Navarcles.
Llego cansado, por supuesto, y contento por haber conseguido bajar de las 9 horas, que era mi objetivo. Pero por otro lado también llego un poco decepcionado, ya que aunque la segunda mitad del recorrido la hiciera a un buen ritmo y con mejores sensaciones que la primera (cosa lógica pues predominaban las bajadas), las primeras cuatro o cinco horas las hice con las piernas muy cargadas, frías, y con bastantes molestias en los tendones, con lo que muchas de las subidas se me hicieron más cuesta arriba de lo que ya eran. Pero bueno, ya estaba hecho.
Allí en la llegada estaban Carlos y Jorge esperándome. Un gran detalle por su parte, pues ellos hacía ya rato que habían acabado. Quique, que hizo muy buen tiempo, había tenido que marchar antes. Mutuas felicitaciones por haberla acabado, unos momentos de intercambio de opiniones, y ya me fui a buscar mi comida mientras Carlos me lavaba la bici. Eh, para eso están los gregarios, ¿no?
:D
Muy buen rendimiento el de Jorge y Carlos durante la prueba, sobretodo si tenemos en cuenta lo que esperaban ser capaces de hacer.
Muy buen rendimiento el de Jorge y Carlos durante la prueba, sobretodo si tenemos en cuenta lo que esperaban ser capaces de hacer.
Un recorrido muy completo. Muy rompepiernas, sobretodo la primera mitad, con una sucesión de subidas y bajadas duras, pasando por bastantes zonas de senderos y de trialerillas, tanto de subida como de bajada, y unos caminos muy pedregosos que hicieron trabajar de lo lindo a las suspensiones.
Bueno, esto último para el que las llevara, que el caso de Noe es aparte, con su Single Speed totalmente rígida. ¡Pues no lo tuvo que pasar mal en las bajadas! Todo un ejemplo de tesón, realmente admirable.
La verdad es que era durillo el perfil de la prueba.
105 kilómetros
2500 metros de ascensión acumulada
8 horas y 40 minutos
A la llegada, nos dieron de comer en el pabellón, donde había sitio para todo el mundo, además de obsequiarnos con una bolsa de deporte y un diploma con foto conmemorativo de nuestra pequeña hazaña. También había donde lavar las bicis.
Por último decir que la marcha estuvo bien organizada (salvo esos embotellamientos en varios puntos del recorrido), con unos avituallamientos bien surtidos, con comida y bebida de sobra, y en los que varios voluntarios y voluntarias se preocupaban de rellenarte de agua los bidones, otros te engrasaban la cadena, otros te ponían Reflex en las piernas... También vi a alguna enfermera y enfermero dispuestos a curar las posibles heridas de los participantes.
Aparte el tema del aparcamiento de los coches, y el típico dispositivo de policía y demás personas que velaron por la seguridad en los puntos en los que se cruzaba o iba por carretera, y otros voluntarios en diferentes partes del recorrido informando de cuál era el camino que había que seguir.
Pero me parece que el año que viene no repetiré, que no me ha quedado muy buen sabor de boca. Ya veremos...
Bruno
De las mejores crónicas que has escrito, sobre todo la primera mitad :-) ¡No me extraña que el cuerpo se te esté empezando a quejar, con esas palizas!
ResponderEliminarPues sí que es cierto que la has echo resumida la crónica. De todas formas, no tienes porque preocuparte de que no te haya salido tan bien como tu quisieras la marcha, tomatela como una simple salida. Despues del verano, siempre cuesta volver a empezar y tú estuviste bastante tiempo de parón con tu famosa "uña".
ResponderEliminarHaz borrón y cuenta nueva y a volver a empezar, pero esta vez poquito a poco. Ánimo.
Nos vemos en la Berga-Berga o la Ermitanyos, jejeje......
Perneras??? Frio???? Pero chicooo, que dices?? Pareces del...Caribe mix!!!! jajajajaja
ResponderEliminarCon lo bien que se iba aquel dia!! La temperatura perfecta para mantener el equilibrio ;))
Ya era hora de salir la cronica, llevo dias esperando. Menos mal que no haces una "selenika" cada finde, que si no, se te iba acumular el trabajo :))
Felicidades!!!! Ves como ahora eres un biker de larga-distancia! Soplao, Selenika....y lo que te espera!!! A disfrutar!!!!
Luis, ¿tan buena crónica he hecho? Pues si me ves en la marchaaaaaa...
ResponderEliminarLo que sí fue bueno era la comida de olla que llevaba, ¡jajajá!
Y tienes toda la razón, si lo raro es que el cuerpo aún me aguante, que ya no tengo edaaaaaaaaaaad...
Carlos, ¿cómo no iba a resumir, si no me acuerdo de la mitad del recorrido? Bueno, sí, sé que había muchas piedras... de tanto mirar al suelo, jajajjaá!!
En fin, entre la uña y el tendón, al final me voy a comprar una bici de esas con motor.
Cumpany, ¿dónde dices que nos veremos...?
Noe, recuerdo que aquel día pensé: "joder qué frío, seguro que ''alguna'' estará contenta"...
A mí es que me va más el calor sofocante como el de la VipXtrem... bueno, ¡tanto no!
Esto de las crónicas cada vez lo llevo peor, creo que acabaré por poner una foto, y al pie una frase tipo "Bruno estuvo allí".
Oye, ¿qué es lo que me espera?... ¡¡¡no me acojones!!!
¡Gracias por vuestros comentarios!
Hombre...pues te esperan muchas otras marchas de larga distancia y tambien, bajar el tiempo en las que ya has echo....eso es una secuencia natural ;))
ResponderEliminarYa te veo un año haciendo la PdF NONSTOP; jijijiji
Eso de pdf, ¿no es un formato de archivo de documentos? ¡Jajajajá, que malo estoy últimamente con los chistes!
ResponderEliminar¿Y bajar tiempo en las que ya he hecho, dices? ¿No basta con haber estado allí una vez? Yo que pensaba que ya había cumplido. Pues lo llevo jodidooooooooooooorrrrrrrrrrr...
Bueeeeeeeeeeno, lo de bajar tiempos me lo pensaré, pero lo de hacer la "Pedals Non Stop", casi que lo dejamos para otra vida...
:D
Saludos Noe!!!!
Si Si. Eso lo dije yo 1 mes antes de apuntarme !!! juas juas
ResponderEliminarQue sepàs, que cuando hice la PdF NonStop, nunca jamas habia hecho 100kms de ruta con mas de 3mil mts de desnivel.
Tu ya tienes el Soplao en el bolsillo y la VIP esa.
lalalallalalala ;)))
Hola Bruno,lo importante que acabamos y dentro de nuestros males pudimos disfrutarla,que no te lie la Noe con la non stop,que te veo venir,jejeje.
ResponderEliminarVenga animo y nos vemos o en el curro o en alguna batallita.
Noe, tú es que estás hecha de otra pasta...
ResponderEliminarSí que es verdad que ya he hecho unas cuantas rutas larguillas, pero de ahí a hacer la Non Stoooop...
Bueno, me lo pensaré, a ver si tengo un huequecillo en la agenda, jajajajá!!!
Jorgeeee!! La acabamos, la acabamos... Yo no disfruté tanto como tú, te lo aseguro, pero bueno, tenemos otra para el recuerdo.
Y eso de la NonStop, por soñar que no quede, jejejeje...
A ver en qué otro fregao nos vemos!