Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

martes, 9 de noviembre de 2010

REDEFINIENDO EL CONCEPTO DE SALIDA


Qué palo me ha dado últimamente escribir nada en el blog.
Entre que no había mucho que contar, y que no tenía demasiadas ganas de contarlo, ha pasado casi un mes desde mi última entrada.

Después de haber estado 23 días sin coger la bici, 23 días despúes de la Selénika, que se va a acabar convirtiendo en el último punto de inflexión (de momento) en mi “relación” con la bici, por fin el día 19 del mes pasado volví a salir con ella un ratillo. Durante esas tres semanas, me dediqué a descansar un poco de los pedales, tanto física como psicológicamente, que estaba un poco saturado.

Aunque los dolores que tenía en el tendón del cuádriceps de la pierna izquierda no eran nada del otro mundo (cualquiera que haga deporte de uno u otro tipo habrá tenido o tendrá dolores parecidos en algún momento), fueron suficiente como para que me planteara seriamente descansar un poco de tanto pedaleo, y después, como mínimo, bajar el ritmo de salidas y el kilometraje de éstas.

He estado yendo unos días a un masajista para que me descargara un poco el cuádriceps, que al parecer lo tenía bastante sobrecargado. Entre eso y el reposo ciclístico, las molestias en el tendón me han mejorado mucho.

Como expliqué en las anteriores entradas, me pegué alguna que otra caminata, tanto por el hecho de cambiar un poco de “modalidad deportiva", como por el hecho de disfrutar de la montaña, sólo o en compañía, de una manera más relajada.

Aproveché para investigar senderos y caminos que tenía vistos de mis salidas en bici, y otros de los que no tenía constancia que existieran. Así que me preparé varias rutillas “alternativas” a los recorridos que hago siempre por esta zona, para que cuando cogiera la bici tuviera la posibilidad de hacer unas salidas más entretenidas.

El martes 19 de octubre hice una salida para ver qué tal estaba el tendón. 16 kilómetros en los que más que nada me dediqué a rodar, sin forzar en ningún momento, tirando mucho de molinillo, y simplemente dando el primer paso para volver a tener ganas de coger la bici, que hasta se me estaban quitando. Forcé tan poco que el tendón no me dio ninguna molestia.

No recuerdo cuándo fue la última vez que hice sólo 16 kilómetros


Dos días después volví a salir. Hice otra vez 16km, ¡jajajajá!, pero aprovechando para hacer algún senderillo de esos que había descubierto últimamente y forzando un poquito más, en un recorrido algo más exigente. Siempre con el molinillo, y viendo que tres semanas de no hacer nada hacen que las pulsaciones se pongan a niveles no vistos desde hacía mucho tiempo.

Aunque también fueron 16km, ésta vez fueron más duros


Para ese sábado pensé que era la ocasión perfecta para quedar con mi amigo Ilde, antiguo compañero de fatigas, y con el que ahora ya ni salgo, y ni siquiera veo de vez en cuando. Mmmmm, tanta bici, tanta bici, y este último año he dejado de lado otras cosas...

Hicimos una rutilla muy tranquila, de paseo casi, poniéndonos un poco al día, y disfrutando de la compañía. Como él tenía que volver pronto a casa hicimos sólo un par de horillas, que ya nos estuvieron bien. Al menos volvíamos a salir juntos, que es de lo que se trataba.

Al dejarlo en casa y volverme yo hacia la mía, me picó el gusanillo y me desvié para investigar más senderillos. Sabia decisión, pues acabé descubriendo algunos muy divertidos, y que me servirán para la ruta que ando preparando.

Al final, lo que tenía que haber sido una salidilla de un par de horas se acabó convirtiendo en una salida de casi seis, con cuatro de pedaleo, que es lo que tardé en completar los 37 kilómetros que hice.

De tal manera que acabé la salida bastante cansado, y con la sensación de haber hecho muchos kilómetros más de los que realmente había hecho. Y muy satisfecho por esos senderillos que había descubierto.

Fueron pocos kilómetros, pero los 1100 metros de ascenso se notaron


En estas tres salidillas me lo pasé realmente bien. A mi ritmo, sin prisas, saliendo de casa con el aliciente de encontrar una manera de enlazar los diversos senderillos que había ido descubriendo, y no notando molestias en el tendón. Así que volvía a casa bastante contento.



CAMBIO DE TURNO

La semana siguiente fue bastante diferente. Cambio de turno en el trabajo, con lo que paso a tener cuatro semanas por delante trabajando de mañanas. La primera semana de cualquier cambio de turno me cuesta bastante salir con la bici. El cuerpo (y la mente) se me tiene que adaptar al nuevo horario, y acabo por no hacer casi nada, por no decir nada.

En esta ocasión no iba a ser diferente, y me pasé toda la semana sin coger la bici. Llegar a casa a la hora del telediario, con sueño, con pocas ganas de salir a dar pedales, y encima con la perspectiva de tener que darme prisa en comer algo y prepararme porque por la tarde ya había pocas horas de luz, hizo que, como mucho, me sentara en algún momento en la estática y pedaleara unos pocos minutos.

Si aún tenía ciertas esperanzas de estar medio bien para ir a Balaguer a participar en la Ermitanyos, se acabaron de desvanecer.

En este mes y medio que llevo de semi reposo, me he perdido algunas marchas que tenía intención de hacer, como la Sant Joan d’Espí-Montserrat, la Ermitanyos, o la Berga-Berga. Las dos primeras las hice el año pasado, con lo que no me he quedado con mal sabor de boca por no hacerlas, y a la tercera me habría gustado ir sobretodo porque fueron varios compañeros de trabajo. Pero bueno, la verdad es que tampoco me he quedado con las ganas.

Después de no hacer nada en toda la semana, el sábado 30 de octubre hice una salida con intenciones de recorrer unos pocos kilómetros más que el sábado anterior, pero esta vez haciendo ya una ruta que uniera todos esos senderillos probados en las salidas anteriores.

Salí bastante tarde, pero como siempre digo, mejor salir tarde y convencido, que pronto y sin tenerlo muy claro. Salí a la una del mediodía. Un poco más y no salgo. Bueno, pensé que eso me iría bien para acostumbrarme a salir entre semana cuando llegara del trabajo.

Acabé haciendo una ruta de 6 horas, con algo más de 4 y media de pedaleo, por caminos pedregosos (qué mal están los caminos después de las fuertes lluvias que hubo hace ya varias semanas) y senderos, conocidos algunos, y nuevos otros. Un recorrido muy rompepiernas, pero llevado a un ritmo no muy alto, sobretodo por aquello de no forzar el tendón, y porqué no decirlo, porque yo tampoco estaba para muchas alegrías. Aún así llegué a ponerme a más de 190 pulsaciones por minuto...

Una salida muy satisfactoria, por el recorrido hecho (muy divertido por la cantidad de senderos por los que pasé), por el total de horas pasadas encima de la bici, y porque el tendón no llegó a molestarme.
1400 metros de ascensión en 40 kilómetros, que no está nada mal para lo que era mi estado de forma.

Un recorrido corto pero exigente



UN NUEVO DESAFÍO

La semana pasada empezó con la decisión de apuntarme a una marcha que se hará el día 21 de este mes en Sallent, y que promete ser muy divertida a la vez que muy dura. Es el 1er. Desafío La Diferent Xtrem, marcha tipo rally-maratón que consiste en un recorrido de 70 kilómetros y 1900 metros de ascensión, a lo que se le une el hecho de que 30 de esos kilómetros serán por sendero. Casi nada.
Hay la opción de hacer sólo 40 kilómetros, pero yo, si puedo, tengo intención de hacer el recorrido largo.

Así que una vez fijado el objetivo, toca entrenarse para poder conseguirlo. Sin embargo, el horario de trabajo, el cambio de hora, con la consiguiente merma en las horas de luz por la tarde, y la pereza al llegar de trabajar, hicieron que la semana pasada tampoco saliera ni un sólo día con la bici. Empiezo bien el entrenamiento.
Al menos me digné a subirme a la estática una hora y cuarto el martes y el jueves. Algo es algo.

El sábado (6 de noviembre) sí que no podía fallar.

Salí de casa tarde, a las 12 del mediodía, con la intención de hacer más o menos lo mismo que el sábado anterior, pero esta vez del tirón, teniendo claro ya cuál había de ser el recorrido a realizar.

La verdad es que me marqué una salida muy dura, con un perfil rompepiernas, muy exigente física y técnicamente, ya que discurre por caminos muy rotos, con mucho pedrolo suelto, con contínuos sube-baja, por senderos dificilillos por la cantidad de vegetación, y claro, porque yo no estoy todavía para muchos trotes.

Además "tuve la suerte” de caerme cuatro veces, todas ellas de bajada. No recuerdo la última vez que me había caído en esas circunstancias. Por suerte ninguna fue grave, gracias a que cuando la cosa se va a complicar siempre me desengancho los pedales.

De las cuatro caídas, tres fueron en escasos 30 metros de una bajada tipo trialera (por la que ya he bajado otras veces, unas a pie, otras subido a la bici), con el terreno muy roto, con muchas piedras sueltas de buen tamaño. Empecé la bajada sabiendo que me acabaría por bajar de la bici y hacer algún trozo andando, pero no pensé que me fuera a bajar de la bici a lo burro.

El caso es que después de la primera caída, en lugar de bajar andando lo que quedaba de tramo malo (que es lo que habría hecho en circunstancias normales), me volví a subir a la bici y no tardé ni diez metros en volver a caerme. No contento con esto, me subí otra vez a la bici, para sólo conseguir bajar 15 ó 20 metros más hasta caerme por tercera vez consecutiva. Ya me vale. La verdad es que la bajada estaba muy mal, pero es que me emperré en que la tenía que bajar montado en la bici...

Bueno, tres caídas medio tontas, sin más consecuencias que un par de golpes sin gravedad, pero de las que me podía haber salvado si no me hubiera empecinado tanto. 

El caso es que no mucho rato después, quizás menos de una hora, me volví a caer, esta vez bajando un corto terraplén que ya había hecho en otras ocasiones. No sé porqué, en esta ocasión acabé golpeando la rueda delantera contra una piedra “que no tenía que estar allí”, con lo que me pegué un buen costalazo contra el suelo.

Al levantarme me dolía un poco la zona bajo la clavícula izquierda, y algo también el omoplato, además de un golpe en la pantorrilla derecha, supongo que contra el manillar o el pedal. Esta vez me cabreé un poco, pues la caída fue totalmente inesperada, y un poco de daño me había hecho. Me estuve un par de minutos estirando el hombro, pues tenía la sensación de que se me hubiera quedado “mal puesto”.

Menos mal que todas estas caídas fueron casi en parado, con lo que no trajeron consecuencias más importantes. De todas maneras, también va bien pegarse algún tortazo de vez en cuando, para no confiarse demasiado y recordar que hay que ir siempre con cuidado.

Bueno, a parte de estos incidentes, la salida fue tremenda, y me dejó muy buen sabor de boca. Estuve cinco horas dando vueltas por ahí, con un tiempo de pedaleo de 4 horas y cuarto. Hice un recorrido bastante variado, con senderos, trialeras, pista, asfalto, y muchas subidas y bajadas. En total 45 kilómetros con 1400 metros de ascensión, que una vez completados me dejaron la sensación de haber sido muchos más, supongo que por culpa de los costalazos que me pegué, que me dejaron el cuerpo más dolorido de lo normal.

Además me quedé con la sensación de haber hecho un recorrido muy interesante de cara a entrenar la Diferent, y también de cara al día en que vengan por aquí los compañeros de trabajo, que van a flipar...

Un perfil muy "accidentado"...



OTRO DÍA DE E.R.E.

Ayer lunes me tocaba E.R.E., así que no fui a trabajar. Había que aprovechar el día, sobretodo teniendo en cuenta que entre semana seguro que al final no saldré con la bici.

La idea que tenía era salir a rodar, hacer 3 ó 4 horas por pista o por asfalto, trabajando la cadencia de pedaleo, y mirando de pasar muchos minutos seguidos sin dejar de pedalear. No tenía intención de hacer grandes subidas, y mucho menos de forzar en exceso al cuerpo, que con lo del sábado ya tuve bastante.

Volví a salir de casa tarde, casi a las doce y media, y después de haberme planteado seriamente no salir y hacer un par de horas de estática. Es que hay días que me cuesta mucho decidirme a salir. Luego, ya en ruta, no me cuesta nada hacer kilómetros.

Total que salí hacia el camino del Cau de la Guineu, en dirección a la carretera N-340, con la idea esa de rodar por pista y trabajar la cadencia. Una vez arriba, di mi típica vuelta por el Coll de Verdeguer y Cal Becó, y me metí en la carretera para subir hacia el Lledoner, con la intención de bajar luego por montaña hasta Olesa de Bonesvalls.

Cambio de planes según subía hacia el Lledoner. Sigo recto hasta coronar el Puerto del Ordal, y me decido a hacer carretera, que me apetecía a pesar de no ser un buen día para eso, pues hacía bastante viento.

Pasado El Pago, y de camino a Avinyonet, me desvío hacia Sant Sadurní d’Anoia, y desde allí sigo hasta Gelida. Siempre con bastante viento, y llevando un ritmo medio malo, por no querer forzar demasiado y porque el viento también fastidiaba lo suyo.

Ya en Gelida,pensé en subir por el camino de la Font Freda hacia el Puig d’Agulles, pero acabé por seguir haciendo carretera y subir por ella hasta el Puerto de la Creu Aregall. Hacía tiempo que no lo subía, y la verdad es que aunque no iba sobrado de fuerzas disfruté bastante. Siempre me ha gustado esa subidita.

Y al llegar a La Creu, en lugar de seguir por la carretera hacia Corbera, pensé que era la ocasión perfecta para hacer esos caminos que sabía que llevaban a la falda del Puig d’Agulles pasando por la Roca Foradada, peñas desde las que hay una vista muy bonita de parte de las montañas del Ordal y del Garraf.

Son unos senderos que quiero incluir en esa ruta senderil que ando preparando, y que podría decirse que serían la segunda parte de la ruta que hice el sábado.

Conseguí encontrar el camino, aún haciendo algún tramo que no tenía previsto, y además descubrí algún sendero interesante ya bajando hacia el Puig d’Agulles. Por supuesto no subí a la bola, que otras ocasiones habrá, si no que me metí por la trialera que baja a Can Armengol, y seguí hasta L’Amunt por un sendero que tenía visto en el Wikiloc. Desde ahí, “campo a través” hasta Can Planas, subida hacia La Servera, y ya para casa.

Al final, hice una salida mucho más larga de lo que tenía previsto, y mucho más completa, pues además de haber hecho bastante carretera trabajando la cadencia, acabé “metiendo” unos últimos kilómetros de senderos que hicieron la ruta más entretenida.

Tengo que decir que ayer sí me molestó un poco el tendón. Ni mucho menos al nivel al que me había llegado a doler el día de la Selénika, pero sí que me estuvo recordando que no está bien del todo. Habrá que ir con cuidado.

Poco a poco aumentando el kilometraje


En total recorrí 57 kilómetros, con casi 1400 metros de ascensión. No está mal para haber salido a rodar.
4 horas y media de salida, con “sólo” media hora de paradas.



CONCLUSIONES

Bueno, la conclusión de toda esta larga crónica sería que poco a poco estoy aumentando el kilometraje de mis salidas, forzando cada vez un poco más los tendones para ver cómo responden, intentando volver a coger la forma perdida en tres semanas de inactividad, disfrutando de la bici haciendo recorridos más cortos de lo que se había convertido en normal para mí, y aprovechando para hacer rutas más entretenidas que transcurren por senderos y caminos que no había hecho hasta ahora.

Eso sí, con la vista puesta en el día 21, fecha en la que se participaré en la marcha La Diferent, y que supongo que me va a costar bastante terminar. Ya veremos si no acabo haciendo el recorrido corto...

Y como digo en el título de la entrada, redefiniendo el concepto de salida. Sea por los dolores tendonianos, o sea porque necesito tiempo para hacer otras cosas, creo que a partir de ahora tendría que conformarme con hacer salidas más cortas, de menos horas, de menos kilómetros.

Y plantearme retos menos exigentes, no porque no pudiera ser capaz de realizarlos, que creo que este año me he demostrado a mí mismo que sí podría, si no porque conllevan realizar un entrenamiento mucho más completo, echándole muchas horas a la bici y dejando de lado otras cosas también importantes.

Pero claro eso sería la teoría. Como me respeten los tendones...

Bruno

3 comentarios:

  1. Kumpañ, a este paso vas a tener que ir a una editorial para que te publiquen un libro sobre tus aventuras ciclisticas, vaya tela.

    No sé por donde empezar, pero lo resumire en pocas lineas.

    Después del parón por los tendones y el descanso psicologico, has echo bien en empezar despacio y poco a poco, para poder hacer otras cosas que tenias olvidadas. A parte de la bici, tambien hay vida más allá, jeje...

    A parte de eso, estas últimas semanas, te has pegado un buen trote, espero que te respeten las rodillas y disfrutes de La Difernt Xtrem. ¡¡Suerte!!

    ¡Ah! por cierto, miedo me das con esa última frase en la crónica "como me respeten los tendones.....", sorprendeme, que tienes un peligro.......

    Venga que La Difernt Xtrem ya esta a la vuelta de la esquina, ¡¡a disfrutarla!!.

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  2. Creo que acabaré escribiendo una enciclopedia y haciendo las crónicas por fascículos. Es que me pongo a escribir y no sé parar. Y eso que intento resumir...

    Me ha venido muy bien el parón tendoniano. Me ha dado tiempo para reflexionar bastante y enfocar las cosas de otra manera. A ver qué tal me va.

    Eso sí, en cuanto me noto un poco bien ya me vienen las ganas de meterme caña. Como me respeten los tendones... ¡Jajajajajá!

    Gracias por desearme suerte, la necesitaré.

    Ya te decía yo que me iba a hacer "senderista"...

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