No pudo ser, pero lo intentamos.
Ayer lunes nos juntamos Xavi E., Ramón, Carlos, y yo, con la intención de ir desde Sant Boi hasta el Pantà de Foix siguiendo una ruta que había trazado Carlos en el ordenador días antes.
Claro, cuando sigues un recorrido “hecho sobre el papel” lo más fácil es que luego, sobre el terreno, la cosa cambie.
Desde Sant Boi a Sant Climent por senderos, y desde allí hacia hacia Begues subiendo por la Serra de Roca Galena, para luego hacer una serie de senderos antes de iniciar la bajada que nos llevaría hasta las inmediaciones de La Plana Novella.
Todo bien de momento, pues el recorrido era perfectamente conocido. La mañana, nublada y fea, se mantenía a una temperatura “correcta”.
Fue a partir de que empezáramos a recorrer los caminos “nuevos” cuando la cosa se empezó a torcer un poco.
Después de hacer un bonito y largo tramo por un camino casi convertido en sendero debido a que estaba bastante cerrado por la vegetación, seguramente por la escasa o nula frecuencia de paso de gente por allí, empezamos a notar las consecuencias de ir “a la aventura”.
El camino se acabó y tuvimos que seguir adelante por el lecho de una riera (Riera de Jafre) que habíamos mantenido en paralelo a nosotros durante todo el tramo anterior. De repente nos vimos intentando pedalear por una zona totalmente pedregosa que nos hizo tener que bajarnos de las bicis y, salvo en momentos puntuales, no volver a subir a ellas hasta muchos cientos de metros y de minutos más tarde.
A medio camino de nuestra meta, aprovechando para relajarnos un poco. |
Como dijo Xavi, "si lo sé, no me traigo la bici"... |
Para más inri, llegó un momento en el que el track que seguíamos en el gps nos mandaba subir por un terraplén bastante empinado que daba a un sendero casi imposible de recorrer, incluso con las bicis a cuestas.
Decidimos dar un rodeo siguiendo por el arroyo, hasta que poco después volvimos a salir a caminos más transitables.
Había sido un tramo malísimo, de mucho patear, de castigar a las rodillas sorteando rocones, y de cargar innumerables veces las bicis a la espalda. Pero el buen rollo que llevábamos hizo que nos fuera un poco más soportable. La aventura es la aventura.
Seguimos unos minutos por un tramo que ya conocíamos del día que fuimos a Sitges, y enseguida nos tuvimos que desviar para seguir con las órdenes que nos daba el gps. Sin tenerlo muy claro nos metimos por un camino muy chulo que acabó convirtiéndose en una trialera de subida, de aquellas rompepiernas que según las subes piensas en lo guapo que debe ser bajarla.
Una buena subida de pulsaciones y las piernas dando todo lo que podían, hasta que pudimos continuar por terreno más “agradable”.
Un rato después, según disfrutábamos de un rápido tramo de bajada cercano a la urbanización Mas Milà, llegamos a una masía solitaria (“els sumidors”) de la que salieron dos perros a saludarnos. Tras algunas dudas, nos acercamos en grupo al perro que nos esperaba en medio del camino, y pudimos seguir adelante sin más consecuencias.
Después de hacer unos pocos metros por la carretera que va de Canyelles a Sant Pere de Ribes, nos metemos por una calle que se anuncia como sin salida, y en la que vemos un par de carteles de perros peligrosos. “Por suerte” la calle acababa en una verja de entrada a una masía (el racó), por lo que tuvimos que darnos la vuelta.
Gracias al gps pudimos encontrar una alternativa a esa calle cortada. Lástima que en el gps no ponía que esa alternativa consistía en subir por una trialera imposible, que nos castigó aún más las rodillas, y también los ánimos.
Mentalizándonos antes de iniciar la "escalada" |
Unas cuerdas no nos habrían ido mal |
Cuando por fin pudimos superar la trialera aún nos quedaba el regalito de una tremenda subida que, a mí, después de ver en el gps “26%”, se me quitaron las ganas de subirla pedaleando.
Una vez acabó el suplicio vinieron un par de perrillos a darnos la enhorabuena. Qué majos ellos…
Estábamos en un grupo de casas llamado Els Vinyals, y yo había lanzado hacía unos minutos la propuesta de “abortar la misión”.
Eran cerca de las dos de la tarde y nos faltaban 14 kilómetros para llegar al pantano. Previendo que esos kilómetros pudieran ser como los últimos, a medias de 4 ó 5 km por hora, subiendo tramos a pie, sin saber qué podríamos encontrarnos, y teniendo en cuenta que Carlos llevaba ya mucho rato con dolor en una rodilla, que a Ramón y a Xavi les “achuchaban” desde sus casas, y que yo no lo veía muy claro, decidimos “felizmente” dar por concluida nuestra aventura.
Tocaba ahora encontrar un camino para llegar hasta Vilanova i la Geltrú, desde donde cogeríamos el tren hasta Viladecans.
Una foto medio buena desde dentro del tren |
Éste fue el tramo más fácil de toda la ruta |
Desde Viladecans hasta Sant Boi en bici, y ya cada uno para su casa.
Total, 60 kilómetros y 1225 metros de ascenso acumulado, para una ruta de casi 7 horas y cuarto (sin contar el tren), y 5 horas y 20 minutos de “movimiento”. Y no digo pedaleo, porque andando estuvimos por lo menos 1 hora.
La parte que no hicimos (menos mal) era un sube y baja continuo |
Aunque pueda parecer que no, yo me lo pasé muy bien, y creo que los demás también. Tuvimos que pasar por zonas un poco malas, sobretodo la parte del lecho de la Riera de Jafre, que nos cascó bastante y nos hizo perder mucho tiempo y ganas. Tuvimos algún encuentro perruno, y subimos cuestas durísimas, pero también hicimos senderos muy guapos, bajadas rápidas, y disfrutamos de vistas impresionantes en algunos momentos de la ruta.
Y sobre todo, hubo muy buen rollo entre nosotros en todo momento.
Lástima que no pudimos conseguir nuestro reto. Pero nadie podrá decir que no lo intentamos.
Bruno
Kumpañññ!!!
ResponderEliminarMenuda encerrona os tenía preparada, mis zapas de caminar así lo presagiaban, jeje..
Lo pasamos "bien", pero la verdad es que me supo un poco mal. Sabía que algun tramo sería imposible ciclarlo, pero lo de la riera.... uff!!
Lo intentamos, sí; pero el objetivo lo tengo ahí...
Bueno, yo ya sabía a lo que iba, así que no me fastidió no haber podido completar la ruta.
ResponderEliminarA mí lo que más me jode, de verdad, es el tema de los perros; y el tener que pasar por urbanizaciones de esas perdidas. Lo de la riera y las escaladas puntuales no me molesta tanto, sólo por el tiempo que se pierde.
Hay que buscar alternativas. Con tiempo, que el pantano no se va a mover de ahí. Y si es con calorcito, mucho mejor, jejejeje...