Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

domingo, 8 de agosto de 2010

ASFALTO Y NUBES (RUTA DE LA BOFIA 2º INTENTO)



Tras retrasar un par de días por culpa del mal tiempo mi segundo intento de hacer la Ruta de la Bofia, el martes de esta semana subí otra vez a Sant Llorenç de Morunys con la intención de volverlo a intentar.

El “problema” fue que ya subí con intenciones de hacer una ruta por carretera, que me apetecía mucho después de llevar tiempo sin hacer una así, y de haber visto el tipo de carreteras que hay por esa zona. Además, el llevar nueve días sin coger la bici (sí, demasiados) tampoco me animaba mucho a meterme por montaña, que seguramente no estaría en las mejores condiciones después de unos días de lluvia.

Así que el día antes ya había estado sopesando diferentes posibilidades de ruta, pensando en hacer unos 100 kilómetros.
Me levanté a las cinco de la mañana (¿pero no estoy de vacaciones?) y un par de horas después iniciaba camino hacia Sant Llorenç.

Esta vez, en lugar de ir por autopista y pasar por Berga, fui por carretera pasando por Solsona, y de allí hasta Sant Llorenç, pasando por el Coll de Jou. Quería ver qué tipo de carretera había en ese último tramo, pues mi idea era hacerlo con la bici.

El día empezaba con buena pinta


Bueno, una vez llegué al pueblo, antes de iniciar la ruta me tocó cambiar las pastillas de freno delanteras, que estaban casi al límite y por esos lares hay que ir sobrado de frenos, que las bajadas son largas y empinadas.

Finalmente acabé saliendo casi a las diez de la mañana (¡5 horas después de haberme levantado!), en dirección a Solsona, por la carretera que pasa por la Presa de la Llosa del Cavall. Era la mejor opción para ir calentando, ya que mi idea era subir desde Solsona hasta el Port del Comte, y luego ya veríamos si me metía en la montaña para hacer la Ruta de La Bofia o qué hacía.

La ruta empezaba bien, primero bajando un poco hacia el pantano, y luego alternando tramos llanos con algunos repechos y algunas bajadas. La carretera va bordeando el embalse, discurriendo entre montañas, con lo que las vistas son realmente bonitas.

Nada más empezar ya me tuve que parar a ponerme el cortavientos, los manguitos y el buff del cuello, pues estaba claro que no iba a pasar calor precisamente. Ya no me los quitaría en todo el día.

Una vez pasamos la presa y dejamos atrás el embalse, la carretera tira hacia abajo alternando pequeños tramos de subida, hasta que ya llegando a Solsona empieza a subir más o menos con continuidad. Llego a Solsona después de unos 23 kilómetros y 1 hora de trayecto. Ha sido un buen calentamiento, con 260 metros de ascensión, pero con 500 de descenso (por fin he empezado a usar los “Laps” del gps).

A partir de ahora vendrá lo bueno, pues desde aquí y hasta que llegue al Port del Comte se puede decir que va a ser todo de subida.

La carretera empieza siendo muy mala, bacheada y en condiciones propias de muchos años atrás. Aunque casi no tiene arcén, el hecho de que haya poquísima circulación (me pasaba un coche cada muchísimo rato) hace que no la podamos considerar peligrosa para ir con la bici. Unos pocos kilómetros después pasaría a estar bien asfaltada.

Según voy avanzando en mi camino el cielo está cada vez más tapado. Además, voy a ir subiendo continuamente, con lo que las posibilidades de que se despeje son pequeñas. Sólo deseo que no llueva, pues aunque llevaba el chubasquero no me apetecía nada pedalear lloviendo. Espero que el Maldonado acierte y la lluvia no haga acto de presencia.

Ayayay...


No me noto en perfectas condiciones físicas (tantos días sin coger la bici no van nada bien, aunque en casa haya hecho varias horas de estática que me salvan de estar totalmente desentrenado), pero aún así intento llevar un ritmo bastante ligero. Sé que aunque me note ya algo cansado podré aguantar ese ritmo durante varias horas.

Lo que al pricipio pensaba que era niebla, acabo llegando a la conclusión de que en realidad son nubes, pues cada vez estoy a más altura, y en algunos momentos en los que tengo una visión más amplia de las montañas me doy cuenta de que me estoy metiendo dentro de ellas.

Suerte que había pasado con el coche horas antes y sabía hacia dónde iba


Aunque al estar todo tapado no puedo ver las seguro bonitas vistas sobre el valle y las montañas, el hecho de estar todo nublado también tiene su encanto.

Ambiente casi de invierno, pero chulísimo


La carretera va subiendo casi con total continuidad, normalmente con una pendiente que ronda el 8%, aunque en ocasiones aumenta un poco, y en otras disminuye permitiendome un ligero descansillo.
La verdad es que estoy disfrutando mucho de la ruta.

Siempre hacia arriba


Poco a poco van pasando los kilómetros, y cada vez estoy más cerca del Coll de Jou. De piernas no iba sobrado, pero de ganas sí, por lo que el esfuerzo se me hacía más llevadero. De vez en cuando iba sacando la cámara para ir haciendo muchas más fotos de las que pensaba que haría, y es que le estoy cogiendo el tranquillo a esto de fotografiar sin bajarme de la bici.

Aunque en algún momento me tengo que detener, pues el lugar merece una pequeña parada fotográfica.

La vista era más espectacular de lo que se aprecia en la imagen


Después de un tramo de un par de kilómetros de bajada (que la verdad, se agradece) ya sólo quedan otros cinco, más o menos, de subida hasta llegar al Coll de Jou.
Aunque voy sudando por el esfuerzo, no hace nada de calor.
Incluso en algunos momentos siento algo de frío, aunque sólo momentáneamente. El sol se deja entrever en ocasiones, lo que hace que tenga que ir jugando con los manguitos, subiéndolos o bajándolos según el calor que me dieran.

Según subía parecía que se despejaba


Cada vez más contento porque viendo el kilometraje en el gps estaba claro que ya me quedaba muy poco para llegar al puerto. Efectivamente.

El puerto visto una vez pasado


El panorama no ha cambiado, todo nublado y rodeado de nubes.
Me planteo si hacer el tramo de montaña de la Ruta de la Bofia o seguir por carretera hasta la estación de esquí del Port del Comte.

Estamos a 1500 metros de altura, y la Ruta de la Bofia sube hasta los 2100. Las nubes están ahí mismo, y si miro hacia arriba de la montaña sólo veo los primeros 40 ó 50 metros, así que pienso que a 2100 metros la cosa puede estar bastante mal.

"¿Paqué voy a ir pallí arriba?"


Mientras, aprovecho para descansar un poco, hacer unas fotos y coger agua en la fuente que hay allí mismo, La Font del Coll de Jou, claro.

El agua estaba bien fría


Al ver a dos camiones de esos típicos de las canteras bajar por el camino de tierra de la Ruta de la Bofia (¿qué andarían haciendo?) me decido definitivamente por seguir haciendo ruta por asfalto, que la de montaña ya la intentaré otro día.

Así que nada, me subo a la bici y sigo mi camino hacia el Port del Comte. Más subida, por supuesto. Parece que en esa dirección el cielo está más despejado, y se dejan entrever bonitas vistas sobre el valle.

Ya se empezaba a ver algo


Como ya me conocía la carretera de la semana anterior, tenía bien claro qué ritmo podía mantener para no llegar hecho polvo pero a la vez forzar un poquito, que no nos olvidemos, supuestamente me estoy entrenando.

Por fin, casi 3 horas y 32 kilómetros después de salir de Solsona, acabo llegando a la estación de esquí del Port del Comte, habiendo superado un desnivel de 1250 metros, que no está nada mal.
La verdad es que al ser subida casi totalmente continua te puedes marcar un ritmo más o menos constante que te permite hacerla bastante bien. Claro, si no estuviera un pelín entrenado me habría costado bastante, que veintipico kilómetros seguidos de subida se notan. Bueno, 20 minutos de paradas también ayudan.

Llegando al helipuerto


Mi idea ahora era bajar hasta el pueblo, hasta Sant Llorenç de Morunys, y volver a subir hasta la estación de esquí, que lo que quiero entrenar es precisamente el hacer varias subidas muy largas seguidas, y que mejor manera que esa.

Así que inicié el descenso hacia el pueblo, pero en lugar de ir por el Coll de Jou fui por el otro lado, por la carretera que pasa por La Coma y La Pedra, municipio que hay bajo la estación de esquí, a medio camino de Sant Llorenç. De paso vería qué tal era esa carretera, pues es otra opción para hacer una subida larga y continua.

Tras bajar unos 5 kilómetros llego a un desvío que lleva hacia Tuixent, otro pueblo de la zona, y viendo en el cartel indicador a qué distancia está, y pensando que volver a Sant Llorenç sería todo de bajada, no me lo pienso y cojo el desvío, por supuesto hacia una carretera de subida.

Hoy tocaba subir y subir


El día se estaba medio arreglando, así que ya era muy difícil que lloviera. Inicio la ascensión por la típica carretera de montaña (como todas las de por allí), con unas vistas tremendas claro está, y con ganas de seguir subiendo a pesar de no ir ya con las piernas en muy buenas condiciones.

Por allí bajaría más tarde


Después de unos 5 kilómetros de subida continua al 8, 9 ó 10% de pendiente, acabo llegando al Coll de Port, donde hay un refugio, y empieza (como en tantos otros puntos de toda esa comarca) un camino de tierra que me quedo con ganas de explorar.

Me paro a descansar un poco, que ahora ya sí iba bastante tocado, y hacer unas fotos desde el mirador que hay allí mismo.

Panorámica desde el mirador del Coll de Port


La carretera se desvía hacia Tuixent, muy abajo, a lo lejos, en el fondo del valle (muy mala opción para la cantidad de kilómetros que llevaba ya encima), o hacia la Estación de Esquí Nórdico de Tuixent-La Vansa, a 3 kilómetros subiendo, que fue la opción que tomé.

Total, sólo serían 3 km, y luego todo de bajada hasta el coche, que lo tenía en Sant Llorenç de Morunys.

Digo sólo 3 km, y sí, eran tres los kilómetros, pero no veas qué largos se me hicieron. Una pendiente casi continua del 10%, y las horas acumuladas no ayudaban a que mis ya muy cansadas piernas pedalearan con la fluidez que me habría gustado.

Como siempre, suerte de las vistas, que te hacen desviar la atención y no pensar demasiado en cómo vas de mal físicamente.

Casi media hora después conseguí superar los 3 kilómetros y pico y 260 metros de desnivel que había hasta la estación de esquí. Menos mal, porque pensaba que no llegaba.

Por hoy no subo más


Unas fotos de las nubes, y me meto por un camino de tierra que llevaba hasta el Refugio de l’Arp, donde hay un mirador. Sería el único kilómetro de tierra que haría en todo el día.

Al llegar al refugio, aunque el camino continua y me quedé con las ganas de seguirlo (para otra vez que vaya por allí, acompañado), paré a hacer unas fotos allí, en el Prat de l’Arp, que la escena era de foto, y luego darme ya la vuelta.

No veas qué a gusto estaban


Aunque el mirador estaba allí mismo, preferí no ir para no espantar a las vacas (también había caballos), que tan a gusto estaban allí pastando y paciendo.

La foto pudo ser mejor, pero por no molestar...


Un ratillo después inicié el camino de vuelta hacia Sant Llorenç.
Con lo que cuesta llegar hasta allí, y lo fácil que se hace el regreso.

Una parte de La Vall de la Vansa, con Tuixent al fondo


Por el camino, disfrutando de la bajada, de las vistas, del aire refrescándome (calor no hacía, que a esas altitudes el aire es fresco), y de la sensación de haber hecho un buen recorrido ciclista.

El camino de vuelta parece que vaya durar unos pocos minutos, pero tardé tres cuartos de hora en recorrer los 22 kilómetros y 1100 metros de desnivel descendente que había hasta el pueblo.
Los últimos 5 km, alternando falsos llanos y algunos repechitos que se me hicieron un poco pesados después de tantos minutos bajando sin parar.

Llegando al pueblo, más vacas


Por fin llegué a Sant Llorenç, 6 horas y 45 minutos después de haber iniciado la ruta, habiendo pedaleado durante 5 horas y media para recorrer los 91 kilómetros y 2200 metros de ascensión acumulada que me salieron.

Un perfil de largas subidas


Muy satisfecho con la salida, totalmente por carretera (bueno, casi), por un recorrido básicamente de subida, por unos parajes realmente bonitos, y con un día anormalmente frío para la época del año en la que estamos, aunque eso también me debió de ayudar a no pasarlo tan mal, pues nunca me noté demasiado acalorado cuando subía.

Una zona que vale la pena visitar


A ver si el tiempo acompaña y la próxima vez que suba puedo hacer de una vez la tan nombrada Ruta de la Bofia, que se pasará el agosto y no la habré hecho...

Bruno

4 comentarios:

  1. ¡A la tercera irá la vencida! (se supone). Y los tres cuartos de hora de bajada dan gustito incluso leyéndolo :-)

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  2. Ese será el título de la crónica, si es que consigo hacer la ruta dichosa.
    No está haciendo buen tiempo por allí arriba, pero tendré que subir algún día, que tengo ganas de hacerla de una vez por todas.

    Lo bueno de las subidas largas es... que las bajadas también son largas. Y la verdad es que se disfrutan. Imprescindible ir bien de frenos...

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  3. Buena salida hiciste kumpañ, aunque al final (no sé que le pasa a los caminos, te da miedo perderte, jeje..)te veo comprando una bicicleta de carretera.
    Buenas fotos y mejores vistas.
    Ya estoy de vuelta en BCN, y ve que has aprovechado el mes de agosto. Poco a poco iré leyendo tus crónicas. Haber si me pongo yo manos a la obra.

    Nos vemos pronto.

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  4. Ya sabes que siempre me ha gustado hacer carretera... pero con bici de montaña.
    Que aunque no me metiera por ningún camino de tierra, pude haberlo hecho.
    Y es que aquellas carreteras son muy guapas de recorrer. Te gustarían.

    Bienvenido. Y a ver las crónicas de tu agosto...

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