Este fin de semana era la última oportunidad de hacer una salida larga, de prueba de cara a la Selènika, que será el domingo que viene. Como el sábado no parecía día de salir con la bici (por lo menos para mí), el día elegido fue el domingo.
No pude hacer exactamente lo que quería, que era llegar a 100 kilómetros y 3000 metros de ascensión. Pero bueno, lo intenté.
Lo que sí pude hacer fue pedalear por un recorrido rompepiernas, que pretendía “copiar” en todo lo posible las condiciones que me encontraré en la Selènika.
Lo que sí pude hacer fue pedalear por un recorrido rompepiernas, que pretendía “copiar” en todo lo posible las condiciones que me encontraré en la Selènika.
Así que me dediqué, como el miércoles pasado, a repetir los tramos que iba recorriendo.
De tres, cinco o diez kilómetros, me pasé unas 6 horas entrenádome física y también psicológicamente haciendo y rehaciendo los tramos por los que iba pasando. Hasta cuatro diferentes repetí, en mi intento de hacer una ruta dura, con continuas subidas y bajadas, y poquísimos metros de llano.
Salí de casa bastante tarde, a las diez de la mañana. Pero es que también es importante dormir medio bien, y habiendo sido ésta la primera semana de turno de mañanas en el trabajo, el cuerpo me pedía un poco de “caming”.
De casa me dirijo a Corbera Baja, para salir por el Camí de Can Rigol y adentrarme en la montaña justo donde la riera cambia de nombre (de Can Rigol por de Rafamans) y tomar el camino que lleva a Can Casildo, que subí y bajé dos veces seguidas. Subida más o menos tendida, que para ir calentando las piernas va muy bien. También el cuerpo, porque aunque el día estaba despejado, por esa zona había bastante humedad y el ambiente era algo frío.
Después de eso encaré hacia El Cau de la Guineu, desviándome para subir por la megacuesta del veintipico por ciento (que hacía tiempo que no subía) que lleva al “otro camino” de Can Casildo, el que pasa por el lado Sur de la masía. Tramo durillo que me lleva hasta el minigolf de Can Rafel, en cuyo parking doy la vuelta y bajo otra vez hacia el punto de partida. Por supuesto, al llegar a la riera le doy al “lap” del gps y vuelvo a iniciar el mismo tramo. Hoy la cosa va de repeticiones.
Ya después de hacer dos veces ese trayecto mis piernas me piden un poco de respiro. Tomo el Camí del Cau de la Guineu y subo bordeando el Bosc de les Comes en dirección a la esplanada del campo de tiro, al lado de la N-340. Hago mi típico rodeo por el Coll de Verdeguer, y de vuelta al campo de tiro investigo un senderillo al que hacía tiempo le tenía ganas.
Bajo hasta el cruce del Pou dels Crestats y tiro hacia Sant Ponç para hacer la trialerilla que me vuelve a llevar al Camí del Cau de la Guineu, del que me desvío para subir por la buena cuesta del Camí de Can Dispanya, que sigo hasta que acaba el camino (por lo menos para las bicis) en el Plà de les Comes.
Hago este recorrido (no exactamente igual) también un par de veces, para ya en la segunda desviarme hacia la Font de Sant Ponç, que iba sin agua y también necesitaba parar unos minutillos.
Después del avituallamiento me dirijo hacia la nacional para hacer el clásico recorrido por el Bosc de la Pinetella, incluyendo el tramo ciclable de la tremenda cuesta que días atrás volví a hacer después de bastante tiempo.
Después de hacer esa subida (ésta, sólo una vez, que ya tuve bastante), sigo hacia el Mas del Lledoner para recorrer 200 metros por la carretera, y a la altura del Pont del Lledoner meterme en la montaña para hacer las tremendas cuestas que hay en dirección al Plà de la Pinetella, pasando por el “mini Puig Bernat” y llegando hasta el lado Este de la urbanización El Lledoner.
Una vez allí, vuelta atrás hasta la nacional y, como no, a repetir otra vez todo el tramo.
A estas alturas de la jornada ya iba un poco tocado, y es que tanta cuesta y tanta repetición me estaban dejando un poco castigado.
Al acabar por segunda vez este tramo me meto en la carretera para hacer el kilometrillo que debe haber hasta llegar a la gasolinera que hay a la entrada de la urbanización, subiendo hacia El Ordal.
Iba ya con bastante hambre, o por lo menos con ganas de comer algo que no fueran barritas, así que me paré allí y me compré un sandwich de pollo y una botella de agua fresca. Estuve unos minutos recuperándome del esfuerzo hecho hasta el momento, y pensando en qué iba a hacer a continuación. Ya llevaba 65 kilómetros y no tenía claro si aguantaría muchos más.
Los planes iniciales eran subir hasta la bola del Puig d’Agulles por el camino de las canteras, volver hacia atrás para bajar al pueblo de Ordal, y volver a subir a la bola, esa segunda vez por el Camí de Mas Granada.
Así que tomé la antigua carretera para subir hasta la el Coll de la Creu d’Ordal, desde donde cogí el camino de las canteras en dirección al Puig d’Agulles. Tenía claro que tardaría un poco en volver a coger el ritmo, pues la parada y la digestión del bocadillo tenían que hacer algo de mella en mi rendimiento.
Pero es que ya no volví a coger el ritmo (si es que alguna vez lo había llegado a tener), y según iba hacia el Puig d’Agulles tenía claro que me iba a costar bastante subir hasta la bola. Es más, iba medio convencido de que tendría que bajarme de la bici y subir el último repecho andando.
Sin embargo, al llegar al inicio del tramo que sube a la bola me autoconvencí de que me costaría pero podía hacerlo, y con decisión tiré para arriba, a donde llegué, justo de fuerzas, pero llegué.
Por supuesto no estaba ya para hacer niguna “repetición más”, ni ningún tramo extra más, así que después de unos minutos de reposo inicié la bajada hasta la falda de la montaña (ni se me ocurrió pasar por el Montcau), y desde ahí (fue lo máximo que me creí capaz de hacer) hice la subida hasta la urbanización Safari, y ya bajé por carretera hasta Corbera.
Ni que decir tiene que llegué a casa muy cansado. No estoy en muy buenas condiciones. Yo creo que ahora mismo estoy en un “pico de forma negativo”. Vamos, que físicamente estoy en el punto más bajo desde hace tiempo. Mentalmente estoy bien, con ganas de hacer kilómetros, pero las piernas me dicen que no haga tantos, y que no sean muy duros.
La verdad es que la ruta que hice tiene su miga. Subidas y bajadas continuas, sin llanos apenas, con varias cuestas con pendientes del 20% y más. Pero también tengo que decir que en muuuuchos momentos tiré de plato pequeño todo lo que pude. Creo que hacía tiempo que no lo usaba tanto. Y mira que yo soy fanático del plato pequeño...
En fin, una ruta de 80 kilómetros y 2500 metros de ascensión acumulada, en un circuito repetitivo hasta el aburrimiento, que tardé casi 7 horas y tres cuartos en hacer, de las cuales una fue de paradas “tácticas”.
Sensaciones medio buenas, en el sentido de que no me noto con fuerza, pero parece que aún me queda algo de resistencia. Y los tendones no me molestaron en exceso.
No sé si eso me bastará para la Selènika, pues la organización da un margen de 9 horas para realizarla. (Quizás sean diez, no está claro).
¿Suficientes para hacer 110 kilómetros y 2700 metros de ascensión?
No sé, no sé...
Bruno
Buena salida Bruno,a ver que tal se nos da la selenika,vamos a tener que ir con el reloj a cuestas para acabar dentro de las 9 horas.
ResponderEliminarJoder kumpañ, ¿y tú te quejas que estas bajo de forma? si tengo que hacer esto yo ahora mismo, cuelgo l bici.
ResponderEliminarEnhorabuena, menudo perfil te has marcado.
Esto ya esta aquí.
Ay ay aaaayyyyyyy... compañeroooosss, que el domingo vamos a flipar...
ResponderEliminarNo estuvo mal la salidita que me pegué, con un perfilillo de lo más puñetero, y unos cuantos kilómetros, pero no veáis lo mal que lo pasé, y eso que iba sólo y me marcaba el ritmo que quería.
Como dice Jorge, habrá que ir mirando el reloj, con alarmas cada hora, no nos vayamos a dormir.
Y Carlos, bajo de forma estoy, quizás tú crees que no porque seguramente estás peor que yo (siempre a un nivel más alto que el mío, claro), pero espérate al domingo para colgar la bici.
Luego ya nos iremos los tres a recoger bolets por ahí, jajajaja!!!
Saludos compañeros, y mañana aprovechad, que el jueves vuelve la lluvia. Mira que como nos llueva el domingo... ¡lo que nos faltaba!
Después de este entrenamiento ya casi ni es necesario ir el domingo a la ruta...
ResponderEliminarJajaja, muy bueno Luis!!!!
ResponderEliminarLa verdad es que tienes razón, porque con la tontería de las carreras estas tan largas en las que me ha dado por participar, este año he hecho algunos entrenos en los que he acabado más hecho polvo (y lo digo muy en serio) que en las pruebas para las que me estaba preparando.
Pero bueno, habrá que ir... a pasarlo un poquillo mal, pero habrá que ir, que es cierto que sarna con gusto no pica... pero mortifica, ¿no es así el refrán?
Un abrazo