Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...
martes, 25 de mayo de 2010
El gran reto conseguido
Bueno, por fin, después de cinco meses de espera, este sábado pasado participé en la cuarta edición de la ya mítica marcha de Los 10000 del Soplao, en Cabezón de la Sal, Cantabria.
Quién me iba a decir a mí hace sólo un año, cuando hacer una salida por Corbera de 20 ó 25 km en un par de horas ya me parecía un gran logro, que un año después sería capaz de realizar una ruta de 165 km, subiendo montañas de más de 1000 metros de altura, y que me estaría todo el día montado en la bici para poder acabarla.
Simplemente el hecho de escribir estos dos párrafos está consiguiendo que se me humedezcan los ojos, tal es la sensación de logro personal que representa para mí el haber podido hacer esta gran burrada. Ni siquiera en el momento de cruzar la meta tuve la sensación que estoy teniendo ahora al escribirlo.
Porque sí, conseguí acabar la prueba, que era el objetivo que me había marcado hace ya cinco meses. Acabarla. Daba igual el tiempo, siempre que fuera dentro de las 16 horas de margen que daba la organización.
Así pues, puedo escribir con gran orgullo personal, que el sábado, a las 10 y media de la noche, después de 14 horas y media, conseguí cruzar la meta de Cabezón de la Sal, jaleado por una pequeña gran multitud de gente que allí estaba.
Gente del lugar, corredores que ya habían acabado, acompañantes o familiares de otros ciclistas, y como no, los compañeros con los que había empezado este gran reto, y que habían llegado antes que yo.
Por el camino, multitud de sensaciones, tanto físicas como mentales.
Momentos de tranquilidad viendo que me encontraba en condiciones de acabarla, momentos de incertidumbre pensando que a lo mejor no podría por culpa de unos calmbres que me dieron, momentos de euforia al ser consciente de que sí la iba a acabar, momentos de sufrimiento bajo un sol abrasador subiendo cuestas interminables, momentos de agradecimiento al sentir el apoyo incondicional de cantidad de gente que te encontrabas por el camino, momentos de complicidad con otros participantes, momentos de disfrute visual por la belleza del paisaje...
Y sobretodo, momentos de tremenda satisfacción personal por el gran reto que estaba realizando.
La satisfacción que te da el ver que el gran esfuerzo por el duro entrenamiento llevado a cabo durante estos meses, está dando su esperado fruto.
El levantarte tantos días entre semana, casi de madrugada, para salir a entrenar antes de ir a trabajar cuando tocaba hacer turno de tardes. Pasando frío en esas duras mañanas de invierno, en las que nunca en la vida habría imaginado que sería capaz de salir a dar pedales por la montaña. Muchos días en solitario, repitiendo una y otra vez los mismos caminos tantas veces recorridos.
Llevarte la comida al trabajo para poder salir con la bici nada más llegar a casa, y luego acostarte tarde y dormir sólo 3 ó 4 horas, cuando tocaba turno de mañanas.
Sacrificar los fines de semana para levantarte cuando aún es de noche para pegarte la gran paliza encima de la bici, y luego no tener ganas ni de salir a cenar con los amigos.
Pedalear durante kilómetros y kilómetros, buscando aumentar poco a poco la resistencia física y mental, intentando no dejar que el desánimo de algunos momentos te haga desistir en tu entrenamiento.
Los miedos a no poder conseguir tu objetivo por culpa de los dolores en tendones y articulaciones, por no tener claro si serás capaz de aguantar tantas horas encima de la bici.
Si tu cuerpo te acabará diciendo que no va a poder aguantar, que ya no tiene edad para eso.
Es ahora cuando me siento tremendamente orgulloso por la labor realizada.
Y cuando puedo por fin agradecer el apoyo y la comprensión recibida por parte de familiares y amigos, a los que he dejado un poco de lado en estos meses en los que sólo he tenido tiempo para mí mismo. Sé que todos sabíais lo que esto representaba para mí. Muchas gracias a todos.
Mención especial a mi madre, que es un caso aparte.
No quiero acabar este pequeño prólogo a la crónica que haré en cuanto pueda, sin dar un agradecimiento especial a ese gran “gregario” que he tenido durante estos meses de entrenamiento.
Ese compañero de fatigas que me ha ido guiando y ayudando en tantas y tantas salidas que hemos realizado juntos, y sin la influencia y ayuda del cual no habría sido capaz de conseguir realizar esta gran meta.
Dándome consejos, dándome ánimos, teniendo paciencia y esperándome tantas veces, cuando inevitablemente yo me quedaba atrás por tener menor nivel físico y “ciclístico” que él. Un poco pesado a veces, sí, pero un gran amigo, y un gran compañero sobre la bici.
Muchas gracias Carlos. Txarly. Qué grande eres.
Bruno
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¡Felicidades, Bruno! Como les digo a Carlos y Jorge, ¡no hay nada que un ciclista no pueda hacer! Y los frutos de los tremendos entrenos que os habéis "cascado" los tres debían tener recompensa sí o sí. Si no, no tendría sentido. ¡Debías acabar el Soplao y lo has hecho y nadie te podrá quitar la emoción y la satisfacción conseguida! Un abrazo de un "caniguense"
ResponderEliminar¡¡Enhorabuena de nuevo!! Para ser sinceros, yo siempre he estado seguro de que ibas a conseguirlo.
ResponderEliminarPues venga, ya estas tardando con la crónica!!! Estoy ansiosa por leerla!!
ResponderEliminarFelicidades fiera!
¡Muchas gracias Alberto!
ResponderEliminarComo bien dices, las machacadas que nos hemos pegado tenían que servir para algo. Y cuando estás allí, enseguida te das cuenta si va a ser así o no.
La verdad es que es una pasada acabar una prueba como esta. Anímate para el año que viene, que verás lo increible que es.
Un abrazo, y a ver si algún día coincidimos por ahí.
¡Gracias Luis!
ResponderEliminarSé que "confiabas" en mí. Me conoces, y sabes que si no tengo bastante claro poder hacer algo, normalmente ni lo intento.
Ahora toca algún día volver a hacer una ruta juntos...
"Sé que podemos hacerlo" :D
¡Ay la crónica! Se me va a hacer más larga que la marcha, ¡ja, ja!.
ResponderEliminar¡Gracias Noe!
Y enhorabuena por tu actuación. ¡Eres una pasada!
Hola máquina, estoy impaciente por leer tú crónica, jejeje.....
ResponderEliminarNo hay nada imposible en esta vida, solo hay que proponerselo. Da igual el tiempo, lo importante es acabar y tú lo has conseguido.
Y no me des las gracias, que la hazaña la has echo tú solito, yo no he dado pedales por ti.
Ha sido un placer, rutear contigo, pero lo de pesao, pues todavía no has visto nada, vas a flipar, jejeje.....
ENHORABUENA KUMPAÑ!!!!!!!!!
¡Máquina dice, ja, ja! Lo dejaremos en maquinilla, ¿vale compa?
ResponderEliminarCuando hace ya muchos meses me comentaste de qué iba esta marcha me pareció que estabas medio loco por querer apuntarte.
Al final resulta que también me apunté yo. Vaya tela.
Pero sí tengo algunas cosillas que agradecerte, aunque no te lo voy a decir más, que si no se te van a subir los humos (aún más, ja, ja).
La verdad es que me daba igual el tiempo, incluso me parece más espectacular haber acabado de noche. (Qué voy a decir)
Así que nada, ahora que lo he hecho, parece que voy a tener que seguir haciendo cosas parecidas.
Y aguantándote más. Ufffff, no sé si eso lo resistiré!!!!!!!!!!
Cumpaaaaaaaaany!!!!!!!!!!!!
yo me quedo con tu abrazo a aquella chavala de Valtueña(creo) eso lo resume todo je je je
ResponderEliminarSaludo, y sigue a tu ritmo.
Juan, el primo...
Sí, Juan, no me lo esperaba.
ResponderEliminarAunque hicimos juntos los últimos kilómetros, al entrar en meta y bajarse de la bici para darme un abrazo me dejó gratamente sorprendido.
De Valtueña, sí.
En este tipo de pruebas está claro que llegas a tener otro tipo de relación con los demás participantes. Realmente bonito.
Pal año que viene volvemos, ¿no?
Saludos