Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

lunes, 17 de mayo de 2010

Sábado pre-Soplao


Antes de ayer sábado hice las últimas pruebas de cara al Soplao, que es el fin de semana que viene. Estrenaba sillín y culotte, y además había retocado ligeramente la posición de la cala izquierda. Sí, un poco tarde para hacer este tipo de pruebas, pero mejor hacerlas tarde que irme a Cantabria con la duda.

Hasta el último momento no tuve claro si salir con Carlos y Jorge, con los que iré al Soplao, o salir yo sólo, por aquello de que a lo mejor tendría que parar a hacer algún retoque de sillín o de pedal. Finalmente decidí salir con ellos, pues era la última oportunidad que teníamos de hacer una ruta juntos antes de la burrada del sábado que viene.

Habíamos quedado en Corbera a las 8 de la mañana. Ellos saldrían de L’Hospitalet una hora antes. Así que aproveché para apurar horas de sueño.
A la hora acordada nos encontrábamos en la rotonda de Can Xorra, ellos ya calientes después de una hora y 20 kilómetros ya pedaleados, y yo frío, pues había salido sólo unos minutos antes, por asegurarme de que tenía bien posicionados el sillín y la cala del pedal.

Empezamos en dirección a Corbera Alta, donde el rótulo de la farmacia nos anunciaba lo que ya sabíamos, y que era que, a pesar de ser una mañana soleada, hacía bastante fresco, pues sólo había 8ºC de temperatura. Bueno, ya calentaría el sol más adelante.

Salimos de Corbera en dirección al puerto de La Creu Aregall, pasando algo de frío en el tramo entre Corbera Alta y el principio de la subida a La Creu, y conmigo siempre unos metros por detrás de ellos, que me iban esperando, pues aún estaba frío y no tiraba mucho, la verdad. La subida fue más o menos igual.

Además, ya en los primeros kilómetros me dí cuenta de que el sillín me iba a “dar problemas”, y que el culotte, con una badana bastante gruesa, tampoco iba a ser lo que yo me esperaba, aunque esto último podía ser consecuencia del sillín.

Una vez llegamos arriba del puerto tocaba bajar hasta Gelida, con el cortavientos bien cerrado y los manguitos subidos, pues a esa parte de la montaña no le da el sol hasta bien entrado el día. Así que la bajada fue más fría de lo que nos habría gustado.

Al llegar a Gelida decidimos bajar hasta el puente sobre el río Anoia, para luego volver a subir a La Creu Aregall, pero una vez en el río cambiamos los planes y seguimos recto, por el Camí de Can Bargalló, una carreterilla que discurre entre zonas de cultivo.
Unos minutos más adelante nos llevamos la sorpresa de aparecer en la prisión de Can Brians. Vaya visita rara que hicimos.

Seguimos adelante, pasando por el Polígono Industrial de Sant Esteve, para ir a salir a la carretera de Piera, a la que nos incorporamos en dirección a Martorell.

No me notaba nada cómodo, ni con el sillín, ni con el culotte, ni con la posición del pie izquierdo, que me estaba dando molestias en la rodilla. Como no se trataba de parar para hacer ningún tipo de ajuste y romper el ritmo de Jorge y Carlos, seguí adelante pensando que lo que tocaba era aguantarme.

Entramos en Martorell por la zona del Pou del Merlí, y lo atravesamos para ir a coger la carretera que va a Terrassa, de la que enseguida nos desviamos para seguir, en paralelo a la autovía, por la carretera que va a Olesa de Montserrat.

En este tramo notamos mucho el fuerte viento que hacía, y aunque iba muy a gusto a cola de nuestro pequeño grupillo, en algún momento me puse delante para ser yo el que se tuviera que pelear con el viento.

Una vez pasamos por la urbanización Les Carpes, de Abrera, nos desviamos por la carretera que sube a Ullastrell, y que es una ruta típica que ellos habían hecho (Jorge aún la hace de vez en cuando) con la bici de carretera. La verdad es que es una subidita chula, con poco tráfico, y con buenas vistas.

La subida, que empieza pasando por Santa María de Villalba, tiene 7 u 8 kilómetros, y es de una pendiente media, que permite subir a un buen ritmillo. Después de una pequeña paradita que hicimos al empezar, ya luego cada uno subimos a nuestro ritmo, con Carlos siempre por delante, Jorge en “tierra de nadie”, y yo a una distancia prudencial de él.

Carlos aprovechó que nos llevaba ventaja y se paró a hacernos unas fotos.

Subiendo a Ullastrell


Ya otra vez juntos pasamos por Ullastrell, y al llegar a la carretera de Terrassa (de la que nos habíamos desviado nada más salir de Martorell), la cogimos para hacer la larga bajada que va a parar otra vez a Martorell, pasando por la urbanización Can Santeugini.

En la bajada, dándonos relevos para turnarnos al frente del grupillo, y para que Carlos hiciera unos vídeos de prueba con la minicámara que llevará al Soplao. En este tramo de la ruta me dí cuenta de lo mucho que cambia el ir a cola o en cabeza de grupo, pues como durante toda la mañana, el viento soplaba con algo de fuerza.

Atravesamos la parte antigua de Martorell para salir en dirección a Gelida, pasando por Castellví de Rosanes. Ahora íbamos a un ritmo más tranquilillo, pues luego nos iba a tocar subir hasta el puerto de La Creu Aregall.
Hidratándome bien, como durante toda la salida, y tomándome un gel para afrontar la subida con más garantías.

De camino a Gelida, aproveché que el ritmo no era muy fuerte para adelantarme unos metros y hacerles unas fotos a Carlos y Jorge. Como no, esto también me vino muy bien para aliviar unos instantes el ya fuerte dolor que estaba soportando en el culo. A estas alturas ya tenía claro que el sillín que había comprado no lo iba a llevar al Soplao, pues me parece que es demasiado estrecho para mí, con lo que no apoyo bien los isquiones.

Jorge, de camino a Gelida

El otro loco


Ya al llegar a las inmediaciones de Gelida empezamos la subida a La Creu, a un ritmo bastante pausado, que yo agradecí al principio. Luego, una vez cogí mi ritmo, me pareció que podía subir un poco más rápido, y aprovechando que íbamos a parar en la Font de la Saborida a rellenar los bidones, decidí incrementarlo y alejarme un poco de ellos.

Hay que decir que Jorge en esos momentos estaba pagando un poco el alto ritmo con el que ellos dos habían empezado el día, aunque no por eso iba parado ni mucho menos. Carlos se debatía entre esperar a su primo o “picarse” conmigo y tirar más fuerte. Viendo que su primo no iba tan mal, acabó por darme caza y sobrepasarme sobradamente. Qué fuerte está el tío, aunque él diga que no.

Al llegar a la fuente, paradita para coger agua, hacernos unas fotos, y descansar un poquillo.

Los dos primos, llegando a la fuente

El equipo, en la Font de la Saborida


Ya lo que quedaba para llegar arriba del puerto era poco, y una vez allí, nos metimos por la urbanización para ir hasta la cruz que le da nombre, ya que Jorge no había estado nunca. Por supuesto, allí hicimos las fotos de rigor y disfrutamos de las buenas vistas.

Después de la “visita turística” ya encaramos la bajada hacia Corbera, adonde llegamos después de 75 kilómetros y 4 horas de pedaleo (en mi caso, que ellos llevaban una hora y 20 kilómetros más que yo). Por el camino, breve parada para saludar a Elena, amiga a la que hace tiempo que no veía, y con la que nos encontramos llegando a Corbera.

En mi casa nos despedimos, ellos con la intención de quizás hacer aún un rato más (aunque Jorge tenía que llegar pronto a casa), y yo con la idea de subir a casa, poner el sillín que había estaba usando últimamente, y volver a salir a hacer unos cuantos kilómetros más. Quería tener claro que el sillín que había estrenado era lo que me había estado fastidiando durante toda la mañana (ya lo tenía claro, pero quería comprobarlo para quedarme tranquilo).

Cambié el sillín, retoqué la posición de la cala del pedal izquierdo (que me había estado dando molestias en la rodilla), y volví a salir a la calle, con la intención de subir otra vez a La Creu Aregall, por aquello de tener que estar unos cuantos minutos seguidos sentado, y así comprobar fehacientemente que con el sillín viejo no sufría tanto dolor en las posaderas.

Después de toda la mañana siguiendo el ritmo de aquellos dos, y de haberle metido caña en la subida a La Creu desde Gelida, ya no tenía las piernas para muchas alegrías.
En cualquier caso, nada más subirme a la bici ya me dí cuenta de que con el sillín viejo iba mucho más cómodo, así que eso me dió ánimos para afrontar unos cuantos kilómetros más de pedaleo.

La subida a La Creu la hice a un ritmo normalito, aumentándolo poco a poco, y acabando bastante bien de fuerzas (aunque no sobrado). Al llegar arriba, me dirigí otra vez hacia la cruz, pues así conseguía hacer un poco más larga la subida.

En el mirador de la Masía Engracia, en La Creu de L'Aregall

Panorámica desde el mirador


Unas fotos, un poco de descanso, y otra vez hacia Corbera. Había estado barajando la idea de bajar hasta Gelida y volver a subir, pero al final decidí que entre la ruta hecha con Carlos y Jorge, y esta minisalida que estaba haciendo, ya tendría suficiente como último entrenamiento serio antes de la marcha de los 10000 del Soplao. Tampoco se trataba de llegar reventado a casa.

Así que volví hacia Corbera, y al llegar al final de la bajada me desvié hacia L’Amunt, por aumentar un poco los kilómetros, llevando un ritmo de pedaleo bastante alto. Ya en el camino de vuelta me crucé con Ilde, y aprovechamos para charlar unos minutillos, que ya hacía tiempo que no nos veíamos. Que casualidad que en la misma mañana me encuentre con la pareja, Elena e Ilde, a los que no veía hacía semanas. Una alegría más de la ruta ciclista.

Finalmente, llegué a casa después de haber hecho una mini salida de 22 kilómetros en algo menos de una hora y cuarto de pedaleo. Más que eso, lo importante fue que llegué contento porque con este otro sillín, aunque también acabaré con el culo escocido, estoy convencido de que aguantaré mejor la gran cantidad de horas encima de la bici que tendré que pasar en el Soplao.

Juntando las dos rutas del día, acaba saliendo un recorrido de 97 kilómetros y 2100 metros de ascensión acumulada, en un tiempo total de 6 horas, con 5 horas y cuarto de pedaleo. Bueno, tampoco está mal.

El perfil del Soplao sí que da miedo...


Ahora toca recuperar bien, salir un ratillo el martes, y ya luego descansar, y comer y dormir bien, para llegar al sábado que viene con todas las fuerzas posibles, y poder así encarar bien la tremenda marcha que haremos allí en Cantabria.
Sólo con pensarlo ya cansa: 165 kilómetros, con casi 5000 metros de desnivel acumulado. Ahí es nada.

A ver cómo se nos da...

Bruno

7 comentarios:

  1. Que no, hombre, que lo del Soplao será "soplar [de ahí el nombre] y hacer botellas", después de estas matadas que te pegas. ¡Al ataque!

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  2. Espero que sea eso, y no "Los 10000 resoplaos"... porque soplar, ya te digo yo que voy a soplar. Espero que lo justo. Animado estoy. Así que como bien dices, al ataqueeeeeee!!!!!!!!!

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  3. Bruno lo tienes chupao,la subida que te pegastes en la creu fue impresionante,yo acabe como los quesos tranchetes,fundidoooooo.

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  4. Bueno, eso es porque te pasaste media ruta tirando tú del grupo, y la otra media siguiendo a Carlos, que hay que tener aguante para seguirlo.
    Yo, como había ido casi siempre a rebufo (y llevaba menos kilómetros que vosotros) aún tenía unas pocas fuerzas.
    Estuvo muy bien la salida. Habrá que repetir, más adelante, y por montaña.
    A ver si en el Soplao se nos da tan bien. Por lo menos que nos lo pasemos de coña.
    Espero que estés bien del constipado.
    Cuídate!

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  5. Estoy guay de la garganta,ya te digo nos lo pasaremos de ole y nos pondremos ciegos en los avituallamientos y cuando lleguemos me voy a tomar unas cervecitas de aupa.

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  6. Kumpañ,
    menudo rutón nos pegamos el sábado, pero no será nada comparado no la inolvidable, inigualable, locura que realizaremos el sábado. Sin darle más vueltas de las necesarias, hay que ir a disfrutar del ambiente y todo lo que conlleva.
    Para llevar tan poco tiempo cogiendo la bici de manera más seria, te has puesto echo un toro de miura (menuda comparación ahora, a la foto que tienes en la cabecera, tu primer día con nosotros). OLE machote, como bien dice mi primo, esto está chupao. Bueno mejor dicho requetechupao.
    A nosotros no nos para, ni el mismisimo DIABLO EN SU INFIERNO.

    Mucha suerte, salud y força a los pedales.

    Carlos.

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  7. Toro de Miura dice, mejor lo dejaremos en vaquilla...
    Sí que es verdad que en unos pocos meses he evolucionado mucho, pero aún me falta cumpany, aún me falta.
    Bueno, ahora ya no hay vuelta atrás. En un par de días estamos con 3000 más llenando la montaña de ruedas.
    ¡Que nos vaya todo bien, compañeros!
    Y que disfrutemos mucho (y suframos poco).

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