Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

martes, 25 de enero de 2011

LA ÚLTIMA CON CARLOS


Pues me he atrevido con las bajas temperaturas, y eso que no tenía nada de ganas de pasar frío. Pero es que fui yo el que le comentó a mi compañero Carlos de salir juntos el sábado. Y claro, no se trataba de decirle luego que prefería quedarme en casa porque se auguraban temperaturas muy bajas...

Tuvimos suerte y las previsiones fueron un poco exageradas, con lo que finalmente no hizo tanto frío. La mañana fue excelente. Soleada, y con una temperatura no muy baja que permitía disfrutar de la bicicleta. Además, iba tan mentalizado de lo mal que lo iba a pasar, que supongo que eso también ayudó a que la sensación térmica no fuera para nada desagradable.

Habíamos quedado en la iglesia de Sant Baldiri, en Sant Boi, a eso de las 9 y media de la mañana. No había necesidad de madrugar mucho, nos iría bien dormir un poco más, nos quitábamos de en medio las horas más frías de la mañana,y además no estamos como para hacer muchas horas encima de la bici.

Yo fui hasta allí en coche, que bajar en bici no me habría importado, pero luego la vuelta habría sido un poco difícil. Carlos, que sí fue pedaleando, apareció a la hora indicada.

La idea era intentar hacer una ruta que había hecho él semanas atrás con unos compañeros de la Penya Btt Canigó. Es una ruta que tiene un poco de todo, y que haríamos entera o no según nos viéramos de fuerzas y ganas.

Después de callejear un poco por Sant Boi nos dirigimos campo a través hacia Sant Climent, calentando las piernas por unos entretenidos senderillos. Llegados a las inmediaciones de Sant Climent nos metimos ya en montaña para subir por el Camí de Can Bori, pasando por las Serres de Miramar y Roca Salena (o Galena). Típica subida que hemos hecho innumerables veces, y que ya he comentado en otras ocasiones que me gusta mucho hacer.

Casi siempre tirando de molinillo, sufriendo molestias en el tendón cuadricipital de la rodilla izquierda (ya no sé cómo llamarlo), pero intentando "pasar" de ellas, y disfrutando de la subida y de la compañía de Carlos, con quien siempre me echo unas buenas risas.

Por el camino nos fuimos encontrando con varios grupillos de beteteros que como nosotros estaban aprovechando esa magnífica mañana para dar unas cuantas pedaladas.

Una vez llegamos a la carretera que viene de Gavà y sube hasta Begues hicimos un corto tramo por ella, para luego dejarla y meternos otra vez por montaña por un camino que empieza con una subida bastante empinada, y que de no haber dejado nos habría llevado hasta el Castell d’Eramprunyà (otro día quiero ir a verlo).

En lugar de eso dimos un rodeo por el “Bosc de Begues”, haciendo unos senderos muy divertidos que yo desconocía. Aunque Carlos me había pasado el track y lo llevaba en el gps, dejé que él, que ya se conocía el terreno, hiciera de guía.

De los senderos fuimos a salir a la pista forestal que sube a La Desfeta, cita ineludible ya que estábamos allí. Es una subida que me gusta mucho, y que se sube a ritmo, pues tiene una pendiente más o menos constante.

Fuimos subiendo juntos, charlando, pero ya faltando 200 ó 300 metros para la cima bajé dos o tres piñones y pegué un apretón, más que nada por aquello de picarnos y reirnos luego un rato. Para mi sorpresa, Carlos sólo hizo el amago de seguirme, y cuando ya estaba encarando los últimos metros me giré para ver dónde estaba y... no estaba. ¡Pues menudo sprint que me pegué pensando que lo llevaba a mi rueda! A 180 y pico pulsaciones, y con las piernas duras como piedras, llegué al final del camino, al lado de la torre de vigía.

Él dice que no estaba en condiciones de apretar para “disputarme” la llegada, pero yo estoy convencido de que me dejó marchar...

Cruzamos unas palabras con dos "colegas", nos hidratamos, comimos algo, recuperamos fuerzas e hicimos las fotos de rigor.

Con la boca llena, intentando recuperar energía

Desde allí arriba se ve (no en esta foto) casi todo el litoral del Barcelonés, el Baix Llobregat y parte del Garraf


Para no forzar la muñeca de Carlos, en el camino de bajada no hicimos un par de cortas trialeras que siempre solemos hacer, sino que bajamos por la pista, para llegando al principio de ésta desviarnos por un senderillo que se tenía guardado en la manga, y que nos acabaría llevando otra vez a la pista forestal.

La que pudo haber sido una gran foto


Después de hacer un poco el tonto intentando fotografiar a Carlos haciendo un pequeño salto, seguimos en dirección a Begues Park por unos caminos que nos permitieron evitar la carretera.

Bordeamos la urbanización y nos dirigimos hacia otra subida  que me gusta mucho: la carreterilla que sube a la Subestación Eléctrica de Begues. Es un tramo de un par de kilómetros en los que es difícil (pero no imposible) cruzarte con algún coche, y que tiene el encanto de aquellas carreteras de montaña que ya casi no se ven.

Antes de llegar nos paramos a hacernos unas fotos al lado de los restos de lo que en su día tuvo que ser un majestuoso pino, el Pí Gros de Begues, que según una placa conmemorativa que había allí, vivió ¡casi 600 años!

Una más de mis buenas fotos

Aquí se nos ve "un poco mejor"


Seguimos nuestro camino y  llegamos a la carretera que sube a la estación eléctrica. Empezamos juntos, y rápidamente me dijo Carlos que ya nos veríamos arriba. Pero a diferencia de otras ocasiones, ésta vez lo decía porque no tenía intención ninguna de apretar el ritmo. Entre que dice que está fatal, y que no quiere subir de pulsaciones por aquello del entrenamiento de principios de temporada, acabé por tomarle la palabra y forcé un poco (bastante, mejor dicho) el ritmo para acabar marchándome de su lado.

Realmente subí como si estuviera disputando una etapa de una vuelta ciclista, a un ritmo constante pero quizá un poco pasado de dureza para como estoy de forma, y con la pequeña satisfacción de estar dejando atrás a un “crack” como es mi compañero. Poquísimas veces (por no decir ninguna) en los quizás dos o tres mil kilómetros que habremos hecho juntos he podido dejarle atrás en una ascensión. Eso sí, tuve que subir a muerte y que él no hiciera ningún intento de seguirme, porque si no, por muy mal que diga que está, no lo habría ni olido.

Al llegar arriba cogimos caminos diferentes, pero enseguida nos volvimos a juntar para ir a investigar un tramo de tierra que no habíamos hecho nunca.

A punto de "reencontrarnos"

¡Ese cumpany!

A saber qué parida me estaría diciendo...

Aquí sí que te puedes poner las pilas

En el camino de tierra, con la "bola" del Puig d'Agulles a lo lejos


El camino lleva hasta las inmediaciones de la tremenda destrucción de la montaña que representa la cantera que hay allí. Es la cantera que queda a la izquierda de la carretera según se sube hacia el Puerto del Ordal.

Tremendo agujero en la montaña


Después de alucinar un rato con el “paisaje”, iniciamos el camino de vuelta, que pedaleando pedaleando se nos estaba haciendo un poco tarde.

Bajando de la estación eléctrica nos metimos por un camino que Carlos no quiso dejar de enseñarme, y que la verdad es que tiene su gracia, pues la pendiente es elevada, y para otra vez habrá que intentar hacerlo de subida (intentarlo).

Desde allí nos adentramos en Begues, para ya a la salida del pueblo incorporarnos brevemente a la carretera que baja a Gavà. Enseguida nos desviamos hacia un sendero-trialera realmente entretenido y divertido, que yo no conocía, y que Carlos no pudo dejar pasar la ocasión de darse el gustazo de recorrerlo, aún a costa de que por la tarde le pudiera doler la muñeca.

Lástima de que en estos casos te lo estás pasando tan bien que no quieres pararte a hacer unas fotos, porque la verdad es que hay varios tramos dignos de pararse a hacer un reportaje fotográfico.

Acabamos enlazando con el camino que lleva al cementerio de Sant Climent, y de ahí a la carretera, de la que nos salimos enseguida para continuar por los senderillos que nos llevarían de vuelta a Sant Boi.

En total, 5 horas y poco de ruta conjunta, con 4 de pedaleo, en las que hicimos casi 53 kilómetros de recorrido con unos 1150 metros de ascensión acumulada. La verdad es que creo que son unos datos bastante aceptables para el estado de forma y los diversos achaques que tenemos.

Curioso perfil


Fue una mañana muy satisfactoria. Tanto a nivel ciclista, como a nivel personal. Una buena ruta, de la que no conocía varios tramos, disfrutando en todo momento de los caminos y los paisajes, con muchísimo menos frío del que me esperaba, y aunque el tendón me estuvo dando la lata toda la mañana, no fue lo suficiente como para que me fastidiara la salida.

La compañía, como siempre, magnífica. Muchas risas, y muy buen rollo en general. Además, hacía ya tiempo que Carlos y yo no compartíamos kilómetros, y es posible que ésta sea de las pocas veces en que podamos hacerlo este año (o en los próximos meses), pues él se ha fijado unos objetivos bastante diferentes a los que me he propuesto yo. De ahí el título de la entrada, que espero no sea cierto. En cualquier caso, había que aprovechar la ocasión, que como él mismo dice, se tiene que ir poniendo ya las pilas, y a lo mejor tardamos en volver a salir juntos. O no. Quién sabe.


Bruno

4 comentarios:

  1. Kumpaññññ!!!! muy buena esa crónica, como es costumbre en tí. Ya no me sorprenden, pues son geniales.

    Sobre que la ruta la hice hace unas semanas atrás con los de la Penya, yo diría mejor que unos meses, jeje... que el tiempo pasa muy deprisa.

    Buen día nos pegamos y menudos repasos que me diste en esas dos subidas. No sé porque no me creeis cuando os digo que estoy fatal de forma, ya no sé que tengo que hacer....

    Y por que dices que es la última...... acaso vas a colgar la bici???
    El año es muy largo y siempre hay sitio para juntarse con buenos amigos, para disfrutar de la montaña y su compañia. Nunca digas la "última".

    Cuidate ese dichoso tendón, que nos quedan muchos kilometros todavía por recorrer. Ya lo verás.
    Me alegro que te gustara la ruta. Tengo muchas más guardadas en la manga como tu bien dices.
    ¡Ah! y merci por las fotos, se agradece.

    Salud kumpañ y hasta la próxima.

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  2. Eyyyyyyy, gregario!!!
    Ya sé que no estás muy bien de forma... si no, de qué me ibas a dejar escaparme en una subida, jeje. Pero aún así, yo lo tuve que dar todo para conseguir desengancharme de tí!
    Lo de que mis crónicas son geniales... bueno, es tu opinión, y te la agradezco, pero debe de dar un palo ponerse a leerlas... a ver si aprendo de una vez a resumir un poco!
    No recuerdo cuándo hiciste esa ruta, pero ¿que son los meses más que una sucesión de semanas? A lo mejor si hubiera puesto que la hiciste hace meses me habría equivocado...
    No hay de qué en el tema de las fotos, pero un poco más y te hago un "book", que en casi todas las fotos que tengo sales tú. Vaya chupacámaras!!!
    Bueno, como ya he dicho, me lo pasé fenomenal, a ver si repetimos, que, efectivamente, ésta no será la última. Aunque estoy pensando que después de haberte pegado esos "repasos" quizás sería el momento perfecto para retirarme... en la cumbre de mi carrera, jajajajajajajajajá!!!!

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  3. buena ruta y buen kilometraje,es guapa la zona de begues,para haber salido poco, te veo con ganas y fuerte, sigue asi bruno.

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  4. Sí, Jorge, la ruta estuvo muy bien, y aquella zona aún tiene mucho por descubrir.
    Y la verdad es que para no haber hecho casi nada en los últimos dos meses, no estoy tan mal como cabría esperar. Supongo que todo el trabajo hecho el año pasado ha dejado sus frutos en forma de resistencia, que no de fuerza.
    A ver si por lo menos la mantengo, que lo que me apetece ahora es descubrir nuevos caminos.
    Saludos

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