Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

lunes, 14 de febrero de 2011

UNA SEMANA MÁS PRODUCTIVA DE LO ESPERADO


Empezaba mal para mí el mes de febrero, pasando la primera semana en blanco, con fin de semana en cama incluído, por culpa de un constipado. Así que me tuve que contentar con leer las crónicas que de su salida ciclista hicieron mis compañeros.

La semana pasada no empezaba con unas perspectivas mucho mejores, aunque el haber pasado ya lo peor del constipado me hacía albergar esperanzas de estar en condiciones de poder salir el sábado.

Con tal fin, y pretendiendo recuperar un poquito de lo perdido los últimos días, el miércoles, el jueves y el viernes me pegué unas horitas en la estática.

El miércoles, una hora de “aclimatación” a los pedales mientras veía la prueba de descenso femenino en los Campeonatos del Mundo de Esquí. No veas cómo bajan...
El jueves, una hora y media, ya metiéndole un poco de resistencia, mientras miraba el final de una de las etapas del Tour de Qatar de ciclismo. Rectas y más rectas...
Y el viernes, casi sin quitarme las legañas, una horita más, en esta ocasión para estirar las piernas, mientras hacía un poco de zapping. Lo que hay que ver...

Notándome ya casi completamente recuperado del resfriado, y con esa “gran preparación” en la estática, quedé con Carlos para volver a salir juntos este sábado. Ángel, que estuvo a punto de no venir, al final no pudo resistirse a salir con nosotros...

A las ocho y media en la iglesia de Sant Baldiri, en Sant Boi de Llobregat. Llegué unos minutos antes de la hora acordada, y mientras acababa de prepararme apareció Carlos, ya sudado, que venía en bici desde su casa. Al poco llegó Ángel, que como yo, había ido en coche (ya intentaré ir y volver en bici más adelante).

La ruta planeada era la misma que habíamos hecho Carlos y yo un par de semanas atrás, así que después de los saludos y los primeros chistes y risas del día a costa del calzado que llevaba Carlos (a él le dejo el honor de hacer algún comentario), atravesamos Sant Boi para ir a coger un corto tramo de la carretera de Sant Climent, y meternos ya por el Camí de Can Bori en dirección a Begues.

La mañana era fresca pero no fría, con bastante humedad, y con esa niebla que llevaba toda la semana acompañándonos. Las primeras rampas del día, y la verdad es que no me encontraba demasiado mal. La temperatura ayudaba a pasarlo un poco mejor, y aunque las vistas no eran buenas por culpa de la niebla, el paisaje de esa zona siempre es de agradecer.

Hacia allí nos dirigimos


Comentarios jocosos de Ángel sobre el recorrido que teníamos planeado, risas, y muy buen ambiente en estos primeros compases, en los que aproveché para hacer algunas fotos.

Un ambiente muy distendido

Intento de foto "artística" 


Bastantes ciclistas y algunos corredores por todo este camino, y después de disfrutar de los senderos finales llegamos a la carretera de Begues, donde Carlos, que se había “escapado” del grupillo, ya nos estaba esperando.

Empezamos a subir la carretera, con más tráfico del que yo me esperaba, y después de unas cuantas curvas nos desviamos hacia el camino del Mas de Les Planes, tal y como hicimos en la última salida. El rampón del veintipico por ciento, las pulsaciones a unos niveles bastante altos a pesar de tomármelo con calma, y llegamos al “descansillo” que hay al llegar arriba. Paramos allí a recuperar un poco el fuelle, y comentar la jugada. Unas fotos, más cachondeo, y a seguir, que aún queda subida.

Sin comentarios


La zona que viene a continuación es bastante entretenida, con un poco de pista por zonas húmedas, y luego unos senderos y trialerillas muy divertidas. Aprovechando que Carlos iba grabando vídeo (o intentándolo, aún no lo sé), me puse delante en algún momento, y aún sin quererlo fui haciendo esos tramos bastante más rápido de lo que habría ido en otra situación.

Me fue muy bien haberle quitado un poco de presión a la horquilla de suspensión, pues en la anterior salida me pareció que me repercutían demasiado los golpes al pasar cualquier irregularidad del terreno. Así que en esta ocasión iba mucho más cómodo, comentándole luego a Carlos lo increíbles que me parecen las bicis de hoy en día. Y eso que yo no llevo ningún “maquinón”.

Después de este tramo llegamos a la pista forestal que sube hasta la Desfeta, segunda “dificultad montañosa” del día. Ángel no paraba de hacer cachondeo (¿serían los nervios?) sobre cuántas subidas llevábamos hechas ya, y cuántas nos faltaban todavía, a lo que siempre le decíamos que en la ruta sólo había tres, lo que pasa que claro, se pueden dividir en varios tramos y convertirlas en más de tres, ¡¡jajajaajá!!

La subida a La Desfeta me hizo constatar que en estas dos semanas he perdido bastante de la poca forma que me quedaba, pues en ningún momento pude, ni me planteé, seguir el ritmo que impuso Carlos. Nada que ver con la subida que hicimos aquel día. Así que Ángel y yo fuimos subiendo juntos, mientras le comentaba lo mucho que me gusta esa subidita, ya que es bastante tendida y te puedes marcar un ritmo más o menos constante.

Un poco de cachondeo para hacer más amena la subida

De fondo, aunque no se ven bien, Les Agulles 


Faltando el último tramo apareció Carlos, que venía a nuestro encuentro, y ya acabamos juntos la subida. Una vez en la torre de vigía, me dio por investigar un pequeño senderillo pedregoso que hay al lado, y que más de una vez me he quedado con ganas de hacer. Después de un par cientos de metros de traqueteo acabé llegando a una bajada de esas que yo hago caminando, y pensé que lo mejor era dar la vuelta,que mis compañeros me estaban esperando. Un par de fotos y vuelta a la torre, esta vez desviándome por otro camino que iba a parar a la pista de subida a la cima.

Por aquí habría que bajar


Bajada rápida pero prudente, no como algunos cilcistas que nos cruzamos al subir, y una vez abajo tomamos camino hacia Begues Parc, pasando por otra zona muy chula de senderos y pequeñas trialeras. Nada más acabar esta zona, parada obligada por culpa de un pinchazo en la bici de Ángel. Aún hoy dudo de si realmente pinchó o “lo hizo ver”.

¿Qué le estará diciendo?

Entretenidos que estaban

Yo a lo mío...

Pero, a ver, ¿quién es el que ha pinchado...?


Llevaba él un rato haciendo comentarios sobre lo mejor o peor que le caíamos, y sobre si iba a volver a salir alguna vez más con nosotros. ¡Jajajajá! Además, a sus reiteradas preguntas sobre si ya habíamos hecho o no todas las subidas planeadas, pues nosotros, claro, no le íbamos a mentir, y le decíamos la verdad, que aún quedaba una, la subida al Montau. Así que, como justo después de que le hubiéramos enseñado la montaña hacia la que nos dirigíamos, pinchó, pues yo no tengo muy claro si fue una avería real, o fue un intento de hacernos dar la vuelta...

Carlos señalando nuestro siguiente objetivo. Y Ángel se pensaba que era cachondeo...


Después de reparar la avería seguimos adelante, pasamos por algún sendero más, y  llegamos a la carretera que sube a la subestación eléctrica. Nada más empezar a subir intenté apretar el ritmo, con la intención de “disputarle” a Carlos la ascensión, pero enseguida me empezaron a llegar avisos de calambres en mi pierna derecha, así que no tuve más remedio que bajar el ritmo.

De todas maneras, no habría podido seguir a Carlos, que este sábado estaba en mucho mejor forma que la última vez que salimos. Y con más diferencia que en La Desfeta, cogió su ritmo y rápidamente nos dejó atrás. En pocos instantes ya casi lo habíamos perdido de vista.

Tuve que hacer zoom para hacerle la foto


Bueno, yo ya había tenido mi momento de gloria en la anterior salida, donde por dos veces me lo fundí subiendo. ¡Jajajajá, eso quedará para la posteridad...!

¡Jajajá!, "mi momento de gloria"...


Ángel, que ya no iba sobrado (yo tampoco, para qué negarlo) se buscó su propio ritmo, y fuimos tirando para arriba, disfrutando de subir por una carretera en la que es muy difícil encontrarse algún coche.

Cerciorándome de que Ángel me sigue


Ya llegando a la estación eléctrica me desvié por un camino que quería dejar marcado en el gps, y después de recorrer unos cuantos metros volví a la carretera para unirme a mis compañeros al final de ésta. Ya “sólo” nos quedaba hacer el último tramo, ahora de tierra, hasta llegar a la cima del Montau.

Tremendas las rampas primeras una vez pasada la “subestación”. A Carlos no le volvimos a ver hasta llegar a la caseta de los bomberos. Ángel y yo fuimos subiendo como podíamos, muy justos ya de fuerzas, tirando totalmente de desarrollo (a mí no me importaría que la bici tuviera cuatro platos...), e intentando en la medida de lo posible guardar algunas pocas fuerzas para poder llegar a la cima sin tener que echar pie a tierra, cosa que en algún momento me planteé hacer.

Realmente fueron éstos los minutos más difíciles de toda la ruta, pues no es una ni dos, sino varias las rampas (por suerte no muy largas) de gran porcentaje que hay que subir de camino a la cima. A medio camino veo que Carlos estaba subido en la caseta de los forestales haciendo alguna foto.

Ni siquiera aprovechando esta situación le pudimos dejar atrás. En cuanto pasamos se bajó de allí, se subió a la bici, y nos pasó tan rápido que parecía que acabara de empezar su ruta.

Por fin llegamos arriba, bastante exhaustos, pero satisfechos (por lo menos yo). Llevábamos 33 kilómetros y 1000 metros de ascensión acumulada. No está nada mal para nuestro estado de forma.

Posando en el punto geodésico

¡Eh!, no te escapes...


Después de las fotos y de recuperarnos un poco, iniciamos la vuelta, que ahora sería casi todo de bajada, aunque claro está, con algunas subidas intercaladas. Pero eso sería lo menos relevante.

Una paradita antes de seguir


Bajada del Montau rápida, desviándonos por un camino alternativo, de gran pendiente y que algún día habrá que hacer de subida (algún día), atravesamos Begues por el carril bici que tienen allí, y ya bajada por carretera hasta llegar al desvío que me descubrió Carlos el otro día.

Es un tramo guapísimo de senderos y trialeras, bastante largo, que nos lleva a las inmediaciones de Sant Climent. Me puse yo delante para poder cogerles ventaja y pararme a hacerles unas fotos, que el otro día me quedé con las ganas.

Empiezan los senderitos

¡Qué "buena" foto!

Ésta es un poco mejor

Yo lo intento, pero no me salen...


Un tramo realmente muy, muy divertido. Disfruté muchísimo. Y la verdad es que lo bajé con más soltura que la primera vez, quizá también espoleado por el hecho de querer cogerles ventaja para poder fotografiarles después. El caso es que me lo pasé muy bien.

Una vez acabada esta zona, ya sólo faltaba completar algún tramo más de bajadas y subidas, pasando por el cementerio de Sant Climent, y luego hacer un tramo cortito de carretera para volver a meternos por los últimos senderos del día, ya en Sant Boi.

Un poco de callejeo, ver a Carlos subir la tremenda rampa que hace ya tiempo que yo no me atrevo a subir (creo que le estoy cogiendo miedo, jajajá), y llegar a la iglesia, donde dimos por acabada la ruta.

Ángel tenía prisa (ya le habían llamado varias veces por teléfono), y a Carlos aún le quedaba volver por el río a su casa, así que después de comentar brevemente la salida nos despedimos.

Yo aún me quedé un rato más por allí. No me pareció conveniente meterme ya en el coche, así que preferí seguir una calle que sale de la plaza de la iglesia, y que es llana, para hacer unos pocos minutos de recuperación de las piernas. Cuando estaba ya de vuelta hacia el coche ¡aparece Carlos!, que resulta que aún tenía ganas de más y había decidido subir a Sant Ramón.

Lo que pasa es que no iba muy bien de fuerzas, y además, mientras estábamos hablando de qué hacíamos aún allí los dos, veo que lleva la rueda trasera pinchada. Pues nada, que mientras él arreglaba el pinchazo, yo metía la bici en el coche y hacía unos estiramientos.

Finalmente decidió irse ya para casa, que con la tontería se había hecho un poco tarde, y tampoco iba tan sobrado como para meterse en las piernas esa última ascensión.

En definitiva, para mí fue una mañana muy divertida, en la que sufrí lo que ya me imaginaba que iba a sufrir (con lo que no contaba es que me fueran a entrar principios de “rampas”), con esa molestia ya constante en el tendón del cuádriceps de la pierna izquierda, disfrutando mucho de la bici y de la ruta, con un tiempo inmejorable, ya que no hacía frío pero tampoco calor, y bien acompañado, con muchas risas y cachondeo en general.

La ruta no estuvo nada mal. 55 kilómetros, con casi 1300 metros de ascensión, en seis horas y tres cuartos de salida, y cuatro y media de pedaleo.

Un perfil sin estridencias


Llegué a casa muy contento. De esas veces que llegas más contento de lo normal. La verdad es que me lo pasé muy, pero que muy bien.

Y como conclusión de la jornada, la constatación de que, si ya soy malo como ciclista, como fotógrafo soy pésimo...




“DOMINGO DE RESURRECCIÓN”

Ayer domingo me desperté con ganas de salir con la bici otra vez, por aquello de estirar y recuperar las piernas del ejercicio del día anterior, que la verdad es que las tenía bastante cargadas. Pero, aún en pijama, me senté en la bici y me dí cuenta de que no era la mejor idea. No veas si me dolían los isquiones, vaya con el nombrecito...

Así que después de pensarme bastante si salía a caminar, a correr, o no hacía nada, me pregunté qué era lo que me apetecía realmente. Y como me apetecía salir a correr, pues me vestí a lo cutre (a ver si me compro ya algo decente para ir a hacer “running”, como se dice ahora), me puse las bambas, y me subí al coche para ir hasta el punto de partida de mis aventuras “futinguísticas”.

No las tenía todas conmigo. Después de haber salido el sábado con la bici pensaba que quizá era forzar demasiado las articulaciones. Pero pensé que podía seguir los consejos que algunos me han dado, y caminar un rato, trotar unos minutos, caminar otro rato, trotar unos minutos...

Lo que pasa es que en cuanto empecé a caminar no pude resistirme y me puse a correr. Encima, a un ritmo bastante alto (claro, como había gente por allí, pues no podía empezar a correr a ese ritmo de tortuga al que he ido en las otras dos ocasiones). El caso es que empecé muy fuerte, pensando que en cuanto llegara un repechillo lo haría caminando. Pero no fue así, ya que sólo llevaba tres minutos corriendo, y creí conveniente seguir por lo menos hasta llevar cinco.

Nada, que cuando llevaba cinco minutos me pareció que eran muy pocos como para ponerme ya a caminar, así que ya me propuse llegar hasta la primera subida de verdad, y ahí ya vería qué hacía. Pues qué pasó, que justo allí había otro grupito familiar (los domingos ya se sabe), y claro, no me iba a parar justo delante de ellos...

Me “tocó” subir la cuesta corriendo, aunque en realidad ya tenía pensado intentar llegar al cruce del Pou dels Crestats sin parar, que ahí es donde tomo la primera referencia de tiempo. Las pulsaciones altísimas, seguro (suerte que no llevo el pulsómetro, jajajá), que el ritmo que llevaba, y la ruta del día anterior en bici estaban pasando factura. Pero claro, cuando pasé por el Pou llevaba tres minutos de mejora respecto de la otra vez (tres minutos sobre quince está muy bien).

Como no me dolía nada pensé en seguir hasta llegar a la curva del “Fondo de Can Dispanya” (lugar en el que me doy la vuelta, pues ahí sí que empieza una subida de las de verdad), y como ya había pasado la zona de más desnivel de subida, pues ya no iba tan cascado, aunque lo iba. El plan era llegar allí y volver hasta el coche andando...

Pero claro, como nunca hago las cosas tal y como las planeo, al llegar allí me dí la vuelta y seguí corriendo, que ya que estaba, pues nada, “hasta que me duela la rodilla”, me dije. La vuelta es más problemática, pues el camino pasa a tener una ligera pendiente de bajada, con lo que las rodillas sufren más. Estaba seguro de que en cualquier momento me empezarían a doler.

Pero no fue así, y seguí corriendo hasta llegar a la pequeña cuesta nombrada antes, que esta vez sí me dio por hacer andando, que tampoco se trataba de tentar a la suerte, y por caminar un poquito tampoco pasaba nada.

Un poco "tocado" sí que iba


Una vez hecha la bajada, y alguna foto, continué trotando, que ya hacía rato que más que correr, trotaba. Con el paso de los minutos, el objetivo a conseguir había pasado a ser llegar al final del camino sin que me doliera la rodilla. Y así fue. Acabé el camino sin dolor rodillil. Tengo que decir que no me lo esperaba. No sé si es que el haber salido con la bici había “reforzado” la zona, o es que mi cuerpo ya se está adaptando a ese tipo de ejercicio.

Total, que tan satisfecho estaba que quise seguir caminando (ahora ya sí, caminando) unos minutos más, que iba bien de tiempo, de fuerzas, y de ganas sobretodo. Pasé por el coche a beber agua, y cogí el camino de Can Casildo para hacer un ratillo más de paseo por la montaña.

Subiendo por el camino de Can Casildo


Me acerqué hasta la antigua Font Vella de Can Casildo, aquella a la que mi padre nos llevaba de pequeños. Y digo antigua porque si vas ahora es imposible encontrarla. Después de aquellas tormentas que hubo, en la que tantos y tantos árboles cayeron, y cómo no decirlo, debido a la pasividad o indiferencia del Ayuntamiento que sea, la vegetación ha acabado por tapar todo aquello, y es imposible reconocer tan siquiera el sitio.

Yo sé que allí hay una fuente porque había ido de pequeño, y porque hace sólo un par de años estuve allí con la bici, redescubriendo un lugar tan bonito como era aquel. Ahora sólo es un rincón más de la montaña.

Por ahí "había" una fuente


En fin, que después de estar allí un rato haciendo fotos y grabando un vídeo, me dí la vuelta y regresé al coche. Volví a casa muy contento, tal y como me pasó el sábado. Esta vez por haber podido hacer todo el recorrido previsto corriendo sin sentir molestias en las articulaciones. Eso no quiere decir que la próxima vez no me vaya a suceder lo contrario. Pero al menos esta vez no me ha dolido nada. Tremendo.

Cualquier día pongo también el perfil que me salga en la estática, ¡jajajajá!


5 kilómetros y poco, y 35 minutos corriendo. 3 kilómetros y algo, y tres cuartos de hora caminando. Muy satisfecho conmigo mismo. Eso sí, las piernas hechas polvo.

En definitiva, una semana que parecía iba a pasar en blanco, ha acabado siendo muy productiva. Estática, bici, correr... A ver si puedo seguir así. Poco a poco.

Eso sí, llevo ya un tiempo con un dolor constante en la rodilla izquierda (estando en reposo, que ya no es sólo al hacer ejercicio) que ya no tengo nada claro que sea del tendón del cuádriceps, ni tampoco del rotuliano. Ayayayayayyyyyy, la condropatía...


Bruno

6 comentarios:

  1. Em sembla que el proper encostipat et portarà de cap a la natació, així entre la bike, el run i desprès el swim.... ja seràs un triatleta!!! Quina super sortida i mega crònica (l'Iván sempre em diu que m'enrollo massa....)i encara que tu diguis el contrari, fas fotos molt xules (no sé amb quina càmera...). Estic contenta de veure que li fots canya i que tot i que el genoll "està" no t'ha privat de fer els 5 km corrents i les més de 4 hores sobre la bici. De veritat que m'alegro per tu!!! I, perquè vegis que segueixo els teus consells... "I keep on dreaming...". Cuida't!!!!!!!!

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  2. Una crónica muy bien escrita y muy divertida, se me escapaba la risa y la sonrisa en algunos momentos :-D Yo también opino que las fotos están muy bien, incluidas las que te quejas por la "sensación de movimiento" :-)

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  3. Mmmmmm, triatleta... no sona malament...
    Bueno, t'haig de dir, que a la feina hi han un parell de companys que fan cachondeo amb això del triatló. I tot per una vegada que vaig intentar creuar una riera per sota l'aigua, jajajaja!!!!
    I tu ves practicant de fer cròniques més llargues per quan tornis. Què és això de que t'enrolltlles massa??? :))
    "And dream until your dreams come true", és clar que sí!!!
    Moltes gràcies per tot Mònica. Cuida't tu també, per descomptat.

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  4. La crónica está bien, pero la salida estuvo mejor. Si casi siempre salgo riéndome en las fotos. La verdad es que me lo paso de fábula.
    Con el tema de las fotos hago lo que puedo.
    Claro, también he de tener en cuenta que bajar "lanzado" por una trialerilla, bajarme de la bici corriendo e intentar dejarla donde no moleste, sacar la cámara del bolsillo del camelback, sacarla de su funda, encenderla y prepararla, buscar un sitio bueno para hacer las fotos, y encima pretender que me salgan buenas fotos... quizás es pretender demasiado, jajajajá!!!
    Gracias por tus comentarios, Luis. Me alegro de volver a verte por aquí!!

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  5. Kumpañññññ!!!!
    Menudo fin de semana te has pegado y eso que según tú, estabas echo polvo. La semana que viene, lo mismo pero incrementando el ir nadando hacia el delta del Llobregat, jejeje.... Triatleta tú???, mejor cuadrileta, por lo de la estatica, jajaja...
    Vamos Bruno que vas por buen camino, a este paso te vas a poner como un toro.
    Por cierto muy buena compañia el sábado.
    Salud y a la piltra, que estoy doblao.

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  6. Pues es verdad, el sábado estaba hecho polvo, pero es que el lunes me dolía todo!!
    No sería mala idea lo de ir nadando hasta el delta del Llobregat, sino fuera porque no me atrevo yo a meterme en ese río. Entre lo sana que debe ser ese agua, y los patos mutantes que hay por allí...
    Lo de ponerme como un toro lo dejaremos en vaquilla, que ya no estoy yo para muchas "corridas"...
    Y otra cosa no, pero acompañar, lo hago muy bien, jajajajá!!!!
    Cuídate, que estás peor que yo!!

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