Sin metas pero con objetivos, sigo disfrutando de las bicis y de otras actividades. Intento aprender continuamente para mejorar como persona, física y mentalmente. Este blog sigue siendo una especie de diario personal en cuanto a lo ciclístico, pero va siendo hora de ir añadiéndole algunas cosas más que también captan mi atención...

lunes, 21 de junio de 2010

ALGUNOS LO LLAMAN TOMA DE CONTACTO


Antes de ayer sábado volvimos a salir juntos Carlos y yo.
Desde la salida que hicimos el 17 de mayo con Jorge, no habíamos vuelto a salir juntos.
Era un día apropiado para ello, pues Carlos no anda con muchas ganas últimamente (desde El Soplao no ha hecho más que unos pocos kilómetros), y a mí también me iría bien la compañía, que tantas salidas seguidas en solitario van dejando huella.

Hicimos una salida bastante larga en kilómetros y en horas, con un desnivel acumulado no exagerado pero aceptable, y con un perfil plagado de rampas de grandes porcentajes y algunas subidas bastante largas. Muchas paradas durante el recorrido, que yo agradezco, y un día caluroso por momentos, pero algo fresquito en general.

Una salida que a Carlos le sirvió para volver a hacer una gran kilometrada e intentar recuperar las ganas de pedalear, y a mí para continuar aumentando la intensidad del entrenamiento de cara a la VipXtrem de julio. Carlos también irá, a no ser que no acabe de recuperar esas ganas.

Aunque el tendón del cuádriceps izquierdo me fue dando la lata en muchos momentos, no tuve dolores de otro tipo en las rodillas.
Y como en todas las salidas desde El Soplao, me noté los gemelos de la pierna izquierda algo agarrotados, y con “ganas” de acalambrarse en algún momento. Creo que necesitaría ya mismo un buen masaje descontracturante en las piernas. Y en la espalda tampoco me iría nada mal.

Habíamos quedado a las ocho y media de la mañana en Sant Boi, en la Iglesia de Sant Baldiri, así que a las ocho en punto estaba ya subido en la bici e iniciando la bajada por carretera hacia Cuatro Caminos. Desde allí, también por carretera, hasta Sant Boi, a donde llegué a la hora acordada. Carlos ya estaba allí, por lo que después del saludo y hablar un momento sobre si nos mojaríamos o no, ya nos pusimos en marcha.

La mañana era un poco fresquita y soleada, aunque algunas nubes y las previsiones metereológicas nos hacían pensar que a lo largo de la mañana se podía torcer la cosa. Yo, por si acaso, había cogido el chubasquero.

Salimos de Sant Boi por la carretera que lleva a Sant Climent de Llobregat, donde, después de una breve parada en una panadería para que Carlos desayunara algo, ya nos adentramos por camino de montaña (La Carrerada) en dirección a Begues, con la idea de luego ir hasta la cima del Montau, a donde yo no había ido nunca.

El camino empieza tirando "pa’rriba", con unas rampas bastante duras en varios tramos, que me hacen poner todo el desarrollo para conseguir superar las pendientes del 20-22% que nos estábamos encontrando. El terreno, seco y algo roto, no ayuda a que la tracción sea la adecuada, por lo que hay que ir buscando la trazada buena para no ir derrapando.

Después de unos 6 kilómetros de dura subida salpicada con alguna que otra bajada, y de pasar por la Ermita del Roser, llegamos a Begues, donde callejeamos un poco en busca de la salida que nos lleve hasta la cima del Montau. Desde Sant Boi hasta aquí sólo llevamos 10 kilómetros, y ya hemos ascendido 500 metros. Como sea así todo el día, vamos a acabar reventados.

Suerte que el día, a pesar de ser soleado y de estar empezando a hacer bastante calor, era un poco fresco debido a la ligera bajada de temperatura de los últimos días, y además corría algo de viento que ayudaba bastante a no ir demasiado acalorado.

Desde Begues tomamos una carreterilla de esas por las que no pasa nadie, y que está asfaltada porque va a parar a una central eléctrica. Es una carreterilla que gusta hacer con la bici, pues va subiendo con una pendiente bastante continua que permite rodar a un buen ritmo, tirando de plato mediano y jugando con el segundo y tercer piñón.

Las vistas empiezan a ser buenas, pues se divisa una zona bastante amplia de las montañas. Después de unos minutos de subida a un ritmo constante, tirando de cadencia, llegamos a la estación eléctrica “Punto Sur”, después de haber hecho los últimos cientos de metros a un ritmo más alto debido al medio-pique que llevábamos Carlos y yo.

En condiciones normales Carlos me tendría que haber sacado varios minutos de ventaja sólo en ese tramo de asfalto, pero como no anda muy fino yo podía seguir su ritmo e incluso adelantarle en varias ocasiones.

Tengo que decir que quizá haya sido la única salida que he hecho con él en la que no se me escapaba mucho en las subidas, incluso íbamos juntos en muchos momentos, ya que por no estar sobrado de fuerzas nunca fue a un ritmo demasiado alto para mí.

Una vez pasada la estación eléctrica aún quedaba hacer un duro tramo de un par de kilómetros otra vez por camino de montaña, con unas rampas bastante duras que volvieron a poner a cada uno en su sitio.

Ya casi llegando a la cima nos paramos a hacer unas fotos ineludibles en la caseta de los forestales.

Haciendo el tonto

Una pose para el recuerdo

Panorámica desde la caseta, y hacia su parte trasera.
Al fondo, los radares metereológicos del Puig d'Agulles y del Puig Bernat.
Por medio, muchas torres de electricidad



Unos minutos después seguimos el camino para acabar de llegar a la cima, donde volvemos a hacernos unas fotos que den fe de que estuvimos allí. Aparte, un breve avituallamiento.

Te encuentras de todo por la montaña

El punto geodésico del Montau


Tocaba ahora iniciar el descenso por un camino de fuerte pendiente que pasa al lado de las canteras que hay allí, y que estaba en mejores condiciones de lo que nos esperábamos. Son un par de kilómetros de bajada continua en un momento de la cual aprovecho para hacer una fotito representativa.

Por allí viene Carlos


Al acabar la bajada llegamos a la carretera que une Begues con Olesa de Bonesvalls, localidad esta última a la que llegamos después de unos minutos de rodar a un ritmo ligerito.

Allí paramos en una fuente para reponer agua en los bidones, y continuamos nuestro camino, ahora por la pista forestal que lleva hacia Can Grau. Vaya, precisamente no me apetecía volver a hacer ese camino, que el domingo anterior ya tuve bastante. Pero bueno, era necesario para poder realizar el recorrido que Carlos tenía planeado.

A medio camino nos paramos para que Carlos se asome a ver el Avenc de l’Esquerrà, en el que nunca se había parado.

En el Avenc de l'Esquerrà

Placa conmemorativa del primer descenso

Había unos espeleólogos allí dentro


Seguimos el camino de continua ascensión en ligera pendiente, charlando y pedaleando a un ritmillo tranquilo, y al poco llegamos a la carretera que va de Olivella a la urbanización La Plana Novella. La tomamos en dirección a la urbanización, a donde llegamos después de un par de kilómetros forzando un poquito el ritmo.
Una vez allí, callejeamos para llegar a nuestro siguiente destino, que era el monasterio budista de Palau Novella.

El Palau Novella


Descansamos un poco, hacemos algunas fotos, y en el restaurante que hay allí nos aprovisionarnos otra vez de agua. Había que aprovechar, que Carlos parecía tener más ganas de hacer paradas que yo.

Después de un rato allí parados retomamos nuestra ruta, ahora con la vista puesta en la cima de La Desfeta, a la que llegaremos después de hacer la subida que va de La Plana Novella a las inmediaciones de Begues, y luego hacer la subida propiamente dicha a esa cima.

La subida desde La Plana Novella la hicimos a un ritmo bastante constante, sin forzar, pero tampoco yendo de paseo, y lo que es la subida a La Desfeta la hicimos a un ritmo más elevado. Al menos eso considero yo, que fui todo el camino intentando que Carlos no se me escapara, y aprovechando que lo llevaba delante para tener una buena referencia y forzar un poco mi ritmo.

Una vez en la cima aprovechamos para descansar un poquito, comer algo, y hablar de lo que íbamos a hacer a continuación.

Nuestras caras hablan por sí solas

El Canal Olímpic de Castelldefels, visto desde La Desfeta


A estas alturas de la salida ya llevaba yo uno 70 kilómetros, y un buen tute en las piernas, por lo que no era mala idea ir pensando en volver ya para casa.

Aún así, todavía nos quedaban “un par de cosas por hacer”, por lo que después de reponer fuerzas volvimos a subirnos a las bicis para iniciar la bajada, ahora pasando por dos cortas trialeras que atajan el camino.

Una vez acabada la bajada de La Desfeta nos incorporamos a la carretera que lleva a Viladecans, por la que bajamos un par de kilómetros hasta desviarnos para tomar el Camí de la Salena, ya por montaña, y que lleva a Sant Climent previo paso por el Coll de Can Bori y por el cementerio de la localidad.

Este es un camino paralelo al que habíamos hecho de buena mañana, para subir de Sant Climent a Begues, y que ya lo hemos hecho en otras muchas ocasiones. Se trataba simplemente de volver por un sitio diferente.

Una vez en Sant Climent, y sólo “por hacer la gracia”, nos metemos por una calle que acaba en una cuesta corta pero bastante dura, y que va a parar a la cima de una pequeña colina llamada El Pedró, donde hay un depósito de agua. Suerte que la subida está cementada, porque mis piernas ya no tenían mucha fuerza para subir sus rampas del 18-20%.

Después de hacer la gracia del Pedró, callejeamos por la localidad para tomar la carretera que nos lleve a Sant Boi. Después del primer tramo de subida de la carretera, encaramos ya la bajada a Sant Boi, pero antes de llegar nos desviamos para hacer la última ascensión “importante” del día. ¿Cómo nos íbamos a marchar a casa sin haber subido a la ermita de Sant Ramón, en la cima del Montbaig?

Venga, vamos “parriba”, que ya nos queda menos. Menos fuelle, menos fuerzas, menos ganas, menos de todo. Me tomo la subida con mucha calma, con demasiada calma. La empiezo ya poniendo el plato pequeño casi desde abajo, y poco a poco, según cojo ritmo, voy bajando piñones hasta que ya me decido a poner el plato mediano y dar todo lo que me quedara. Bueno, casi todo, que aún tenía que volver a Corbera.

Carlos llegó arriba bastante antes que yo, que me conformé con llegar apretando lo que podía. Unas fotos, barrita energética, bebida...

En la Ermita de Sant Ramon

No estaba claro si me acabaría pillando la lluvia de vuelta a Corbera


Bueno, ahora ya sólo faltaba bajar hasta Sant Boi, donde nos despediríamos para ir cada uno a su casa. Cogimos agua en la fuente que hay llegando al final de la bajada de la montaña, y nos dirigimos hacia Sant Boi por el camino menos fácil, aunque no por eso difícil. Simplemente tenía un par de repechillos de esos que se hacen casi por inercia.

Una vez en el pueblo, por supuesto no pudimos salir de allí sin pasar por esa calle que tanto nos gusta, y que es una subida de unos 100 metros con un fuerte desnivel, y que hacemos siempre en un sprint sostenido que provoca una quemazón brutal en los cuádriceps. Cuando ya parece que has llegado arriba (más que nada porque ya no puedes más), levantas la vista y aún te quedan unos segundos de sufrimiento. Es cierto, “sarna con gusto no pica”.

Después de eso ya nos paramos en el puente que lleva al camino del río, por donde se iría Carlos, y estuvimos un par de minutos charlando sobre cómo había sido la ruta, y sobre si nos pillaría la lluvia. Ya nos despedimos, pues Carlos tenía prisa por llegar a casa y marchar a ver una cortísima cronoescalada que se hacía en L’Hospitalet, y a la que se había apuntado su primo Jorge.

A mí aún me quedaban los 15 kilómetros de vuelta hasta casa, así que me tomé media barrita y medio gel, me mentalicé de que lo haría sin problemas, y emprendí la marcha.

Tardé algo menos de una hora en llegar a casa. No iba del todo mal. Bastante cansado y con las piernas muy justas de fuerzas, pero sobretodo, lo que llevaba peor era el culo, que iba bastante escocido después de ocho horas de ruta. Me resultó extraño, porque otros días no me ha molestado tanto. Supongo que en esta salida estuve más tiempo sentado que en las dos o tres que había hecho anteriormente.

Así, manteniendo un ritmo más que aceptable para el trotre que llevaba ya encima, fui haciendo kilómetros, pensando que en peores condiciones había llegado en otra ocasión, y no queriendo hacer esfuerzos de última hora innecesarios.

La subida desde La Palma hasta Corbera se me hizo más llevadera de lo que esperaba, poniéndome de pie cuando ya notaba muy mal el culo, y subiendo con una cadencia bastante aceptable. Por momentos se me pasó por la cabeza la idea de subir hasta La Creu Aregall, pero no fue más que eso, una idea fugaz.

Finalmente llegué a casa, bastante hecho polvo, aunque no destrozado, y pensando que la salidita que habíamos hecho no había estado nada mal.

La ruta desde el satélite

Un perfil con muchas puntas


8 horas y 45 minutos de ruta, para 7 horas y 15 minutos de pedaleo, 115 kilómetros recorridos, y 2500 metros de ascensión acumulada.

Aún resonaban en mi cabeza las palabras de Carlos cuando nos estábamos despidiendo: “como toma de contacto no ha estado mal”.
¡¡¡¡“Como toma de contacto”!!!!

En fin, cada uno a su nivel, y yo, a mi ritmo.


Bruno

2 comentarios:

  1. Pues la verdad, es que sí, como toma de contacto no esta mal, por lo menos para mí. Ya es un logro salir y más hacer estos kilometros con este desnivel.

    Te he visto muy bien toda la salida, algo cansado al final (normal, quien no lo estaba) pero bastante bien fisicamente y moralmente.

    Nos ha faltado dar una vuelta más y alguna subida que nos hemos dejado por el camino, jejeje.... para completar la ruta, pero ya se hara otro día.

    Solo nos quedan tres semanitas y a pensar en la vacaciones (yo por lo menos), haber si mañana volvemos a salir otra vez, mira que me cuesta arracar, joer.......

    Y de nivel no hablemos, que yo estoy por los suelos.

    Kumpaññññ!!!!!! Merci por la compañia, ya sabes que se agradece.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que ya te tocaba hacer una salida un poco larga, que entre una cosa y otra, vaya mes llevas.

    Yo no ando mal del todo, aunque tampoco me noto sobrado precisamente. Eso sí, aguanto más o menos bien los 100km. De moral sí que voy bastante bien, que ya es algo.

    Y claro, llevarte ahí delante de referencia también ayuda. Buena compañía la tuya, y buen nivel cumpany, aunque lo tienes un poco escondido, jajaja.

    Como bien dices, otro día hacemos esas subidas que nos hemos dejado por hacer, aunque lo de dar otra vuelta...

    Bueno, no pienses mucho en las vacaciones, a ver si las vas a coger antes de tiempo!!

    ResponderEliminar